El fiscal Julio Rivero pidió que Marcelo Macarrón sea absuelto de la acusación de ser el instigador del asesinato -aún impune- de su esposa, Nora Dalmasso, ocurrido en noviembre de 2006 en la ciudad cordobesa de Río Cuarto. Sentado en el banquillo, el viudo escuchó atentamente al representante del Ministerio Público Fiscal (MPF), pero no pudo ocultar su emoción al quedar a un paso de ser exonerado y rompió en llanto durante la lectura del alegato final.
Luego, acompañado de su hijo Facundo, abrazó a los presentes.
“Como soy un fiscal íntegro y no un fiscal dañino, yo voy a pedir la absolución”, explicó Rivero, y concluyó: “Seria irresponsable, oportunista y cobarde acusar”, afirmó Rivero.
En consecuencia, el jurado popular no podrá deliberar debido a que no se cumplen los requisitos establecidos para que el tribunal lo condene en caso considerarlo culpable. Tras un cuarto intermedio, la audiencia en los tribunales de Río Cuarto continuará hoy con los alegatos de la defensa de Macarrón, que pidió hacer su declaración de todas formas.
El viudo Macarrón llegó a la última semana de juicio acusado del delito de homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y por precio o promesa remuneratoria en concurso ideal, de acuerdo a las conclusiones del fiscal Luis Pizarro, el último que instruyó la causa y quien la elevó a juicio.
Después del cuarto intermedio decretado el pasado 22 de junio y tras la declaración presencial de 71 testigos, hoy se llevó a cabo la 39° audiencia del debate oral. El acusado estuvo acompañado por Valentina y Facundo, sus hijos, y Juan Dalmasso, el hermano de Nora.
Tras alegar por más de casi tres horas, Rivero sostuvo que no pudo probar el planteo de Pizarro y pidió su absolución. “No la mató Macarrón, ni la mató un sicario. La mató una sola persona. Un hombre conocido por ella que lo más probable es que la haya estado esperando. Acto seguido se produjo un acto sexual consentido. La sujetó con ambas manos, la dejó inconsciente, tomó el cinto, hizo doble nudo para asegurarse el resultado final. Luego la cubrió con las sábanas de los tobillos al abdomen, en señal de rechazo, de respeto, de pudor, de dejar un mensaje de que no la abusó”, explicó el funcionario, ensayando una teoría del crimen.
Además, el fiscal agregó: “¿Estoy obligado a mantener la acusación de Pizarro? Como fiscal no me puedo dejar llevar por cuestiones subjetivas ni emocionales. No puedo dictaminar cediendo a presiones mediáticas ni sociales. Debo evaluar la prueba de manera objetiva. Como fiscal no puedo torcer la voluntad de la prueba porque se me dé la gana. Debo decirles que como fiscal soy el abogado de la sociedad. no me autoriza a ser tan irresponsable, tan oportunista de acusar por que sí”.
Durante su veredicto, Rivero cuestionó a Pizarro, su colega, por haber decretado secreto de sumario y tomar declaraciones sin control de las partes.
Cuando el fiscal Pizarro decidió que el caso debía ser elevado a juicio, consideró que presumiblemente unos meses antes del crimen, Macarrón “en acuerdo delictivo con personas aún no identificadas por la instrucción, instigó el crimen de su mujer por desavenencias matrimoniales”. Asimismo, añadió que la intención fue de “obtener una ventaja, probablemente política y/o económica” y sostiene que, para eso, “planificó dar muerte a su esposa, Nora Dalmasso”.
La audiencia tuvo un comienzo accidentado, debido a que un jurado popular tuvo que ser reemplazado tras sufrir un ataque de pánico y uno de los suplentes tuvo que reemplazarlo.
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