A ocho meses del crimen de Roberto Sabo, se conoció la fecha de inicio del juicio por el caso del kiosquero asesinado a balazos durante un asalto a su comercio en Ramos Mejía. El Tribunal Oral en lo Criminal N° 2 del Departamento Judicial de La Matanza, integrado por los magistrados Diego Burgueño, Arturo Gavier y Lucila Pacheco, será el encargado de juzgar al imputado Leandro Daniel Suárez, de 30 años y con antecedentes penales, desde el 23 de agosto, según pudo saber Infobae.
La familia Sabo recibió la noticia con satisfacción. “Porque sabemos que la Justicia argentina suele ser lenta, engorrosa, creo que sirvió la presión mediática y el apoyo que siempre tuvimos de la gente, a la que le agradecemos”, dijo a este medio Nicolás, el mayor de los dos hijos del kiosquero, y agregó: “Esperamos, como todo lo indica, que le den perpetua. Eso no nos permitiría tener paz, pero sí hacer un cambio de página y decir que, de entre toda la mierda, algo salió bien y obtuvimos justicia”.
El acusado Suárez, oriundo de Ciudadela, llegó a esta instancia imputado por los delitos de robo agravado por el uso de arma de fuego y por la participación de un menor de edad, homicidio criminis causa, portación y tenencia ilegal de arma, robo agravado y hurto agravado, todos en concurso real entre sí.
Suárez fue detenido minutos después del asesinato y, así, volvió a la cárcel a poco más de un año de haber recuperado la libertad: en agosto de 2020 había salido de un penal federal tras cumplir una condena de casi seis años por dos hechos de hurto y robo.
El caso fue investigado por el fiscal Federico Medone, de la Unidad de Homicidios de La Matanza, que concluyó la etapa de instrucción en mayo pasado. Del raid delictivo que terminó con el homicidio, además, participó una adolescente de 15 años, inimputable por ser menor de edad.
El crimen del kiosquero ocurrió el domingo 7 de noviembre del año pasado, minutos después de las 14. Suárez y la menor de 15 años llegaron hasta el comercio de avenida de Mayo al 800 de Ramos Mejía a bordo de un remís al que se habían subido en Ciudadela, en la zona de Fuerte Apache. El imputado estaba armado con una pistola semiautomática 7,65 mm y un revólver calibre 22. Le robó a Sabo $10.000 y le disparó. La autopsia determinó que a Roberto lo mataron de cuatro tiros y a quemarropa. Los dos balazos que le ingresaron por el tórax fueron fatales.
Para huir, junto a su cómplice le robaron el auto al remisero que los había trasladado desde Ciudadela, pero chocaron a los pocos metros y entonces decidieron ingresar a un supermercado de la zona para camuflarse. Luego le robaron la moto y las pertenencias a un delivery, pero no les sirvió de mucho y finalmente fueron detenidos en Avenida de Mayo y Rivadavia.
Posteriormente se conoció el prontuario de Suárez: cumplió una condena de 5 años y 10 meses de prisión y había salido hace 14 meses de la cárcel. En la audiencia indagatoria, lloró ante el fiscal Medone, se negó a declarar y pidió que no le den perpetua. En tanto, para la adolescente, que en ese momento cursaba un embarazo, el fiscal del fuero juvenil pidió que le apliquen una medida de seguridad y la Justicia resolvió alojarla en un instituto de menores.
El crimen de Sabo conmovió a vastos sectores de la sociedad. Ello se vio reflejado en las muestras de solidaridad: por ejemplo, una colecta en redes sociales juntó $2 millones para la familia del kiosquero y los jugadores de River Plate -el club del cual era hincha el comerciante- y otras personalidades públicas difundieron mensajes de apoyo hacia ellos.
El hecho también tocó un nervio en los vecinos del Conurbano que, agobiados por la inseguridad, decidieron al día siguiente ir a protestar a la comisaría 2°, que queda a 300 metros del kiosco donde mataron a Roberto. Pero en aquella ocasión la Policía Bonaerense armó un vallado en ambas esquinas de la seccional y les impidió el paso: la marcha de cientos de personas finalmente terminó en incidentes con los oficiales.
Con el correr de los días, se repitieron las movilizaciones en memoria de Roberto y de todas las víctimas de la inseguridad y por la falta de justicia. La última fue a principios de mayo pasado, en inmediaciones al negocio donde atacaron a Roberto. En esa ocasión, los familiares y vecinos de Ramos Mejía, además de reclamar justicia, afirmaron en la zona “no cambió nada desde el crimen” y continúan los hechos delictivos. De hecho, unos días antes, el 19 de abril último, delincuentes asaltaron y le gatillaron a la suegra de Nicolás Sabo para robarle la camioneta.
SEGUIR LEYENDO: