“Yo quería sacar el olor a sangre”: la escalofriante declaración de la empleada doméstica de María Marta García Belsunce

Ema Ramona Benítez declaró este miércoles en el proceso contra Nicolás Pachelo y los ex vigiladores del Carmel. También lo hizo “Pichi” Taylor, una de las mejores amigas de la víctima; y un vecino del Carmel

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El vigilador Ortiz y Pachelo, en la audiencia de hoy
El vigilador Ortiz y Pachelo, en la audiencia de hoy

La séptima audiencia del juicio por el crimen de María Marta García Belsunce se realizó este miércoles con la declaración de Ema Ramona Benítez, quien había sido empleada doméstica de la víctima. Luego fue el turno de una de las mejores amigas de García Belsunce, Nora “Pichi” Burgués de Taylor, y de un vecino, Segio Félix López. Asimismo, el abogado de Nicolás Pachelo reconoció que su defendido evalúa declarar ante el tribunal, algo que hasta el momento no hizo.

La empleada doméstica era una presencia constante en la vida de María Marta. Asistía a los comedores donde la víctima realizaba trabajo solidario. También tuvo un rol difuso en el expediente. Fue quien limpió el baño y el cuarto de la casa del matrimonio Carrascoa-García Belsunce cuando la familia fue al cementerio. También descartó la almohada con sangre donde apoyaron la cabeza de María Marta, así como una camisa blanca ensangrentada.

“Había terminado de limpiar el baño, pero el olor a sangre seguía. Entonces, tiré mucha agua, detergente y lavandina; y con un cuchillo limpié la zona del desagüe, incluso saqué los tornillos y la rejilla. Yo quería sacar el olor a sangre”, aseguró en sus primeras palabras ante el tribunal. Su declaración fue breve.

Luego, comenzó el testimonio de Taylor, vestida en un chaleco inflable negro. “Pichi” Taylor, veterinaria, que estuvo acusada de encubrimiento y luego fue sobreseída en la investigación original del caso, participó de uno de los careos más resonantes con Inés Ongay, otra amiga de la víctima, durante el juicio a Carlos Carrascosa.

Ahora, la amiga de María Marta declaró en el juicio contra Nicolás Pachelo y dos ex vigiladores del country Carmel, acusados de haberla matado durante un robo ese 27 de octubre de 2002. Taylor cargó directamente contra Diego Molina Pico, fiscal original de la causa: “Tuvimos la desgracia de tener un fiscal como Molina Pico, un soberbio inepto”.

Nora Taylor, de espaldas ante el tribunal.
Nora Taylor, de espaldas ante el tribunal.

Se le quebró la voz cuando habló sobre el fiscal, no sería la única vez durante su declaración. “Fue terrible lo que hemos vivido, el daño que nos ha hecho, a mis hijos, a mi familia, a mi matrimonio. No podían salir los chicos, los tuve que mandar al campo, que me vaya a buscar un patrullero a mi casa... ¿Por qué todo eso? ¿Por qué tuve que vivir eso? Fue durísimo y sigue siendo duro para mi familia y mis hijos, ellos tienen un futuro… ¿Saben lo q es sentir que sus hijos son apretados amenazados?”.

Luego, la amiga de María Marta dijo que, por el tiempo en que se cometió el crimen, no conocía Pachelo, pero sí a la pareja de su padre, Roberto Pachelo; habló de los rumores sobre una computadora robada a uno de los vecinos de Carmel “que se encontró en el auto de un jardinero”, quien luego declaró que “se la había dado Pachelo como parte de pago”; y que “los domingos a la tarde eran los robos (en el country) cuando la gente no estaba”.

También la testigo hizo referencia a los rumores que envolvían en el country Tortugas a Nicolás Pachelo sobre que “le quemó la cuna a un hermano, le prendió fuego la casa” y, además, sobre “situaciones de violencia”.

Fue en ese contexto que recordó varias situaciones puntuales con el imputado tras el crimen de María Marta. Una fue en su casa, ella no estaba pero sí la empleada que iba a planchar: “Cuando ella le dijo que yo no estaba, preguntó por mis hijos; y ella le respondió: ‘¿Quién habla?’. Le respondieron: ‘Soy Nicolás Pachelo y quiero avisarte que cuando tu patrona esté presa le voy a llevar cigarrillos’”.

María Marta y Carlos Carrascosa
María Marta y Carlos Carrascosa

La segunda vez que se lo encontró fue en la fiscalía, tiempo después del crimen. Ella salía junto a su abogado en un auto cuando se le cruzó “un señor” y mostró el gesto que le hizo con la mano, como cuando alguien simula que dispara usando el dedo pulgar e índice, y luego sopló el índice. Y siguió: “Pensé, ¿qué es esto? Y le dije a mi abogado que debía ser Pachelo. Él me respondió qué cómo que no sabía, que era Nicolás Pachelo”.

Además, relató que dos de sus hijos mayores se sintieron intimidados por Pachelo en un boliche y en una pizzería, por lo que se hizo la denuncia: “Tuve consigna policial adentro de mi casa de Carmel”, amplió.

A Taylor se le volvió a quebrar nuevamente la voz, incluso largó en llanto, cuando los fiscales discutieron con el juez Osvaldo Rossi por cuestiones procesales, en una jornada con los ánimos embravecidos entre las partes y entre los fiscales y los magistrados. Incluso Rossi le dijo “maleducado” al fiscal Federico González, cuando le llamó la atención por una pregunta indicativa que señaló la defensa del vigilador José Ortíz.

Taylor y Benítez (Foto: NA)
Taylor y Benítez (Foto: NA)

Los ánimos se elevaron antes del cuarto intermedio, cuando la defensora de Pachelo, Raquel Pérez Iglesias, se quejó porque no le avisaron sobre un tercer testigo. No terminó ahí: la discusión siguió en la calle.

En ese contexto, Roberto Ribas, abogado de Pachelo, deslizó que su defendido tiene ganas de declarar, pero que, en el contexto beligerante de la audiencia, no sabía si era prudente. Hasta el momento no lo hizo, pero en su reciente entrevista con Infobae, el acusado negó toda participación en el crimen.

La jornada en los tribunales de San Isidro cerraba la presentación de testigos este miércoles con la declaración de López, un vecino y quien fuera integrante de la subcomisión de seguridad de Carmel, quien habló sobre los robos de los palos de golf del que acusaron a Pachelo antes del crimen y de cómo María Marta contó que sabía que el ahora imputado había tenido a su perro Tom (desaparecido y por el que le pedían rescate) en el baño de servicio de su casa.

Sobre ese punto, “Pichi” Taylor, al momento de declarar, recordó que antes de esa reunión que mencionó López, la víctima le había confesado que no se animaba a decirles a los vecinos lo que sabía sobre lo que le había pasado a su perro porque “le tenía miedo a Pachelo”.

El vecino López, en tanto, luego contó sobre una cámara de video que usó el ex vigilador Ortiz para filmar a los chicos del country a los que no se podía revisar, pero que se sospechaba que entraban con bebidas alcohólicas. En ese contexto, cuando él vio el video que le mostró el por entonces guardia de seguridad junto a los adolescentes acusados, descubrieron que al final de la cinta había otro video, de las vacaciones de un amigo de uno de esos chicos. “La filmadora había sido robada en el country Pilar del Lago”.

Y agregó: “Ortiz había estado reticente a darle la cinta, y se notaba que el video se había borrado para regrabar, y en ese borrado se notaba que había sido en el country”. López recordó que fue a principios de 2003.

“Le dijimos a Molina Pico sobre este robo en otro country, con el vigilador del Carmel, pero nos dijo el fiscal y lo digo textual porque me lo acuerdo: ‘No me interesa. Esto ocurrió en otro lado, vayan a hacer la denuncia a la fiscalía de turno’”.

Y agregó el testigo que Molina Pico les expresó: “‘Estoy cansado de que se trate de imputar a gente trabajadora que no tiene nada que ver con el crimen’, eso nos dijo”. Luego remarcó que la primera vez que lo llamaron a declarar fue el 7 de agosto de 2018, cuando lo citaron los fiscales Andrés Quintana y María Inés Domínguez, quien mandaron a juicio a Pachelo, Ortíz y Norberto Glennon: “Fue la única vez. La segunda es hoy. No me llamaron nunca en 16 años. Ni la fiscalía ni la defensa de Carrascosa”.

La audiencia finalizó a las 16.50, aproximadamente. Antes de culminar su declaración, el testigo remarcó que, luego de que se descubriera el crimen, “Carrascosa se quejaba por los vigiladores, y eso era algo que tenía que investigar la Justicia. No podíamos hacer nada más que cumplir con el requerimiento de la fiscalía”.

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