Tomás Lautaro Krüguer, el rugbier baleado por policías tras una persecución que finalizó en la puerta del barrio cerrado de Moreno donde vive, manejaba con casi tres veces más de lo permitido de alcohol en sangre, así lo reveló el resultado de la pericia al que accedió Infobae.
De acuerdo con el informe pericial que ya está en la causa, la madrugada del 29 de mayo pasado Krüguer, de 19 años, conducía la camioneta Toyota Hilux negra de su papá con 1.4 gramos de alcohol por litro de sangre.
Según pudo cononcer este medio de fuentes de la investigación, el resultado del análisis dio 0.52 de alcohol: 0.02 más de lo permitido. Pero como el estudio se le practicó a las 6, es decir, cinco horas después de la detención, el titular de la UFI Nº4 de Moreno, Federico Soñora, le solicitó a los peritos que hicieran un cálculo del nivel de alcohol por litro de sangre al momento del hecho.
El resultado fue contundente: a la 1 de aquel domingo de mayo el rugbier manejaba con casi el triple de lo permitido, que es 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre.
Comprobar que Krüguer conducía en estado de ebriedad fue una pieza clave para la investigación. “Eso explica por qué no frenó ante la presencia de los patrulleros”, indicaron a este medio fuentes con acceso al expediente.
Además de la alcoholemia positiva, otro dato compromete al jugador del club Mariano Moreno y tiene que ver con los videos de las cámaras de seguridad de la zona y las comunicaciones radiales de los patrulleros, que fueron analizados por la fiscalía.
Según supo este medio, en las imágenes se ve que Krüguer circulaba por la Ruta Provincial N.º 7, que en ese tramo es la avenida General San Martín, en dirección al barrio Álvarez del Bosque, donde vive con su familia. En el camino, el joven infringió varias veces las normas de tránsito: para empezar, llegó al country con las luces apagadas. Luego, ingresó al lugar, retiró algo y, cuando volvió a salir, lo hizo a contramano y casi choca a un auto. En ese momento, un patrullero de la Policía Bonaerense comenzó a seguirlo para intentar detenerlo. La persecución duró un total de 11 minutos.
En ese lapso de tiempo, los patrulleros encendieron la sirena y las balizas para que el conductor de la camioneta frenara, sin embargo, el joven hizo caso omiso a las señales.
“En una parte de la secuencia, incluso, se ve cómo un móvil policial se ubica por detrás de la Hilux y otro va por delante con las balizas encendidas. En vez de frenar, dobla hacia la izquierda y acelera para huir del operativo”, explicaron a Infobae fuentes de la investigación.
Tras varios días internado en la Clínica Modelo de Morón por los tres disparos policiales que recibió (uno en cada pierna y otro en el brazo), Krüguer fue dado de alta y ya regresó a su casa. Todavía no declaró ante el fiscal. “Es probable que lo haga la semana que viene”, dijeron las mismas fuentes a este medio.
Mas allá de la versión que dará Krüguer, el fiscal aun espera los resultados de la pericia balística realizada por la Policía Federal para establecer desde qué arma partieron los disparos; y la dirección, la distancia y la cantidad de tiros que se hicieron. Lo que deberá resolver, explicaron a este medio las mismas fuentes, es si los disparos fueron excesivos o está justificada la reacción de los oficiales. Solo de esta manera se podrá calificar el hecho.
Una vez que disponga de esa información y pueda tomarle declaración a Krüguer, el fiscal llamará a indagatoria a los policías acusados.
Un testimonio que favorecería a los oficiales es el del portero del barrio cerrado, quien presenció los segundos previos a la balacera. Según declaró ante el titular de la UFI N° 4, el pasado miércoles 1° de junio, escuchó la voz de “Alto” de los policías y, enseguida, los disparos.
De momento, la Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires realiza una investigación interna sobre lo sucedido, mientras mantiene separados de sus funciones a los dos policías involucrados, que penalmente están acusados de “lesiones agravadas”. Fueron sumariados.
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