Darío Daniel Pereyra, “El Cabezón”, no suele posar en fotos a pesar de ese bronceado envidiable y sus relojes de oro. Se podría decir que la hizo bien, en cierto punto. No queda casi nada de su vieja vida en la Argentina, con un domicilio fiscal en Necochea en la calle 57, con una casa pintada de celeste hoy con las persianas bajas y una vieja alta en la AFIP en los rubros de transporte marítimo. Todo está en España. Pereyra, de 48 años, hoy controla el exclusivo club de playa The Point en Marbella, así como negocios de deportes acuáticos como Funny Beach, un restaurant de sushi de acuerdo a fuentes abiertas españolas. Pero alguien lo entregó.
Un llamado a la línea 134 indicó que “Pereyra está preparando un cargamento con 2.000 kilos de cocaína que saldrán desde Tigre hacia Marbella, España”. La transcripción, a la que accedió la Justicia, sostuvo que “saldrán en lanchas hasta alta mar y allí viajarán en barco hacia el país mencionado”.
Esto fue en 2018. Así, se inició una causa que quedó en manos del Juzgado Federal de Quilmes a cargo de Luis Armella, investigado por la PROCUNAR y la fiscal Cecilia Incardona. Pereyra era el supuesto segundo, no el capo. El buchón que llamó a la línea gratuita habló de un tal “Diego”. “Del intercambio de información efectuado con las fuerzas de seguridad españolas se estableció que Pereyra y su pareja, Cintia Gómez, integraban sociedades en España con Gustavo Diego Marano Fuentes”, es decir, “Diego”. El buchón también habló de una ruta de lanchas en Rosario, todo por agua.
La pista original vino gracias a un histórico delator: el financista Diego Guastini, asesinado a tiros en Quilmes por un sicario en octubre de 2019, un crimen irresuelto hasta hoy. Guastini ya había vendido ante la PROCUNAR a sus clientes estrella como el clan Loza, una familia salteña condenada por mover cocaína a España. Sin embargo, no queda claro si el financista trabajaba para la banda del velero ordenando su plata turbia. Algunos en la Justicia creen que, simplemente, tenía el dato y los entregó.
El juez Armella pidió este jueves por la mañana los arrestos de Marano Fuentes y “El Cabezón” Pereyra, así como los procesamientos con prisión preventiva de cuatro cómplices, entre ellos Héctor Goñi, hombre de Pereyra en Necochea y el misterioso Mohammed El Arsi Klaloussi, marroquí radicado en Marbella, con embargos de más de 12 millones de pesos.
Los delatores que los pusieron contra las cuerdas no estaban tan equivocados. Los investigadores federales acusan de la jugada de cocaína más osada de la historia criminal argentina reciente: mover una tonelada y media hacia Europa. La maniobra era sencilla. Llevarían el polvo en un velero, desde el Paraná de las Palmas hacia aguas internacionales, donde sería -supuestamente- cargada en un buque, tal como decía, movida en un velero llamado Quo Vadis.
Fueron 1.549 kilos los incautados en dos operativos, primero en un complejo de cabañas turísticas en Belén de Escobar y luego en un allanamiento en el country El Centauro, de la zona de Canning.
El cálculo de ganancia era fabuloso: un kilo que, al por mayor, puede conseguirse a 1.500 euros en Bolivia termina vendido por 30 mil euros o más en Barcelona: 45 millones de euros, tranquilamente. El juez Armella falló en sentido del pedido de procesamiento de la PROCUNAR. Brasil también es un punto clave en la historia.
No era la primera vez que supuestamente intentaban zarpar con droga. Marano está preso desde 2020 en España por una causa narco, un hombre bonaerense de 48 años, con un viejo domicilio en San Justo, que se había registrado como empresario en la AFIP y se reinventó como empresario en Málaga.
En 2009, Marano figuró en los papeles como socio en el directorio de una firma minera en Santa Cruz. Tuvo una condena en la Argentina, por la cual terminó preso en un penal federal. El 14 de abril de 2020, arribó al puerto deportivo de la Bajadilla, España, la embarcación tipo velero denominada Thorben. Zarpó del puerto de Salvador de Bahía, el 15 de febrero de 2020, mientras Héctor Goñi estaba en la ciudad. Ese velero, tripulado por cuatro argentinos, estuvo vinculado al transporte de 1.500 kilos de cocaína.
Marano tiene 116 movimientos migratorios a Brasil. Pereyra y su amigo de Necochea también registrados diversos viajes. En un cuaderno dentro del velero Quo Vadis se hallaron varias anotaciones de latitud y longitud, todas con locaciones de Brasil.
Queda otro punto oscuro en la trama: Mohammed, el hombre marroquí de Marbella, que quedó preso y procesado en el país. Fue encontrado cargando la droga en el velero, tras entrar de manera legal al país en un vuelo de Iberia. Negó todo al declarar: en la causa su rol no está establecido. No era tripulante, no era grumete ni timonel. Podría ser un hombre de Pereyra, dado que viene de Marbella, pero no parece tener un rol discernible, tal vez entraría en juego llegado a aguas europeas.
La organización siempre trabajó con argentinos, algo mucho más sencillo. ¿A qué vino Mohammed al país?
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