“Lo vi ahogado con sangre y vómito”: el crudo relato de la viuda del hombre asesinado en la estación de servicio de José C. Paz

Ada Vera, la mujer de Adrián Bustamante, contó a Infobae lo que recuerda de la trágica madrugada del crimen. Lamentó que todavía no haya ni un solo detenido y advierte que va luchar hasta encontrar justicia

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Adrián, Ada y su hija
Adrián, Ada y su hija

Mi marido siempre decía que nunca iba a dejar tirado a un amigo y así lo hizo hasta el final”.

Eso es lo primero que recuerda Ada Vera sobre Adrián Bustamante (48), su pareja desde hace más de nueve años, días después de ver cómo una patota de al menos 15 jóvenes lo asesinó a golpes y piedrazos tras una discusión en el playón de una estación de servicio de José C. Paz. Tal como se observa en el video del crimen y en base al testimonio de varios testigos, a Adrián lo mataron justo cuando quería intervenir para que la pelea terminara. “Apenas comenzó todo le dije que nos fuéramos, pero él con la mirada me dijo que se iba a quedar”, lamentó la mujer en diálogo con Infobae.

El hecho ocurrió el domingo por la madrugada en el cruce de la avenida Hipólito Yrigoyen (Ruta 197) y la calle Julián Martel y casi toda la secuencia quedó filmada tanto por la cámara de seguridad del lugar como por las del Municipio. A pesar de eso y de la declaración de un buen número de testigos —incluida la viuda— el expediente del crimen, a cargo de la fiscal de la UFI Nº23 de Malvinas Argentinas, Silvia González Bazzani, todavía no tiene un solo detenido.

“Ayer me acerqué a la Fiscalía. No había ningún sospechoso así que la causa todavía no tiene muchas cosas. Me dijeron que están recabando pruebas pero la verdad es no avanza”, criticó la mujer, quien está representada por el estudio del abogado Matías Morla. Ada comentó que desde la Justicia le indicaron que no era fácil todavía establecer quiénes fueron los asesinos de Adrián, ya que son varios los jóvenes que participaron y que no fueron registrados con claridad en los videos.

Además, en el kiosco donde presuntamente paraba la patota asesina antes del crimen (que se ubica del otro lado de la Ruta 197), las cámaras de seguridad registraron a muchas personas durante el día. “Me dijo que eran muchos chicos, que eran 100 chicos en un kiosco”, agregó.

La familia en un festejo
La familia en un festejo

Pero la mujer de Bustamante no se detiene sólo en su reclamo de justicia y celeridad a la fiscal. Vuelve una y otra vez a la trágica madrugada del domingo pasado. Todavía recuerda con profundidad los momentos previos al ataque. A la absurda discusión que dio origen a la tragedia y según dijo, su marido siempre quiso evitar que hubiese una pelea entre sus amigos y los jóvenes.

Esa noche la pareja fue a festejar un cumpleaños. El lugar elegido fue una pizzería propiedad de un amigo de Adrián. Era un grupo de siete personas la que se había reunido por la celebración. Cuando estaban por irse a su casa, uno de los amigos fue increpado por dos jóvenes arriba de una moto. Ada y su marido estaban algunos metros atrás y no llegaron a escuchar el motivo. Intercambiaron palabras de manera agresiva y —siempre según el relato de la mujer— en ese momento Bustamante intervino y les exigió que se fueran. Ada señaló que su pareja era una persona temperamental y no estaba dispuesta a dejar a sus amigos en ese momento. Sin embargo, la tensión fue en aumento.

La viuda afirma: “Él trabajó como custodio. Siempre fue de defender a sus amigos. Ni digo lo que era con la familia. En ese momento observa que empujaron a Emanuel (uno de los integrantes de su grupo). “Flaco, ya váyanse”, le dijo Adrián. “Pero ahí uno de los chicos le tiró un vaso de cerveza a mi marido en el pecho y en la cara. Eso lo enojó mucho”, detalló la mujer.

La reacción del hombre no se hizo esperar. Empujó en el pecho al agresor y lo tiró para atrás. El joven salió corriendo y cruzó la ruta hasta el kiosco donde estaba el resto del grupo. Hasta ese momento, pensaron todo había terminado. No tenían claro si el par de la moto quería robar o sólo pelear.

