Matías Gabriel Pereyra se fue a la cárcel como un guapo, en lo que fue el arresto más épico de la década. El fiscal Santiago Marquevich, cabeza de la UFESE y de la Fiscalía Federal de Hurlingham, lo buscaba como el capo de una banda de secuestradores célebre por usar un Ford Focus en sus asaltos, la más prolífica de la historia reciente. Eran cowboys de un delito en extinción: ya casi nadie secuestra en el hampa, porque la pena es dura y el botín es incierto, más fácil es un cuento del tío. Pero Pereyra era de la vieja escuela, un reincidente serial que ya tenía dos condenas previas en tribunales orales de San Martín y Mercedes. Ya había sido condenado en 2009 por secuestrar a una mujer cerca del shopping Plaza Oeste. En 2013, fue acusado de robarle un auto a Moria Casán.
La “Banda del Focus”, como pasó a la historia, cometió seis secuestros entre febrero y abril de 2019 en la zona oeste. Todos los hechos fueron al voleo, marcando autos caros, con víctimas encañonadas con una 45, sin aguantaderos o agónicas negociaciones. Todos los secuestros ocurrían sobre autos, con rescates en vivo y en movimiento.
Pereyra no fue un prófugo eterno; se lo llevaron rápidamente. Fue en abril de 2019. Estaba echado en su cama viendo Doctor House cuando la DDI de Morón entró a los gritos en su casa de Marcos Paz. Resistió a tiros. Solo lo frenó una bala. Durante el operativo y cuando el hombre estaba esposado sentado en un banco, se acercó su mujer, con una bebé en brazos. Pereyra le dijo: “Si te llevan en cana, yo me voy a hacer cargo de todo. Adonde entrés, cárcel que sea, vos parate de manos y recagá a puñaladas a cualquiera que esté ahí adentro que después yo voy a hacer quilombo para que nos veamos, ¿listo?”.
Al final, Pereyra tuvo que tragarse sus palabras. A fines de agosto de 2021, el Tribunal Oral Federal N°5 de San Martín lo condenó a diez años de cárcel. La imputación completa es hipnótica si lee en voz alta y de corrido. Fue condenado como autor de tres secuestros extorsivos agravados por haberse cobrado el rescate exigido y por haberse cometido con la intervención de tres o más personas, cuatro robos agravados por haberse cometido con arma de fuego cuya aptitud para el disparo no pudo tenerse por acreditada, en poblado y en banda, un robo agravado por haberse cometido con arma impropia, tenencia ilegítima de arma de guerra, resistencia a la autoridad, encubrimiento agravado por su procedencia ilícita y ánimo de lucro, y como jefe de una asociación ilícita.
También, le computaron sus penas previas, para sumar 24 años en total. Eduardo Oscar Carabajal, Alan Pablo Mayorano, Braian Esteban Aquino y Juan Eduardo Oroná recibieron penas de entre 17 y cinco años como sus cómplices.
Faltaba uno en caer: Franco Matías Aquino, de 23 años, el supuesto chofer del Focus, familiar de Braian Aquino. Hábil como en sus carreras, se mantuvo en fuga más tiempo que sus propios jefes en el hampa. Cayó este sábado por un error tonto que cometió.
Al chofer lo venían siguiendo hace tiempo. Le habían plantado escuchas autorizadas por el juez Néstor Barral, se analizó su geolocalización. Al final, lo marcaron. No se había escabullido por la Triple Frontera ni se puso una nariz falsa. Vivía su vida como siempre. Determinaron que iba a salir el sábado de la casa de sus padres en Ituzaingó a una fiesta, acompañado de una mujer.
El Departamento de Casos Especiales de la Bonaerense sabía que se movía en un viejo Renault 9 azul. Así, lo siguieron. Aquino arrancó. Escuchó la voz de alto policía tres cuadras después. Aquino no se resistió, pero hubo un poco de velocidad: un patrullero chocó contra dos jóvenes que pasaban en moto, que resultaron heridos y fuera de peligro.
Al chofer se le imputan tres hechos de secuestro extorsivo más varias imputaciones de robo. Todavúia no fue indagado por el juez Barral. La dirección donde lo encontraron es literalmente su domicilio fiscal declarado, el error más común en prófugos de la historia reciente. Datos de la UFESE, el ala de la Procuración dedicada al investigar la problemática, a cargo del fiscal Santiago Marquevich, detallan meses enteros sin hechos. Durante 2021, se reportaron 29 casos, la cifra más baja desde 2015.
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