Rosario sangrienta: anunciaron la construcción de un muro antibalas para una escuela tras la ola de violentas extorsiones y balaceras

La decisión se tomó porque hubo acciones violentas de ese tipo en inmediaciones del colegio ubicado en la zona noroeste de la ciudad. Es un barrio en el que se registra una histórica disputa entre bandas narco

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Rosario sangrienta: anunciaron la construcción de un muro antibalas para una escuela tras la ola de violentas extorsiones y balaceras
Rosario sangrienta: anunciaron la construcción de un muro antibalas para una escuela tras la ola de violentas extorsiones y balaceras

La violencia en Rosario alcanzó niveles preocupantes. Lleva casi 150 crímenes en lo que va del año —según el Observatorio de Seguridad Pública— y en las últimas dos semanas tuvo lugar una nueva seguidilla de extorsiones y balaceras, sobre todo en la zona noroeste de la ciudad. Allí se vieron afectados varios comerciantes que, imposibilitados de pagar por “protección”, tuvieron que cerrar sus puertas. La situación escaló al punto tal que el Ministerio de Educación de Santa Fe anunció este viernes que a fin de mes construirá un muro perimetral para resguardar a los alumnos de una escuela primaria de los ataques a tiros. La institución está ubicada en barrio Ludueña, uno de los territorios más “calientes” en materia de criminalidad.

Desde el sábado pasado, en barrio Ludueña fueron denunciadas extorsiones y ataques a tiros en dos carnicerías del mismo dueño, en Formosa al 100 y en Junín y Teniente Agneta, un supermercado de Camilo Aldao y Juan José Paso, un bar de Urquiza y Magallanes, un almacén de Felipe Moré y French y un lavadero industrial de Liniers al 600 bis. A algunos solo les dejaron un papel con un número de teléfono para que se comunicaran –generalmente con un preso–, mientras que a otros también los balearon.

Este viernes, el dueño de las dos carnicerías que fueron baleadas el sábado pasado y este miércoles, anunció el cierre de los dos locales. De acuerdo a la investigación, en nombre de “La mafia” previamente le habían pedido 60 mil dólares para dejarlo trabajar. “Ahora diez personas nos quedamos sin empleo”, dijo Juan, uno de los trabajadores de la firma, a Canal 3.

Toda la escalada de violencia que mantiene en vilo al barrio Ludueña de la zona noroeste desembocó en el anuncio que hizo el delegado de la cartera educativa provincial Osvaldo Biagiotti, quien explicó que la decisión se tomó porque hubo balaceras en inmediaciones del colegio Nº 1.027 “Luis Mora Olguín”, situada en Humberto Primo al 1400, y conocida también como la escuela del Padre Edgardo Montaldo, nombre de un sacerdote que falleció en 2017 y contenía a los chicos que atravesaban una situación económica vulnerable.

Una de las carnicerías que fueron atacadas
Una de las carnicerías que fueron atacadas

La institución educativa es privada, pero el funcionario santafesino expresó que harán un apoyo económico de dos millones y medio de pesos para que se pueda levantar “un muro de ladrillos que sirva de prevención ante la posibilidad de que se repitan casos de balaceras”. “Lamentablemente, la arquitectura escolar está pensada para que la escuela esté abierta a la comunidad y no se concibe como una fortaleza. Pero estos hechos nos obligan a tergiversar esa concepción y tener que enrejar y generar una separación más tajante de la escuela con la comunidad”, sostuvo en diálogo con Canal 3.

A su vez, el barrio tiene una histórica disputa entre bandas narco que son, de acuerdo a investigaciones de fiscales provinciales, presuntas subestructuras de organizaciones más grandes, como Los Monos y Esteban Alvarado.

Por el lado de Los Monos, en barrio Ludueña fueron imputados Andrés Benítez y Julián Aguirre, dos presos de Piñero, como los presuntos líderes de una banda que trabaja para Ariel Máximo “Guille” Cantero. La acusación fue formulada por el fiscal de Balaceras Pablo Socca, quien además logró detener junto a la Agencia de Control Policial a Mauro Gerez, a quien se le atribuyó ser “el jefe de los sicarios de la organización”.

Casualmente, a Gerez se lo imputó por encargarse de reclutar “soldaditos y dar órdenes” para ataques a tiros. Según el fiscal Socca, ese presunto jefe de sicarios de la estructura criminal buscaba como “mano de obra barata” a adolescentes que jugaban al fútbol en el Club Padre Edgardo Montaldo, ubicado a dos cuadras de la escuela que en dos semanas comenzará a levantar un muro antibalas.

Enfrente, se encuentra otro preso que maneja desde la unidad penitenciaria de Piñero los hilos de su presunta banda, que es Francisco Ezequiel Riquelme, quien está mencionado como “El Pablo Escobar de Empalme”, el barrio lindero a Ludueña, que es Empalme Graneros. Así fue expuesto por los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery de la Agencia de Criminalidad Organizada, quienes lo acusaron por haber sido uno de los gatilleros que baleó en marzo de 2020 a Mariana Ortigala, testigo de las causas provincial y federal contra Alvarado.

En la investigación, los fiscales sostuvieron que Riquelme mantuvo contactos con otros pesados del hampa que están enemistados con Los Monos, como René “Brujo” Ungaro, condenado como jefe narco y por el crimen del ex jefe de la barra brava de Newell’s Roberto “Pimpi” Caminos.

En el barrio Ludueña nadie está a salvo de la violencia. De los 149 crímenes que acumula en lo que va del año, 29 se dieron en entre ese barrio y Empalme Graneros, que son linderos. Y una de las tantas balaceras que se contabilizaron desde comienzos de año tuvo como víctima a la comisaría 12ª, que es la que tiene jurisdicción en esa zona.

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