Tras siete años de búsqueda, el Gobierno decidió aumentar la recompensa para dar con el paradero de un taxista prófugo acusado de violar a una joven en Palermo. El monto ascendió a $5 millones de pesos para quienes brinden datos útiles que sirvan para lograr la aprehensión del sujeto.
Mediante la resolución 374/2022, publicada en el Boletín Oficial, se busca la detención de Tito Franklin Escobar Ayllón (D.N.I. N° 92.923.984), sobre quien pesa una orden de captura nacional desde el día 23 de abril de 2015, e internacional desde el día 24 de abril de 2015, por el delito de abuso sexual agravado.
La decisión firmada por Aníbal Fernández, ministro de Seguridad de la Nación, detalla que las personas que puedan comunicar datos pueden hacerlo llamando telefónicamente al Programa Nacional de Coordinación para la Búsqueda de Personas ordenada por la Justicia, cuyo número de acceso rápido es el 134.
El hombre está acusado de violar, a bordo de su auto marca Chevrolet modelo “Spin” de la empresa “Premium”, a Manuela Ponz, de 20 años en ese entonces, quien salía de un bar de la zona de Colegiales. La atacó luego de que se quedara dormida en el asiento trasero.
La Justicia buscó a Escobar Ayllón, que huyó rápidamente. Dejó de percibir los beneficios sociales que cobraba en ese entonces, abandonó su domicilio en Sarandí, terminó su relación laboral con un empresario de taxis de la comunidad boliviana al que le manejaba. Su propia mujer lo señaló. Escobar se convirtió en el principal sospechoso luego de que su pareja se presentó en una comisaría de Sarandí y aseguró que el taxista le reconoció la violación. El taxi fue encontrado en Balvanera poco después, una zona donde Escobar tenía un domicilio.
Con el correr del tiempo, la recompensa fue aumentando, inició en $200.000, después subió a $500.000, hasta ahora actualizarse al valor indicado. En el artículo 3°, la medida aclara que el pago de la recompensa será realizado en el Ministerio indicado o en el lugar que designe el representante de esta Cartera de Estado, previo informe del representante de la autoridad interviniente sobre el mérito de la información brindada, preservando la identidad del aportante.
Mientras su cara continúa en el sitio de Interpol, Manuela, su víctima, espera la resolución de la causa. Incluso, en la búsqueda de un método de sanación, la mujer escribió y presentó en la Feria del Libro su libro, La Última Víctima, para relatar su experiencia. “Nada. Nunca estuvieron ni cerca de decirme dónde está. Pasaron cuatro años desde que supe por última vez del Juzgado N°2. Siempre que pedí medidas las ordenaron. El problema es que los recursos son escasos”, contó la autora.
Las críticas de Manuela al sistema son históricas. La realidad del delito también deja en evidencia otro factor: los prófugos de alto perfil como Escobar Ayllón pueden permanecer libres mientras no se dejen ver. Usualmente caen por una llamada telefónica a su entorno, mostrar la cara en la calle o en redes sociales, un alta en algún tipo de sistema, previsional, laboral o de salud. La impaciencia los traiciona, o su complacencia para vivir algo que se parezca a una vida normal. El taxista logró lo que pocos fugados de alto perfil pudieron: permanecer totalmente bajo el radar por más de un lustro.
Las fuentes de los organismos de seguridad que conocieron por dentro la búsqueda de Escobar Ayllón todavía rememoran los callejones sin salida. “Puede estar en Bolivia, su país de origen, como en cualquier otro lugar del mundo”, asegura una alta fuente dentro de una fuerza de seguridad. Los datos que llevaron a seguirle el rastro en Bolivia, donde Manuela mismo planeó seguirlo “no llevaron a nada, eran callejones sin salida, se buscó allá y el resultado fue negativo”. Sus registros de movimiento tampoco arrojan nada. Su ficha en Migraciones no muestra ningún regreso. Hoy, Interpol, a nivel local, se atiene a cumplir las órdenes desde Tribunales.
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