Recuperó la libertad el cuidacoche que, en las últimas horas, fue absuelto por el delito de encubrimiento del crimen de Lola Chomnalez, la adolescente argentina asesinada en 2014 en la playa uruguaya de Barra de Valizas. Se trata de Ángel Moreira, alias “El Cachila”, quien estuvo tres años preso: “La pasé mal, casi me mataron, pero bueno, la fui llevando. Pasé dos meses en el calabozo durmiendo en una bolsa de basura”, dijo.
“El Cachila” habló con el canal Subrayado de Uruguay al salir de su lugar de detención. Moreira había sido arrestado al comienzo de la investigación, pero quedó libre ya que dio negativo el cotejo de su ADN con el material genético hallado en los objetos de la víctima.
Sin embargo, en 2019 la Justicia uruguaya volvió a imputarlo como encubridor al concluir que “estuvo presente antes, durante y después del homicidio” de la adolescente. Así, terminó tras las rejas. Este lunes, sin embargo, el juez Juan Giménez Vera decidió absolverlo y dejarlo en libertad.
La noticia de la absolución no fue bien recibida por la familia de la víctima: Juan Willman, uno de los abogados de los padres de Lola, aseguró a Télam que espera que la fiscalía apele el fallo. De hecho, la fiscal Jéssica Pereira había solicitado al magistrado que condene a “El Cachila” a 10 años de prisión por “encubrimiento”.
Tras ser liberado y al ser consultado sobre los motivos que lo llevaron a estar imputado y detenido por el crimen de Lola, Moreira explicó que lo “llevaron drogado, hasta las manos” a declarar y que, en ese estado, dijo cosas que no debió decir. “Nunca tuvieron pruebas contra mí”, señaló. Además, recordó que desde hace tres años y medio no puede ver a sus hijos y sostuvo que, durante ese tiempo, también sufrió distintos problemas de salud.
En su sentencia de 58 páginas, el juez Giménez Vera sostuvo que “no existe medio probatorio alguno” que posibilite responsabilizar a Moreira del delito de “encubrimiento, ni de cualquier otra conducta penalmente reprochable”.
También remarcó que el peritaje psiquiátrico a “Cachila” arrojó que presenta una personalidad con tendencia “a la mitomanía”, a “irritarse fácilmente y perder el control de sus impulsos”, y un patrón de “desprecio y violación de los derechos de los demás”.
“La conducta de Ángel Moreira no resulta atrapada en el tipo penal del delito de encubrimiento, dado que no conoció la existencia del delito anterior, ni ayudó, colaboró contribuyó o facilitó a su autor, con la finalidad de sustraerlo de la acción de Justicia”, ahondó el magistrado en el fallo.
Luego, refirió que el acusado dio tres versiones distintas del hecho y que su descargo en determinados tramos y cuestiones puntuales “carece de espontaneidad verosimilitud”. “La sola voz de Moreira, relatando hechos poco creíbles, por un lado, y contradictorios con respecto a las pruebas que se han acumulado, demuelen cualquier estructura seria que pretenda responsabilizar con certeza jurídica a una persona de la comisión de un delito”, afirmó para luego disponer la “inmediata libertad en forma provisional y bajo caución juratoria” del acusado.
Por el crimen de la adolescente continúa detenido Leonardo David Sena (39), quien, según el juez Giménez Vera, “es quien depositó su material genético en la escena del hecho, es decir, en la toalla que estaba en el interior de la mochila que llevaba Lola el día que falleció y en su documento nacional de identificación argentino”.
“Está científicamente ubicado en el lugar del crimen. Reconoce haber tomado contacto con las pertenencias de Lola y que sustrae dinero de la mochila, reconoce lo que es imposible no reconocer porque la evidencia científica lo coloca en ese lugar, pero niega la autoría del crimen”, manifestó el abogado de los Chomnalez, cuando detuvieron a Sena en mayo último.
El crimen de Lola
El sábado 27 de diciembre de 2014, Lola Chomnalez viajó a Uruguay y se alojó en la casa de su madrina, Claudia Fernández. Al día siguiente, la adolescente salió a caminar por la playa y desde allí no se supo más de ella.
De inmediato, su familia radicó la denuncia e inició una intensa búsqueda. 48 horas después su cuerpo fue encontrado en una zona de médanos ubicada a 4 kilómetros de la vivienda de su familia.
A partir de la autopsia, los peritos determinaron que la adolescente tenía varios cortes en su cuerpo, los cuales fueron realizados con un arma blanca. Además, se constató que murió por asfixia por sofocación. Para la fiscalía, al ser atacada la adolescente intentó escapar corriendo pero fue alcanzada y, no solo la hirieron con un arma blanca, sino que la golpearon en la cabeza. Al intentar pedir auxilio, los atacantes le apretaron la cara contra la arena y murió asfixiada.
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