“Benjamín era un buen pibe. Fue a comprar ahí, cerca de mi casa, yo estaba durmiendo… Cuando llegué ya estaba tirado en el piso, muerto. No se podía hacer más nada”. Julián González está destrozado. Llora ante las cámaras de televisión mientras habla de su hijo de 13 años, una de las cuatro víctimas del cuádruple crimen de José C. Paz.
González este jueves era uno de los 40 manifestantes, entre allegados y familiares de las cuatro víctimas, que, pasadas las 14.30, protestaban con una quema de neumáticos y carteles donde exigían justicia frente a la Comisaría 2ª, ubicada en pleno barrio Frino y donde está el único detenido de la masacre: José Manuel Corbalán, de 28 años y apodado Chucky.
El ataque ocurrió este miércoles por la noche en la esquina de Esmeralda y Viena, donde se encontraron 22 vainas servidas. Las víctimas de la masacre, además de Benjamín, fueron Edgar Damián Valdez, Rodrigo Alejandro Cardozo y Alexis Sánchez.
“El ataque fue en la esquina de casa. Sentí los tiros, salí y mi hijo estaba tirado en el piso… No fue un ajuste, tampoco era un soldadito. Él se drogaba, no lo voy a negar, pero con su plata porque trabajaba en la gomería del barrio”, fue el duro testimonio ante Crónica TV de Gabriela, mamá de Rodrigo Cardozo.
La mujer protestaba también esta tarde junto a otros los familiares y amigos de las cuatro víctimas en el cruce de las calles Butler y Chacabuco; y junto al papá de Benjamín estaba otra de sus hijas, Priscila. La joven sostenía uno de los carteles donde pedía justicia por su hermano.
En diálogo con la prensa, Priscila dijo: “Estaba a la vuelta de mi casa y la llamaron a una señora para decirle que estaban a los tiros y le habían dado al ‘Peli’, porque así le decían a mi hermano. Fue a comprar al kiosco de al lado, quiso escapar y le tiraron. Cayó y cuando se quiso levantar se acercaron y le dieron dos tiros más”.
Y agregó sobre el único detenido que tiene el caso: “No sé por qué ese tal Chucky vino a matar a las personas que no tenían nada que ver”.
La tía de Edgar Damián Valdez contó a los medios que su sobrino había llegado desde Corrientes hacía dos meses y que estaba en la esquina donde ocurrió la masacre “porque estaba esperando una amiga para ir a bailar por el Día del Amigo”. Y contó: “Vino este loco y los mató. Al pibe de 13 años lo mandaron a comprar salchichas y este loco los remató”.
Pese a la quema de neumáticos y el dolor y la bronca de los familiares de las cuatro víctimas, todo estaba calmo hasta que una mujer de nombre “Nadia” apareció en escena.
“Es la entregadora”, se escuchó y le dieron una paliza de la que la salvó el comisario, quien la llevó para el interior de la seccional. Afuera, la gente gritaba “justicia, justicia” mientras aplaudían y lanzaban insultos. En ese contexto, comenzaron a llevar más neumáticos para quemar.
Cuando apenas faltaban unos minutos para las 16, y la quema ya llevaba algo más de una hora y veinte minutos, los bomberos llegaron al lugar. Unos minutos después, bajó la intensidad de la protesta.
Lo cierto es que fue el miércoles por la noche que la locura se desató en un pasillo cercano a la esquina de Esmeralda y Viena del barrio Frino: las víctimas fueron baleadas desde un auto y fallecieron luego de ser trasladados al hospital Mercante.
Minutos antes, había llegado Corbalán hasta esa esquina. Allí comenzó un entredicho con una de las víctimas, se fue pero no tardó en volver. No estaba solo, otros tres cómplices estaban con él cuando comenzaron a disparar. Y mataron a los cuatro vecinos. Por estas horas, la Policía intenta dar con los otros tres hombres que están prófugos.
Fotos: Franco Fafasuli
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