La sexta jornada del juicio por el crimen de María Marta García Belsunce comenzó con declaraciones explosivas. La más importante fue la del segundo testigo de la jornada, llamado Mariano Maggi. Se trata de un empresario dueño de concesionarios, que en el año 2000, dos años antes del homicidio de la socióloga, tuvo una fuerte pelea con Nicolás Pachelo por la venta de una camioneta. El hombre explicó que el ahora principal imputado del asesinato lo estafó con cheques por un monto de 25 mil dólares.
En ese contexto, y bajo juramento, Maggi dijo que el acusado le rompió dos veces los vidrios de su concesionaria y que lo amenazó varias veces. Especificó que, incluso, Pachelo lo llamó por teléfono y él dijo: “Si tuve los huevos para matar a mi padre, imaginate lo que puedo hacer con vos. Matarte no me significa nada”.
Cabe recordar que Roberto Pachelo, padre de Nicolás, fue encontrado con un tiro en la cabeza en su casa. Si bien la causa fue cerrada como suicidio, la propia familia Pachelo sembró dudas en el expediente. Incluso, figuran testimonios de persona que dijeron creer que su hijo Nicolás lo había asesinado, ya que era la única persona que estaba con él al momento del disparo.
En el testimonio de este martes, Maggi contó que primero conoció a Roberto Pachelo y, luego, a su hijo Nicolás. Fue en el mundo de las carreras de Turismo Nacional en la década del ‘90. Más tarde, relató que a principios de 2000, el imputado se acercó a su concesionaria de Pilar para comprarle una camioneta Grand Cherokee valuada en 25 mil dólares. Y dijo que fue estafado por el vecino del country Carmel.
El testigo aseguró que Pachelo le dio una serie de cheques que fueron rebotados con reporte de robo y que nunca más le pagó la camioneta. “Siempre me decía que me iba a pagar y nunca lo hacía. Lo único que me repetía es que no se tenía que enterar nadie. Me dijo que tenía problemas en el banco. Pero lo cierto es que esa plata la tuve que poner yo de mis ahorros. Le hice un juicio y luego vinieron las amenazas”, afirmó el empresario.
Maggi explicó que hizo una demanda contra Pachelo y que una jueza de Pilar decidió inhibirlo por la estafa con la camioneta. Ahí comenzó, según sus dichos, un infierno de amedrentamientos.
“Después de la inhibición, me rompieron dos veces los vidrios de la concesionaria a piedrazos y recibí varios llamados de amenazas. Recuerdo puntualmente una llamada de Pachelo. Yo venía por el kilómetro 89 de la Ruta 8 cuando me llamó. No me voy a olvidar nunca más la frase. Me dijo: ‘Si tuve los huevos de matar a mi padre, imaginate lo que puedo hacer con vos. Matarte a vos o a tu vieja no me significa nada’”, recordó el testigo.
Mientras el empresario mencionaba esa frase en la sala de audiencias de los tribunales de San Isidro se hizo un silencio profundo. Prácticamente, nadie hizo ni un gesto, salvo Pachelo. El acusado comenzó a menear su cabeza en forma de negación. Incluso, movió sus labios en lo que pareció ser un insulto, que no se llegó a escuchar.
No fue el único episodio de amenazas que el testigo aseguró haber vivido. Contó que, incluso, el propio Pachelo lo fue a increpar a la concesionaria: “Vino a verme, se sentó en mi escritorio y me dijo que él me había roto los vidrios y que no me había prendido fuego el local porque le parecía un buen tipo”, aseguró.
A raíz de una pregunta del fiscal Patricio Ferrari, Maggi hizo una valoración personal pero, al mismo tiempo, muy dura contra Pachelo: “Cuando lo tuve enfrente vi al diablo en sus ojos”.
No fue el único testimonio que complicó a Pachelo. La primera en declarar fue Cristina Barrientos, empleada doméstica de una de las casas de Carmel en la época del crimen. La mujer explicó que una noche de 2002, antes del asesinato de María Marta, salió a caminar por el country y se cruzó con la empleada que, en ese entonces, trabajaba para Pachelo.
“Cuando terminé de trabajar, salí a caminar por el barrio y me cruzo con esta empleada de Pachelo, que me cuenta que en su casa estaba la mascota de María Marta secuestrada, y que Pachelo le había pedido rescate”, explicó Barrientos ante los jueces del TOC N°4 de San Isidro sobre Tom, el perro labrador de la víctima que desapareció y por el que recibía llamados extorsivos.
Tal como contó Infobae, ese hecho quedó comprobado en el expediente. Luego del crimen, un veterinario declaró que Pachelo le dejó un perro negro que tenía una curiosa lastimadura en la parte izquierda del cuerpo. Justamente, la mascota de María Marta se había cortado con las hojas de una bordeadora de césped antes de su desaparición.
El secuestro de Tom fue mortificante para María Marta y provocó que la socióloga pida la expulsión de Pachelo cosa que, según la acusación de los fiscales, provocó un odio particular del vecino para con la víctima.
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