Nicolás Gabriel Balzi ciertamente la vivía, lo que se dice un policía con onda. De 25 años, suboficial de la seccional 2° de Cañada de Gómez de la fuerza provincial de Santa Fe, ubicado a 70 kilómetros de Rosario, se mostraba en Instagram en torneos de fisicoculturismo en plena flexión de bíceps hasta que perdió el tono muscular, luego en fiestas electrónicas junto a un séquito de chicas, tal vez alguna foto de uniforme. Nada raro hasta aquí. Semanas atrás, un informante lo delató. Así, el fiscal federal Javier Arzubi Calvo, recientemente designado a la Fiscalía Federal N°1 de Rosario, lo investigó e intervino su teléfono.
Un alto detective vinculado al caso asegura: “El zarpado vendía de uniforme”.
Así, lo arrestaron en febrero de este año.
La División Antidrogas Rosario de la Policía Federal lo allanó en un domicilio de la calle Congreso en Rosario. Le encontraron su pistola Bersa reglamentaria, su juego de esposas, su credencial de la fuerza y 32 mil pesos, además de treinta pastillas de éxtasis, cuarenta gramos de cogollos de porro, 18 gramos de cristal de MDMA, dos plantas de marihuana y dos planchas de 25 troqueles cada una de LSD. Tenía sobres con los que diferenciaba sus pastillas, con formas del logo de una popular marca de chombas o la cara de Homero Simpson. Podía vender, según la acusación en su contra, un gramo de cristal de MDMA a 20 mil pesos, ciertamente caro, o pastillas a dos mil.
Lo que le incautaron se condecía con la denuncia del buchón que lo entregó a la Federal, según confirmaron fuentes del caso a Infobae: de acuerdo al delator, Balzi era un dealer de pastillas en fiestas electrónicas, también operaba como delivery. Su novia fue allanada y aprehendida en la calle Güemes: le encontraron dos mil dólares, cinco celulares, otra plancha de LSD y una pastilla con el logo de Coca Cola, de alto poder, capaz de contener más de 200 miligramos de MDMA.
Balzi sigue preso hasta hoy. Ahora, Arzubi Calvo y la Federal fueron por los acusados de proveerle el material narco.
Tras los allanamientos iniciales, una nueva pista delatora que llegó en marzo llevó dos nombres a la Justicia: Leandro Walter Miranda, efectivo de la PDI de Santa Fe, empleado del Ministerio de Seguridad provincial desde 2012 y Emilio Martín Tisera, alias “Emi Trix”, que vivía en los condominios de la zona del Alto, que manejaba un BMW blanco y lo mostraba en redes sociales. El delator fue sumamente específico para incendiar a Tisera. Dijo que el hombre de 33 años, ex empleado de una droguería, viajaría a CABA cada 15 o 20 días para traer “pastillas de éxtasis y otras drogas o el polvo, ya que tendría una máquina para la fabricación de comprimidos a la que cambia de lugar cada tanto en departamentos que alquila en Funes o Roldan”.
A su vez, otros dos revendedores reportaban a Tisera. Uno ya tenía una condena por delitos narco.
Leandro Miranda tiene otra cosa: es hijo de Walter Rubén Miranda, ex jefe de la Policía santefesina, a la que encabezó diez años atrás.
El informante incluso aportó la patente del BMW y fue más lejos todavía: dijo que Miranda era, directamente, el custodio de Tisera. No solo eso: Miranda, que tenía vínculos directos con Balzi, se encargaría de los repartos narco y de hasta apretar a quienes le debían dinero al hombre del BMW. Se investigaron los movimientos de Tisera, con un viaje a Brasil vía Paso de los Libres con uno de los acusados de ser un revendedor de su banda, el condenado años antes por vender droga.
Lo siguieron también: llegaron a verlo en sus movimientos de venta a bordo de un BMW acompañado de una joven, a la que cotejaron vía redes sociales. Era su novia, Julieta Valenzuela, dedicada a la manicuría, según ella misma. Julieta es casi una influencer: casi 13 mil seguidores le dan like a sus fotos en bikini, a bordo de motos jet ski en el rio local, o en fiestas electrónicas donde baila al amanecer.
Esta mañana, Miranda, Tisera, Valenzuela y un presunto revendedor fueron detenidos por la Federal. Encontraron pastillas de éxtasis, cristal de MDMA y ketamina: los allanamientos seguían en proceso al cierre de esta nota En el domicilio de Tisera se encontraron 600 mil pesos, algunas flores de marihuana y una pistola Browning 9 milímetros con tres balas.
También se allanó un departamento en la calle San Lorenzo que Tisera y Valenzuela supuestamente usaban de depósito: allí se encontraron más de 2 mil pastillas y 130 gramos de cristal, además de una balanza digital.
Algo llama particularmente la atención entre todo el stock, una novedad reciente para el mercado dealer: las pastillas Instagram rojas, definidas por usuarios en foros como Argenpills -una comunidad dedicada al testeo y reseña de nuevas drogas en el mercado, orientada a la reducción de daños y las alertas entre consumidores- como de alto poder, con una cobertura laqueada que denota su calidad en manufactura.
Por otra parte, no es la primera vez que la Justicia federal investiga a Tisera. Hay una vieja causa de de abril de 2016, iniciada tras un informe de la Aduana de Rosario, en la que se denunciaba una encomienda cargada de pastillas proveniente desde Holanda. Nadie la fue a buscar. La dirección del destinatario resultó ser el entonces domicilio de Tisera.
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