El 14 de junio de 2021, hace un año, Guadalupe Belén Lucero Cialone, de cinco años, fue vista por última vez cuando jugaba en la puerta de su casa en el barrio 544 Viviendas de la ciudad de San Luis junto a sus primos y primas. En el primer aniversario de su desaparición, sin novedades ni pistas concretas de su paradero en la investigación, su familia convocó a una marcha junto a organizaciones sociales, políticas, sindicales y feministas en la capital provincial.
La marcha-que se iniciará mañana a las 17 en Colón y Bolívar con el descubrimiento de un mural- irá hasta la sede del Poder Judicial de la provincia donde se exhibirá un video que recopiló la familia e intervenciones artísticas para recordar a la menor.
En la convocatoria, en la que su familia pidió que la movilización se lleve a cabo “sin violencias de ningún tipo”, los allegados de Guadalupe pidieron acompañamiento en el reclamo de pedido de renuncia al ministro de Seguridad de la Provincia, Luciano Anastasi, por considerar que “el Estado es responsable” por la desaparición de la niña sobre cuyo paradero no se sabe nada aún. Este lunes, jugadores del Club Sportivo Estudiantes salieron a la cancha llevando una pancarta con la cara de la niña y el logo de Missing Children. Yamila Cialone, la mamá de Guadalupe, agradeció el gesto e invitó a la sociedad a sumarse a las actividades de este martes.
La recompensa de cinco millones de pesos por datos para dar con su paradero, establecida por el Ministerio de Seguridad, continúa vigente.
Guadalupe desapareció en junio del año pasado en el barrio 544 Viviendas de la ciudad de San Luis. Tiene tez trigueña y al momento de su desaparición tenía el cabello lacio por debajo de los hombros y un lunar en la mejilla izquierda.
A fines de abril pasado, cerca de 100 gendarmes realizaron nuevos rastrillajes en la provincia, en un predio de 60 hectáreas, pero no surgieron de esas intervenciones elementos que puedan dar con el paradero de Guadalupe.
Solo se encontró “una calza pequeña, de color oscuro y rajada, unas botitas número 30 y restos óseos quemados”. A pesar de la expectativa que generaron los hallazgos, la madre de la nena descartó que pertenezcan a su hija cuando fue citada a reconocerlas.
“Yo estoy buscando a mi hija viva y no encontrarla en un rastrillaje. Esto es un circo mediático, buscan en un lugar público que la gente lo usa como basural y como medio de camino para animales”, dijo en una de sus publicaciones de Facebook, por donde se expresa regularmente sobre la búsqueda de su hija.
Mientras tanto, la búsqueda sigue. En los últimos meses, se llevaron adelante más de 400 allanamientos y se secuestraron y peritaron más de 100 celulares, sin aportes sustanciosos para la investigación.
Las hipótesis, según asegura un investigador clave en el caso, son tres: que la menor haya sufrido un accidente, que haya sido víctima de un secuestro -por el cual nunca se pidió rescate-, o que se haya ido con un conocido.
Cuál tiene más fuerza hoy en el expediente investigado por el equipo federal de fiscales integrado por Cristian Rachid, Leonel Gómez Barbella, Marcelo Colombo y Alejandra Mángano es algo que se maneja con estricta reserva. Sin embargo, un fantasma histórico del caso está prácticamente descartado para los detectives: la posibilidad de un caso de trata de personas.
Al día de hoy, no existen elementos o testimonios en el expediente que indiquen que Guadalupe haya sido secuestrada para ser vendida a explotadores de chicos. Tampoco hay una línea que vincule a la familia o allegados de la menor al comercio sexual. Sin embargo, la hipótesis no se descarta de manera preventiva.
El fiscal Rachid ratificó en los últimos meses que hay “un sinnúmero de medidas en curso”, que por el momento no serán reveladas, aunque redundó que los rastrillajes se enfocan en las líneas de investigación que apunta a un posible secuestro de la niña y un accidente, esto último a raíz de lo que habría dicho una niña a psicólogos, testimonio que se logró a través de actividades de juego.
La menor, que padece un retraso madurativo, “habría regresado el día de la desaparición de Guadalupe con la ropa embarrada y restos de pasto en la cabeza, reproduciendo una versión poco entendible sobre la niña desaparecida, por la que se infiere la posibilidad de un accidente en un juego entre ellas”, explicaron fuentes vinculadas a la causa.
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