Un cabo del Ejército Argentino sufrió graves lesiones en la columna vertebral durante un almuerzo con sus compañeros de la fuerza en la localidad de Apóstoles, provincia de Misiones. Michael Natanael Verón, de 25 años, se encuentra internado y lucha por su vida. Este sábado iba a ser intervenido quirúrgicamente: podría no volver a caminar.
Fuentes policiales de Misiones informaron a Infobae que el hecho sucedió ayer por la tarde, alrededor de las 16, en el Club Achalay, ubicado sobre la calle Teniente Espinoza, detrás del Barrio Militar de Apóstoles. Allí se reunieron integrantes del Regimiento de Infantería de Monte 30, según dijo la familia de la víctima, para celebrar el ascenso de soldado a cabo de Verón.
En ese marco, al cabo “lo humillaron, le hicieron bailar, le hicieron tomar bebidas alcohólicas”, aseguró Mónica, la mamá del joven. Las fuentes indicaron que durante el festejo, al que se le conoce también como “bautismo”, ocurrió un accidente del cual se investigan las circunstancias: Verón cayó dentro de una pileta, lo que le causó el desplazamiento de la cuarta y quinta vértebra de la columna.
El joven de 25 años fue llevado de urgencia a un centro de salud local y, luego, al Hospital Madariaga de la ciudad de Posadas. El coronel comandante de la Brigada de Monte 12, Sergio Jurczyszyn, contó que en un principio se planteó la posibilidad de trasladarlo en un avión sanitario a Buenos Aires. “Pero los médicos nos advirtieron que era muy peligroso moverlo”, explicó al diario Primera Edición.
Finalmente, Verón fue derivado al Sanatorio Boratti, donde permanece internado. Este sábado estaba prevista su operación.
La familia de Verón radicó una denuncia en la sede de la Policía Federal de Posadas. Mónica señaló que en el hecho estuvieron involucrados alrededor de 25 personas. Por su parte, Jurczyszyn dijo que, en base a “relatos pormenorizados”, surgieron “bastantes certezas como para comenzar con una instrucción por falta disciplinaria gravísima”. “Hay una presunción de delito de abuso de autoridad”, afirmó el coronel y adelantó que se presentará ante la Justicia Federal.
Verón es padre de un nene de 5 años. Mónica contó que se recibió el viernes de la semana pasada y recordó que al día siguiente lo habían celebrado en familia. “Amor de mami, tu sueño era recibirte. Oramos por vos, amor mío. Dios tiene la última palabra, yo creo a un Cristo que restaura y sana aunque estuviere muerto, volverá a la vida. Está bajo su bendita voluntad”, publicó en Facebook y reclamó justicia.
Mientras aguardan su recuperación, sus familiares también iniciaron una cadena de oración. “La gente a veces piensan que la vida de una persona no vale nada, ¿no se dan cuenta de que detrás de eso hay una madre, hermana, abuela, tías? ¿Qué les pasan? ¿No se conforman con tomar tranquilos?... Hoy mi sobrino sigue luchando por su vida por una maldita bienvenida de cabo. Solo pido que todos mis amigos recen y oren para que mi sobrino Natanael Verón vuelva a caminar”, pidió una tía del joven en las redes sociales.
Hace unos pocos días ocurrió un caso similar en Corrientes. Allí, Matías Ezequiel Chirino, un subteniente de 22 años del Ejército Argentino murió el 19 de junio pasado después de haber formado parte de una fiesta de iniciación junto a compañeros y jefes del Grupo de Artillería Nº 3 de Paso de los Libres. El militar había sido encontrado inconsciente en su cuarto y fue trasladado a un hospital local, donde falleció.
Luego, se conoció que Chirino murió ahogado con su propio vómito. Técnicamente, falleció por una “broncoaspiración por alimentos”. De acuerdo con lo que se estableció, la víctima ingirió una gran cantidad de alcohol y comida en medio de la clásica fiesta, en la que se recibe a aquellos militares que consiguieron su “destino” después de haberse graduado en la Academia Militar.
El joven era oriundo de la ciudad de Río Cuarto y había egresado del Colegio Militar de El Palomar después de estudiar durante cuatro años. Había sido trasladado hace unos pocos días al cuartel de Paso de los Libres para completar su instrucción como oficial de la fuerza. Su objetivo era instalarse en ese cuartel durante los próximos seis meses.
Tras conocerse el caso, el Ejército suspendió a los once oficiales involucrados en la fiesta de iniciación. Además, la institución se puso a disposición de la Justicia para brindar “toda la información que sea requerida”.
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