En la mañana de hoy, un adolescente de 17 años fue detenido como uno de los sospechosos de asesinar en junio pasado a Leonel Iván Zamorano, también de 17, en la Villa 18 de septiembre, en la localidad bonaerense de Billinghurst, partido de San Martín. El crimen ocurrió en un presunto ataque sicario relacionado con un conflicto narco en la zona, donde además fueron heridos de bala dos amigos de la víctima que estaban junto a él. Uno de ellos, Emmanuel Mosqueda, de 37, permaneció internado en grave estado hasta ayer, cuando finalmente falleció.
Así, la detención del joven se concretó en medio del velatorio de un amigo del arrestado, en el momento en que junto a tres sujetos dispararon tiros al aire con una vieja ametralladora FMK3, un clásico ritual tumbero de despedida.
Tras el arresto realizado por la Policía Bonaerense a pocas horas de conocerse la noticia de un nuevo muerto en la causa, los detectives judiciales del caso pusieron en duda que el nuevo detenido sea quien mató a Zamorano y a Mosqueda la madrugada del 2 de junio pasado.
De este modo, según confirmaron fuentes judiciales con acceso al expediente a Infobae, las sospechas cayeron sobre el joven detenido debido a que lleva el mismo apellido de uno de los hombres buscados por el fiscal Fabricio Iovine, titular de la UFI Nº1 de San Martín, a cargo de la investigación de los crímenes. En el momento que analizaron la información llegada desde el Fuero de Responsabilidad Juvenil de San Martín, a cargo del joven, comenzaron las dudas.
El principal interrogante, según explicaron a Infobae, es que el hombre buscado sería mayor, entonces, si el ahora detenido efectivamente es menor de edad, como aseguró, ya que aún no presentó ninguna documentación que lo acreditara, la hipótesis de su participación en los crímenes se desvanecería.
Otra de las cuestiones que los investigadores tienen por delante, según explicaron a este medio, es que aparezca un supuesto testigo clave y que declare en la causa. De acuerdo a la información oficial, el fiscal Iovine aguarda la promesa realizada por el grupo de detectives policiales del caso. Supuestamente, hay una persona que vio el momento exacto cuando ocurrió el ataque sicario y podría aportar datos de relevancia para la investigación. Como, por ejemplo, la identificación de los atacantes. Sin embargo, aún no fue a la fiscalía a testimoniar lo que sabe.
Incluso, por estas horas, ese testigo sería de gran importancia, ya que podría corroborar si el nuevo detenido estuvo involucrado en el hecho, según indicaron fuentes del caso. Debido al tiempo transcurrido desde ocurrido el hecho, los detectives comienzan a pensar que tal vez no exista tal “testigo clave”.
De esta manera, el fiscal Iovine aguarda más detalles sobre el nuevo detenido, mientras trabaja por su cuenta para determinar su participación.
Por el momento, lo más seguro parece ser que las muertes de Zamorano y Mosqueda quedaron en medio de una trama narco que envuelve al partido de San Martín.
Ambos crímenes, con características de ajuste narco, ocurriendo dentro del barrio históricamente controlado por el narco ahora preso Miguel Ángel “Mameluco” Villalba. En esa zona, en la localidad de Billinghurst, “Mameluco” mantendría una disputa con Max Alí Alegre, alias “Alicho”, otro líder narco preso. Por eso se cree que los asesinatos de Zamorano y Mosqueda, serían parte del saldo de esa brutal guerra.
Para los investigadores policiales que trabajan la zona, los líderes narco logran escabullir sus directivas por entre los barrotes de sus celdas y libran una contienda armada por el territorio a la vista de todos. Los muertos se repiten. Y la conclusión es terrible: a pesar de las últimas redadas y causas penales, a pesar de las muertes por la cocaína envenenada ocurridas a comienzos de este año, San Martín sigue siendo un territorio indomable.
Pocos días después de ese ataque, ocurrieron tres crímenes con características similares y en la misma zona, donde ambos narcos llevarían el control de la venta de drogas. Si bien ningún detective confirma que esas muertes están vinculadas a la presunta disputa entre “Mameluco” y “Alicho”, los indicios llevan a pensar que se inició una rencilla que nadie sabe cómo puede concluir.
“Si tiene cuatro patas, tiene cola y ladra, es perro”, dijo un detective de la zona a Infobae, quien intentó graficar que más allá que no esté confirmado, lo que ocurre en la zona es evidente. El negocio local de la droga está vinculado a cada una de las muertes.
SEGUIR LEYENDO