Luciano Andrés Geddo, el profesor de Literatura de 47 años que había sido baleado hace dos semanas tras ser atacado por cuatro hombres cuando salía de su casa —en el partido bonaerense de La Matanza—, falleció esta mañana luego de permanecer internado durante 15 días.
El caso quedó en manos de Analía Córdoba, titular de la UFI Nº11 de ese distrito, quien por el momento no logró determinar si se trató de una venganza o un asunto personal, debido a que los delincuentes no le robaron ninguna de sus pertenencias y escaparon tras disparar varias veces con la clara intención de asesinarlo.
Tras el fallecimiento de Geddo, el caso giró hacia la fiscalía especializada en Homicidios de La Matanza, que ahora tendrá la tarea de intentar clarificar el homicidio del docente.
El ataque sucedió el 4 de junio cerca de las 7. Según informaron fuentes del caso a Infobae, Geddo había salido de la casa donde vive junto a su padre para dirigirse al trabajo cuando fue agredido, a metros del cruce con la calle Juan Florio, por un hombre que había llegado al lugar a bordo de un Citroën C4 negro con vidrios polarizados, en el que, de acuerdo a testigos, circulaban otras tres personas.
El docente recibió al menos tres balazos, uno de los cuales impactó en su cuello. En un primer momento, fue auxiliado por una enfermera de la zona que había oído los disparos. Luego, su padre lo subió a un auto y lo llevó al Hospital de Haedo, donde fue intervenido quirúrgicamente. Tras 15 días internado, esta mañana falleció.
En la escena donde balearon al profesor, agentes de la Policía Científica levantaron 6 vainas servidas calibre 9 milímetros y varias pertenencias de la víctima: una mochila que tenía un orificio de bala, una bufanda con manchas de sangre, una notebook, un teléfono celular y una billetera con dinero en efectivo. Esto es de relevancia para la investigación, dado que el agresor y sus cómplices huyeron sin robar nada.
Algunos testimonios que constan en el expediente indican que, previo al ataque, el auto de los delincuentes estaba estacionado cerca de la casa de la víctima, con las luces apagadas y sus cuatro ocupantes a bordo. Además, unos minutos antes de eso, una cámara de un supermercado cercano registró al Citroën circular en dos ocasiones por la calle Cervantes antes de detenerse.
Por estos elementos, una hipótesis que se maneja apunta a que al docente lo estaban esperando por algún otro motivo que no era el robo.
“Por la modalidad, no creemos que pudo haber sido un hecho de inseguridad al voleo. El vehículo estacionó, se mantuvo detenido y a la víctima no le sustrajeron la mochila, el celular ni ninguna pertenencia. Todavía no se puede descartar ninguna hipótesis, pero en principio el hecho se inclinaría a una cuestión personal de fondo”, señaló una fuente del caso, y agregó que, desde el entorno de la víctima, manifestaron que Geddo “no tenía problemas con nadie”, o al menos no estaban al tanto de algún conflicto.
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