Con su típico histrionismo, Javier Milei ingresó a las oficinas de la firma Coinx en diciembre de 2021 y saludó: “¡Hola a todos, ¡yo soy el león!”, dijo —la cita pertenece a la banda de rock La Renga y también la empleó para su campaña, a disgusto de la agrupación—. “Tuve el placer de conocer las oficinas de Coinx y su equipo. Están revolucionando la manera de inversión para ayudar a los argentinos a escapar de la inflación. Desde ya puedes simular tu inversión en pesos, dólares o criptomonedas y obtener una ganancia. Escríbanles de parte mía así los asesoran con lo mejor!”, posteó luego Milei en su cuenta de Instagram.
La firma, en teoría, ofrecía inversiones en criptomonedas. La sensibilidad alrededor del tema era doble. Milei construyó su automarketing político a través de su supuesta estatura intelectual como profesor de economía, con definiciones vehementes de autores de libros de casi 80 años atrás. Para muchos, el ya diputado nacional era una autoridad en términos de economía. También era diciembre de 2021: Milei estaba a meses del declive de su imagen tras sus comentarios ambiguos sobre vender órganos y bebés, o su apoyo a la libre portación de armas. Su garantía claramente valía. Una recomendación así no era poco.
En paralelo, el rumor alrededor de presuntos esquemas Ponzi como Generación Zoe generaban un rumor desfavorable hacia Coinx: cualquier cosa que prometiera ganancias exponenciales era vista con recelo.
Y luego, la Comisión Nacional de Valores dijo basta.
La empresa fue intimada por la CNV en junio de este año para que “cese de todo ofrecimiento de asesoramiento en inversiones, de negociación y de cualquier otro acto jurídico con valores negociables (a través de su sitio web, canal de YouTube y redes sociales)”.
Coinx, mientras tanto, continúa sus posteos en Instagram para 261 mil seguidores con citas al millonario Warren Buffet y consejos sobre cómo operar con diversas criptomonedas. Los comentarios a estos posteos están cerrados. Su sitio web sigue online, pero ni siquiera menciona la dirección de una oficina: solo tiene como contacto una cuenta de WhatsApp en la que nadie responde. El número de esa cuenta “no corresponde a un abonado en servicio”, si se lo llama por línea.
Hoy, mientras tanto, al menos doce acreedores se nuclean representados por el abogado Juan Pablo Chiesa, el mismo que representa a un contingente de víctimas de Generación Zoe. Dicen que invirtieron dinero en Coinx y quieren recuperarlo. La vía es extrajudicial. A comienzos de esta semana, Coinx contactó a Chiesa para que designe una mediadora para comenzar a discutir. Hablarán, en principio, por un solo acreedor, un empresario de 50 años, para comenzar mediaciones a mediados de agosto.
El problema es: ¿quién es Coinx?
Para empezar, no hay ninguna empresa llamada Coinx. Es una marca, casualmente registrada en el Instituto Nacional de la Propiedad Intelectual en el rubro de software, no de operaciones financieras. Y la empresa a la que le pertenece es Proyectos RSS, con domicilio fiscal en Avenida del Libertador. Está registrada en la AFIP al menos desde 2018, no como dedicada a las operaciones financieras, sino a las instalaciones eléctricas, con aportes impagos a empleados según registros previsionales. Juan Manuen Malaspina, mencionado por la CNV, presentado como director de inversiones en piezas del grupo, ni siquiera fue empleado en blanco de Proyectos RSS, un joven de 25 años con domicilio en Caseros.
Proyectos RSS figura en el llamado de mediación recibido por el abogado Chiesa. Es la empresa con la que el empresario firmó el contrato de mutuo al que accedió Infobae, el instrumento legal de, irónicamente, cualquier esquema Ponzi para captar dinero.
La suma que entregó el empresario fueron 5 mil dólares. El contrato, curiosamente, habla de un “capital prestado” a devolver en cuotas, pagables en Tether, una criptomoneda atada al valor dólar.
Como presidente de Proyectos RSS, al menos en el documento, figura un tal Maximiliano Cena Castro, un hombre de 33 años con domicilio en Santa Fe. Sin embargo, al menos en los registros del Boletín Oficial, nunca aparece como parte de las composiciones societarias de Proyectos RSS. Sí aparece uno de los requeridos en la mediación, Roberto Enríquez Borgonovo, empresario. Ninguna de las sociedades relevadas muestra un rojo en cheques sin fondo, algo que, por ejemplo, dejó Vayo Coin, promocionada por famosos, con más de 100 millones en deuda.
Proyectos RSS no tiene causas penales al menos en el fuero de instrucción porteño, tampoco demandas en lo civil o comercial, de acuerdo al relevo de Infobae. Tal vez sea la calma antes de la tormenta. Lo mismo pasó con Generación Zoe.
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