Pasaron algunos minutos hasta que de repente el gesto de una amiga del grupo alertó a todos de lo que estaba por pasar. “Se tomó la cabeza y nos dijo ‘por favor chicos vámonos porque estos chicos nos van a matar. Mirá lo que tienen en la mano’. Me doy vuelta. Eran como 15 o 20. Todos tenían algo en la mano corriendo hacia nosotros”. Ada describe el momento como “una cacería”. Se sintieron atrapados porque el grupo —cuenta— los cercó. Hizo una suerte de barrera para que no pudieran escapar.

Luego vino la lluvia de piedras, palazos y golpes de puño. Pese a todo y al ruego de su mujer para que se fueran, Bustamante decidió quedarse. “Me dijo,´yo me quedo’ y me dijo ‘andate’. Yo ahí recibí una piedrazo en la espalda y me cubrí de la lluvia de piedras con una campera. Me volví al auto”, recordó.

Apenas pudo observar lo que pasaba porque se refugió en el local de vuelta junto al resto de mujeres del grupo. En el campo de batalla se quedaron Diego, Julio, Emanuel y Adrián enfrentados contra al menos 15 jóvenes con piedras y palos en la mano. “Mis amigos buscaban para agarrar algo y defenderse pero no encontraron nada. No teníamos nada. Eran cuatro contra veinte”, dijo.

Se escucharon golpes, vidrios rotos y más gritos. En ese momento, Ada se dio vuelta y vio desde lejos a su marido defendiendo a los amigos. Se tiraban patadas y piñas por todos lados. Segundos después la secuencia salvaje que se dio a conocer en la filmación.

Así, Bustamante empezó a discutir y pelear con otro hombre y luego es salvajemente agredido a trompadas y patadas por varios jóvenes al mismo tiempo. Incluso, en la escena aparecieron unos sujetos con palos y otros que arrojaron sillas de plástico, conos, piedras y hasta ruedas a los vidrios del kiosco de la estación de servicio. En el medio de esta situación desesperante, Bustamante recibió una patada voladora en la zona del abdomen y, prácticamente sin estabilidad para mantenerse de pie, cae de boca al piso.

Ada recuerda con la voz entrecordada: “Ahí observé cómo lo destrozaron a mi marido. Se cayó y le dieron piedrazos. Veo las patadas, las piedras mientras estaba en el piso. Salgo y me voy corriendo hacia él cuando ya no había nadie alrededor. Veo que estaba boca abajo, tenía como algo de vómito y sangre en la boca. Estaba ahogado. Lo quise reanimar en ese momento. Comenzó a respirar pero vuelve a quedar inconsciente. Pedí ayuda. Ahí llegó la ambulancia”. Finalmente, Adrián murió por un paro cardiorespiratorio producto de un traumatismo en la cabeza.

Vera no puede todavía creer la saña del ataque. No tiene dudas de que la intención de la patota no era sólo asustar a sus rivales, sino cazarlos y matarlos. Por eso pide que la Justicia no pierda tiempo y actúe cuanto antes porque teme que la veintena de agresores se esconda y el crimen quede impune. “Esto es muy cruel. Me lo voy a llevar para siempre. Si se hace justicia voy a tener una alegría en mi corazón. Pero yo voy para adelante. No me importa nada”, aseveró.

Su relato va en sintonía con lo que sostiene el abogado Morla, que señaló que buscará ampliar la calificación del expediente. “La causa esta calificada como homicidio agravado pero nosotros después de analizar el material fílmico también consideramos que hay alevosía. En las imágenes se ve claramente que Adrián no opone resistencia, que estaba en inferioridad de condiciones y que una vez inconsciente en el piso le siguen pegando patadas en la cabeza y con un objeto contundente”, dijo el letrado.

El abogado Matías Morla representa
El abogado Matías Morla representa a la viuda.

En ese sentido, Morla expresó que le llama la atención que con esas imágenes aún no haya pedido de allanamientos. “Nosotros sabemos que la mayoría de los que participaron en el homicidio eran de la zona y estaban parando cerca de la estación. Vamos a ir hasta las últimas consecuencias porque no existe otra pena que la de reclusión perpetua”, dijo.

Entre los datos que aportó Ada, sostuvo que el grupo estaba conformado por jóvenes de entre 15 y 25 años. Que si tuviera que participar de una rueda de reconocimiento, podría identificar a algunos. “Fue todo muy confuso. Yo sólo me protegí del ataque. Pero vi algunas cosas”, explicó la mujer, quien entre todo lo que pasó, lamentó tener que enfrentar a su hija de 10 años para contarle lo que había pasado.

Adrián era su papá del corazón y quise decirle que había muerto en un accidente. Pero esto trascendió de una manera que nunca esperé”, concluyó.

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