Los investigadores que tienen la tarea de resolver el crimen de María Agustina Fernández, la joven de 19 años que fue asesinada el fin de semana pasado durante un asalto en la ciudad rionegrina de Cipolletti, ya tienen un sospechoso en la mira y piden colaboración para hallarlo.
El Ministerio Público Fiscal de Río Negro difundió este viernes el identikit de un hombre que habría estado en cercanías del lugar del homicidio, en un complejo de departamentos de la calle Confluencia al 1300, y en el horario en el que se produjo el ataque, entre las 19 y las 22 del último sábado.
Por ese motivo, desde la UFT1 de Delitos contras las Personas que conduce el fiscal Martín Pezzetta subrayaron que “resulta de suma urgencia y relevancia ubicarlo para avanzar en distintas diligencias procesales”.
Esta persona llegó al expediente a partir de diversos elementos cotejados la Policía provincial. Así, se elaboró una descripción física: según la información con la que se cuenta hasta el momento, el hombre tendría entre 20 y 30 años, mide entre 1.60 y 1.70 metros, es de tez blanca y cabellos oscuro.
La característica más particular que tiene es que cuenta con una serie de tatuajes en distintas partes del cuerpo. En sus cejas un tatuaje que se puede describir como un número 10, sumado a otros similares a cruces. Mientras que en sus manos tiene una serie de dibujos entre los que se destacan las letras que conforman la palabra “ROCK” en sus dedos.
Si bien los investigadores señalaron la altura, fisonomía y señas particulares aproximadas, hacia esta noche esta persona no había podido ser individualizada fehacientemente, es decir, se desconoce su nombre, apellido, edad exacta, ocupación y demás datos filiatorios.
“Se solicita a toda la sociedad que en caso de conocer u observar a personas con características como las informadas, de inmediato aviso a las autoridades judiciales o policiales intervinientes. Se pone a disposición el teléfono celular del turno de la fiscalía (0299) 154167314, al teléfono de emergencias línea 911 o a la unidad policial más cercana”, pidieron desde el MPF.
La investigación se maneja con hermetismo “para no entorpecer el normal avance”, explicaron desde el organismo y adelantaron que no se revelarán los resultados de las pericias, testimonios y demás elementos de prueba obtenidos. Por el momento, la principal hipótesis sigue siendo la de un homicidio en ocasión de robo, aunque no se descartan otras.
La noche del crimen, la estudiante de medicina se encontraba en la casa de un vecino y amigo, llamado Pablo Parra. Habían acordado cenar juntos y el hombre salió a hacer unas compras. En ese momento, presuntamente, uno o más delincuentes entraron al lugar, la golpearon salvajemente y escaparon con los celulares de ambos y cerca de mil dólares.
Cuando el inquilino regresó, encontró a la joven en el piso, inconsciente y ensangrentada. Llamó a una ambulancia y la víctima fue llevada hasta el hospital Pedro Moguillansky, donde falleció.
Tras haber sido señalado —al principio— como sospechoso en redes sociales, Parra rompió el silencio y contó su versión.
El hombre, que trabaja en una empresa de servicios petroleros, reveló que se conocía con Agustina desde marzo pasado y relató que cerca de las 19 del sábado se la encontró en el portón del edificio con otro vecino y le ofreció pasar a su vivienda. “Le dije que entrara, que yo iba a comprar una cosas y volvía enseguida”, recordó en diálogo con la radio LU19.
Parra dijo que fue a lo de su padre a devolver una parrilla, luego pasó por una heladería y, antes de regresar, también compró unas cervezas en una despensa a la vuelta de su casa. “Desde que me fui hasta que volví habré tardado una hora”, calculó.
Luego, el inquilino abrió la puerta de su vivienda y quedó “shockeado” con la escena que se topó. “Cuando ingreso a mi domicilio, noto la luz apagada del departamento y me encuentro con Agustina que estaba tirada en el piso. Estaba como temblando, convulsionando. Prendí la luz de la habitación, que estaba toda revuelta, y también noto que había un tendedero tirado en un patio interno”, describió.
Se cree que la víctima se habría defendido porque tenía heridas en sus brazos, aunque la mayoría de los golpes que sufrió la estudiante fueron en la cabeza.
“Fui al patio que tengo cercado con alambre de púas y noto que el perimetral estaba tirado del otro lado. Hay una parrilla que da a un baldío en donde hay una casa que está en construcción. Me subí y vi que había una escalera parada para el ingreso al patio”, prosiguió Parra.
De inmediato, según señala en su relato, Parra dio aviso a la Policía y pidió ayuda a sus vecinos, pero “una estaba durmiendo y otro estaba lavando ropa en el lavarropas”.
Parra manifestó sentirse “muy angustiado” por lo ocurrido. Precisó que le robaron “efectivo y después un bolso deportivo y algo de ropa. Se llevaron mil dólares, un rosario de plata grande y después ropa y los celulares”. Por último, aseguró que “al inquilino anterior le entraron dos o tres veces a robar”.
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