Tras las quejas de la familia y de la defensa de Adrián Bustamante, el hombre asesinado el pasado 10 de julio por una patota de al menos 15 personas en una estación de servicio en José C. Paz, el fiscal general de San Martín, Marcelo Lapargo, decidió cambiar a la fiscal que estaba a cargo de la investigación, Silvia Bazzani. Los cuestionamientos sobre Bazzani, titular de la UFI Nº 23 de Malvinas Argentinas, recaían en que desde que tuvo la investigación no ordenó ninguna detención, a pesar de tener a varios de los sospechosos identificados.
Ahora, la causa quedó a cargo del fiscal Carlos Hermelo, titular de UFI Nº 18 por orden de Lapargo. “Ayer me acerqué a la fiscalía. No había ningún sospechoso, así que la causa todavía no tiene muchas cosas. Me dijeron que están recabando pruebas, pero la verdad es no avanza”, había criticado la esposa de Bustamante, Ada, en una entrevista realizada por Infobae la semana pasada. La mujer está representada por el estudio del abogado Matías Morla.
El letrado, por su parte, fue quien impulsó el corrimiento de la fiscal Bazzani de la causa. “Los amigos y vecinos de Adrián nos hicieron llegar datos concretos y precisos de esa banda que paraba en un kiosco de la zona. Nosotros aportamos los datos, pero desde la fiscalía se avanzó poco y nada”, aseguró Morla.
De esta manera, Morla presentó los cuestionamientos sobre la inactividad que tuvo Bazzani y finalmente fue desplazada de la investigación por el fiscal Hermelo, quien, según aseguraron, ya trabaja para ordenar las detenciones.
“Pasaron 12 días del brutal asesinato televisado de Adrián Bustamante y aún la Justicia no tiene un solo detenido. La fiscal Bazzani no pidió la detención de ninguno de los que participaron del asesinato, a pesar de que sus rostros pueden verse nítidamente en las imágenes de las cámaras de seguridad”, indicaron desde el estudio de abogados de Morla.
El hecho ocurrió el domingo 10 de julio por la madrugada en el cruce de la avenida Hipólito Yrigoyen (Ruta 197) y la calle Julián Martel y casi toda la secuencia quedó filmada tanto por la cámara de seguridad del lugar como por las del Municipio. Así, todos los implicados quedaron captados por las imágenes.
Además, en el kiosco donde presuntamente paraba la patota asesina antes del crimen (que se ubica del otro lado de la Ruta 197), las cámaras de seguridad registraron a muchas personas durante el día.
Desde el día del crimen, la mujer de Bustamante vuelve una y otra vez a la trágica madrugada. En la entrevista que brindó a Infobae, Ada relató que recuerda con profundidad los momentos previos al ataque. A la absurda discusión que dio origen a la tragedia y que, según dijo, su marido siempre quiso evitar que hubiese una pelea entre sus amigos y los jóvenes.
Esa noche la pareja fue a festejar un cumpleaños. El lugar elegido fue una pizzería propiedad de un amigo de Adrián. Era un grupo de siete personas la que se había reunido por la celebración. Cuando estaban por irse a su casa, uno de los amigos fue increpado por dos jóvenes arriba de una moto. Ada y su marido estaban algunos metros atrás y no llegaron a escuchar el motivo. Intercambiaron palabras de manera agresiva y —siempre según el relato de la mujer— en ese momento Bustamante intervino y les exigió que se fueran. Ada señaló que su pareja era una persona temperamental y no estaba dispuesta a dejar a sus amigos en ese momento. Sin embargo, la tensión fue en aumento.
“Él trabajó como custodio. Siempre fue de defender a sus amigos. Ni digo lo que era con la familia. En ese momento observa que empujaron a Emanuel (uno de los integrantes de su grupo)”, dijo. “Flaco, váyanse ya”, le dijo Adrián. “Pero ahí uno de los chicos le tiró un vaso de cerveza a mi marido en el pecho y en la cara. Eso lo enojó mucho”, detalló la mujer.
La reacción del hombre no se hizo esperar. Empujó en el pecho al agresor y lo tiró para atrás. El joven salió corriendo y cruzó la ruta hasta el kiosco donde estaba el resto del grupo. Hasta ese momento, pensaron todo había terminado. No tenían claro si el par de la moto quería robar o sólo pelear.
Pasaron algunos minutos hasta que de repente el gesto de una amiga del grupo alertó a todos de lo que estaba por pasar. “Se tomó la cabeza y nos dijo ‘por favor chicos vámonos porque estos chicos nos van a matar. Mirá lo que tienen en la mano’. Me doy vuelta. Eran como 15 o 20. Todos tenían algo en la mano corriendo hacia nosotros”. Ada describe el momento como “una cacería”. Se sintieron atrapados porque el grupo —cuenta— los cercó. Hizo una suerte de barrera para que no pudieran escapar.
Luego vino la lluvia de piedras, palazos y golpes de puño. Pese a todo y al ruego de su mujer para que se fueran, Bustamante decidió quedarse. “Me dijo,´yo me quedo’ y me dijo ‘andate’. Yo ahí recibí una piedrazo en la espalda y me cubrí de la lluvia de piedras con una campera. Me volví al auto”, recordó.
Apenas pudo observar lo que pasaba porque se refugió en el local de vuelta junto al resto de mujeres del grupo. En el campo de batalla se quedaron Diego, Julio, Emanuel y Adrián enfrentados contra al menos 15 jóvenes con piedras y palos en la mano. “Mis amigos buscaban para agarrar algo y defenderse pero no encontraron nada. No teníamos nada. Eran cuatro contra veinte”, dijo. Y luego, llegó el horror y asesinaron a Bustamante a golpes.
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