“Es un psicópata, cínico, enfermo, es un perverso. Lo sentí en carne propia”. Al menos unas 20 frases dichas ante una perito judicial por personas que trabajan o trabajaron con el fiscal federal de Salta Francisco Snopek, incrementan la carga de indicios en su contra en el expediente judicial donde se lo investiga por un hecho de violencia de género contra su actual pareja y, al mismo tiempo, por encerrar y no dejar salir de su casa a un grupo de policías que llegó tras un llamado al 911.
A los videos y audios clave que aportaron como pruebas los policías privados de su libertad, que registraron los hechos ocurridos en la casa del fiscal, se agregaron en las últimas semanas testimonios de personas del ámbito laboral, desde su círculo más cercano, a colegas de su misma jerarquía, que ponen en contexto la conducta cotidiana de Snopek, de 43 años, en su ámbito laboral. Y lo describen, básicamente, como una persona violenta, sobre todo con las mujeres.
Las declaraciones integran un informe “socio-contextual” elaborado por una trabajadora social a pedido de la fiscal penal de Violencia Familiar y de Género Luján Sodero Calvet, quien además de conducir la investigación fue la que la inició con una denuncia contra su colega federal de oficio luego de los episodios ocurridos a fines de mayo en la casa de Snopek y su familia.
La pericia está incluida en la causa e incluye entrevistas con la presunta víctima, su madre, su padre y una tía del acusado. La esposa de Snopek, una abogada de 32 años, no quiso denunciar a su marido después del llamado al 911 de fines de mayo y tampoco aportó información sobre la dinámica familiar ante la perito. Del mismo modo, se negó a declarar como testigo ante Sodero Calvet.
Según la perito, en los abordajes realizados con la actual esposa de Snopek hubo uno, el primero, “atravesado por la angustia” y un segundo, con “reticencia y molestia a la intervención judicial”.
No obstante, la trabajadora social detectó “acumulación de tensiones” con “reproches, recriminaciones, denigraciones del esposo a la mujer” y la naturalización “hacia el poder ejercido por la figura masculina”. Por lo que detectó un “bajo nivel de alarma” de parte de la presunta víctima quien, para la investigadora, justificó todo este tiempo los episodios de vulnerabilidad.
“El maltrato es mucho mayor con las mujeres, si un hombre la para el carro, se frena”, comentó a la trabajadora social un par jerárquico con el que suele tener interacción en la vida laboral. “Todos lo consideramos peligroso, los que están cerca le sintieron miedo”, declaró otro. “Me sentí violentada por él, durante los cuartos intermedios me escondía para llorar por el trato que me daba”, aportó una mujer.
Los testimonios tomados en el ámbito laboral de Snopek fueron sumados de manera aleatoria. Las personas que hablaron declararon voluntaria y espontáneamente. No sólo hubo críticas. Algunas de las apreciaciones especialmente de los empleados de Snopek “del círculo más próximo” fueron bondadosas con el acusado.
“Sé que tuvo problemas con una secretaria pero fue una cuestión laboral”; “No hace la diferencia en el trato, es muy amable y educado”; “Es un buen jefe, un buen tipo”, son algunas de los comentarios a favor de la conducta del fiscal federal.
No es la primera vez que Snopek queda involucrado en sospechas de violencia de género. El fiscal federal nacido en Jujuy fue acusado por lo mismo por su ex esposa. El caso fue archivado, tanto a nivel penal como en la investigación interna de la Procuración donde la denuncia quedó “en reserva” hasta estas últimas semanas, cuando el Procurador de la Nación, Eduardo Casal, ordenó investigar aquel caso ante la posibilidad de que se lo lleve a juicio político por los hechos de este año.
Incluso la semana pasada Infobae reveló que, tras la denuncia de Clarisa Galán, defensora oficial federal de Salta, la Justicia familiar le impuso una restricción de acercamiento a menos de 50 metros a Snopek y fijó custodia para la mujer.
Para el entorno familiar del acusado, la pérdida de un bebé condicionó en los últimos tiempos la personalidad de Snopek y su relación con su esposa. Dentro del concepto de espiral de la violencia, para la perito social la presunta víctima no denunció a su marido por la culpa y el duelo de la pérdida y porque eso la sitúa en la fase -de la espiral- conocida como “Luna de miel”, en la que se percibe una reconciliación después del pico de tensión.
No obstante, según la pericia, el detonante de la crisis que termina con los hechos de violencia de género investigados -y sobre los que, según dos fuentes de alta jerarquía, hay pruebas audiovisuales contundentes- es el consumo problemático de alcohol del que es víctima Snopek. Y que se transformó en una dificultad estructural para el fiscal en sus relaciones con las personas que lo rodean en la vida cotidiana.
“Cuando toma en las juntadas se pone denso, sigue en el papel de jefe, es mandón, cargoso”, comentó a la trabajadora social un empleado del Poder Judicial de otra fiscalía federal; “Llegó varias veces alcoholizado”, de una persona de su círculo laboral más próximo; o “los empleados directos naturalizaron las noches malas de alcohol”, de un par jerárquico.
Según la investigación, el consumo de alcohol tuvo un incremento progresivo durante el matrimonio, “estados de ebriedad diarios y desencadenantes de comportamientos agresivos específicamente hacia el sexo opuesto” en su familia, en su trabajo y en la comunidad, incluso con episodios anteriores a su relación con su actual pareja.
De hecho, según declararon los policías que fueron encerrados por él después del llamado al 911, Snopek les abrió ebrio y los maltrató. “Cuando interviene el personal policial hay un trato muy despectivo de parte de Snopek. Les dice ‘negros de mierda, no sabés con quién te metes, yo te pago el sueldo’. Incluso un policía le advierte que está cometiendo un delito y él le responde: “Negro, ¿ahora sos abogado?”, contó a este medio una fuente de la investigación.
Pesan tres investigaciones simultáneas sobre Snopek: la penal relacionada a la violencia contra su esposa, la familiar, hecha por la defensora Galán, y la investigación interna que lleva adelante el Consejo Evaluador de la Procuración General de la Nación, que podría derivar en un juicio político y la destitución (con la consecuente pérdida de fueros y la posibilidad de ser condenado a prisión efectiva si es hallado culpable).
Según pudo saber Infobae, Oscar Ciruzzi, Alejandro Alagia, Guillermo Pérez De la Fuente, Susana Pernas y María Gloria André, los cinco fiscales generales que integran el Consejo decidieron (con tres votos afirmativos) que hay elementos suficientes como elevar el caso a un juicio político. El procurador Casal ya tiene el informe en su poder y definirá si avanza el jury en los próximos días.
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