Tras el crimen de María Agustina Fernández, la chica de 19 años asesinada a golpes en un departamento de la ciudad rionegrina de Cipolletti el sábado pasado, su mamá, Silvana Cappello, compartió un desgarrador mensaje en las redes sociales, en el que volvió a reclamar justicia por el hecho y confirmó la decisión de la familia de donar los órganos de la joven estudiante de medicina.
Aunque por el momento no hay ningún detenido, la principal hipótesis que manejan los investigadores es que la muchacha habría sido atacada durante un robo en la propiedad de un amigo suyo, quien aseguró que él no estuvo presente al momento del asalto porque había salido a comprar.
“No paremos hasta saber la verdad. Mi bebé luchó mucho por estudiar, por un futuro; hoy está donando sus órganos, dando la vida que no le permitieron vivir”, escribió en las últimas horas la mamá de Fernández, Silvana Capello, en su cuenta de Facebook.
La decisión de la familia de donar los órganos de la alumna de medicina ya había sido anticipada a Infobae por la propia mujer, poco después de que los médicos del Hospital Pedro Moguillansky, donde se encontraba internada su hija, le confirmaron que finalmente había fallecido.
Sin embargo, este no fue el único mensaje en homenaje a María Agustina Fernández. La gobernadora de Río Negro, Arabela Carreras se reunió con el intendente de Cipolletti, Claudio Di Tella, y le manifestó “el más absoluto compromiso” de su parte “para trabajar en el esclarecimiento de este hecho, que enluta y conmueve a toda la región”, según se informó oficialmente.
En tanto, las autoridades de la Universidad Nacional del Comahue, donde cursaba su carrera la chica, decretaron un día de duelo por su muerte y señalaron que repudian “los crímenes atroces e inadmisibles por razones de género y cualquier otra forma de discriminación”.
“Ella quería ser médica, no tenía un plan b. Siempre decía que tenía que ser médica sí o sí. Recuerdo que si no entendía algo en una clase se conectaba en todas las comisiones para entender el tema. Estuvo muy poco tiempo en mi vida, pero por lo poco que la conocí te hacía sentir muy bien. Siempre hablaba de su familia, de su hermanita, muchas veces tuvo ganas de volver a La Pampa, pero se quedó porque quería estudiar”, contó al diario local Río Negro Jazmín Muñoz, quien era compañera de la víctima en la facultad.
De acuerdo con los primeros datos de la investigación que lleva adelante el fiscal Martín Pezzetta, de la UFT1 de Delitos contras las Personas, el salvaje asalto ocurrió el sábado pasado a la noche, entre las 19 y las 22 horas, en un complejo de departamentos donde residía la joven en inmediaciones de la calle Confluencia al 1300.
Esa noche, siempre según los primeros datos de la investigación, la estudiante de medicina se encontraba en la casa de un vecino y amigo, llamado Pablo Parra. Habían acordado cenar juntos y el hombre salió a hacer unas compras. En ese momento, presuntamente, los delincuentes entraron al lugar, la golpearon salvajemente y escaparon con los celulares de ambos y cerca de mil dólares.
Cuando el inquilino regresó, encontró a la joven en el piso, inconsciente y ensangrentada. Llamó a una ambulancia y la víctima fue llevada hasta el hospital Pedro Moguillansky, donde falleció.
Por el femicidio no hay detenidos y la investigación se maneja con hermetismo. Mientras tanto, Parra rompió el silencio y contó su versión, tras haber sido señalado —al principio— como sospechoso en redes sociales.
El hombre, que trabaja en una empresa de servicios petroleros, reveló que conocía a Agustina desde marzo pasado y relató que la noche del sábado convino una cena con ella. La reconstrucción preliminar indica que cerca de las 19 de aquel día se encontraron en el portón del edificio con otro vecino y le ofreció pasar a su vivienda. “Le dije que entrara, que yo iba a comprar unas cosas y volvía enseguida”, recordó en diálogo con la radio LU19.
El trabajador petrolero dijo que fue a lo de su padre a devolver una parrilla, luego pasó por una heladería y, antes de regresar, también compró unas cervezas en una despensa a la vuelta de su casa. “Desde que me fui hasta que volví habré tardado una hora”, calculó.
SEGUIR LEYENDO: