“¡Espacio, espacio!”, grita una mujer. Es la madrugada del lunes en la discoteca Fanta Norteño de Once y Luis Enrique Ramírez Huaman, oriundo de Perú, acaba de recibir dos tiros en el pecho. Mientras aguarda una ambulancia con la cara estoica, el hombre de 38 años toma la cadenita de oro en el cuello y la guarda en el bolsillo, un gesto curioso para alguien que tal vez esté a punto de morir. El tirador que lo atacó ya había huido para ese entonces en un Volkswagen Vento negro, según testigos. Luis Enrique no fue el único alcanzado por los tiros. Hubo dos víctimas más, con heridas menores, que recibieron balas en las piernas.
Así, una ambulancia llegó para trasladarlo al Hospital Italiano, donde sigue internado. Qué pasó, por qué lo atacaron, todavía es materia de discusión en la Justicia, con un caso a cargo de la Policía de la Ciudad y el fiscal Patricio Lugones. Los registros del hombre baleado indican que está registrado en los rubros de mensajería de la AFIP, que tuvo algunos empleos en blanco y que cobra un plan social, domicilio en Palermo. Su nombre no figura en condenas de primera o segunda instancia, su nombre no aparece en los viejos procesamientos por las causas de las bandas peruanas en las guerras del Bajo Flores. Sin embargo, datos de la Policía de la Ciudad indican que fue detenido en 2019 y en 2020 por disparar un arma de fuego, por lesiones y por facilitar el comercio de drogas proveyendo el lugar o los elementos.
Por otra parte, un rumor llegó a sectores de fuerzas de seguridad y al hampa acostumbrados al negocio de la droga porteño: el ataque, supuestamente, fue un ataque sicario, un vuelto de muerte por los cupos del negocio de la droga en el Abasto.
La venta de drogas en la comunidad peruana en el Abasto no es algo nuevo para las crónicas policiales. A fines de abril de 2020, a poco más de un mes de declarada la cuarentena obligatoria, efectivos de la Policía de la Ciudad detuvieron a una pareja acusada de manejar un delivery de drogas con un restaurante peruano.
La división Sumarios y Brigadas de Prevención de la Comisaría Comunal 5 realizó dos allanamientos simultáneos en el barrio. Así, se descubrió que en las oficinas traseras del restaurante “El Rey”, ubicado en la calle Sánchez de Bustamante 608, estaba la supuesta base del delivery con cien gramos de polvo y un kit completo para fraccionar con bolsitas y balanzas.
El caso de Ramírez resuena con otro ocurrido años atrás a diez cuadras del Fanta Norteño. En enero de 2016, Diego Campos Lucero, también peruano, fue asesinado de ocho tiros en el restaurant La Ale mientras cenaba con su pareja. La fiscal Viviana Fein emitió un comunicado para dar con testigos. Fuentes policiales vinculaban a Campos con las bandas de la Villa 1-11-14.
SEGUIR LEYENDO: