Cada vez que Tamara Doldán tiene que nombrar al futbolista de Boca Sebastián Villa baja la mirada como con vergüenza. Lo mismo sucede cuando relata lo que pasó la noche del 26 de junio de 2021 cuando, según su denuncia, el delantero la violó en la casa que el colombiano tiene en un country de Canning. Y, entonces, un llanto desconsolado la asalta, le corta la voz y le quita fuerzas para seguir. Sin embargo, ella se esfuerza por reponerse, toma aire y sigue. “Tengo que hablar porque es sacarme una mochila de encima”, se sinceró en diálogo con Infobae, en la que fue su primera entrevista con un medio.
Este lunes, este medio dio la primera parte de la extensa nota que brindó Tamara, misionera de 26 años y mamá de un niño. Ahora, en este segundo envío, la denunciante del astro de Boca contó por qué decidió romper el silencio: “Sentí la necesidad una tarde que vi por redes sociales que Sebastián había metido un gol y que todos lo inflaban, y lo alababan. Me dio mucha impotencia. Mientras, yo estaba destruída, sola y llorando. Llamé a mi abogado Roberto Castillo y le dije que quería hablar”.
Según la denuncia ante la Justicia que hizo Tamara, todo comenzó en un asado en otro country al que había acompañado al futbolista. “Había varios jugadores de Boca en esa reunión, pero prefiero no nombrarlos. Y él empezó con los celos. Me celaba por todo, y más cuando tomaba. Esa noche había tomado mucho. El alcohol lo transforma. Él puede estar muy sonriente y al rato explotar de una manera que no lo podés entender”.
-Después del asado se fueron a la casa de Villa en el country Venado II. ¿Qué pasó ahí?
-Fuimos a la habitación, lo normal, lo de siempre. Yo no sabía dónde estaba parada. No sabía que me podía hacer él. Fue confuso para mí, pero yo me quería ir de ahí. Eso es de lo único que estaba segura en ese momento. Eso que me hizo no se perdona, y me quería ir. Y él es muy manipulador. Ya en la habitación, él me había tirado un comentario machista y…
Tamara no pudo terminar la respuesta. Su voz se rompió y sus ojos se llenaron de lágrimas, mientras buscaba la mano de su abogado para sentirse contenida. “Ya está, hasta acá”, pidió con timidez. Pero antes de seguir ofreció disculpas y aclaró: “¿Sabés qué pasa? Ya lo conté muchas veces, y cada vez que me acuerdo duele lo mismo. No duele menos nunca. Incluso, duele más cada vez. Me acuerdo de todo. Él siempre fue celoso, pero nunca pensé que me lastimaría. Se me cayó el mundo entero”.
Otro recuerdo que Tamara tiene bien presente es su visita al Hospital Penna, al día siguiente de la violación denunciada, por dolores vaginales. Allí, según contó, fue atendida por dos médicas: una llamada Renee Legrand y otra, residente en ese momento, Raquel Santa Cruz.
En sus respectivas testimoniales, las dos profesionales, aseguraron no recordar la presencia de Tamara y se desentendieron por completo de la situación. Sin embargo, la víctima, al parecer, tiene bien presente lo que sucedió esa mañana en el consultorio. “Me acuerdo de todo. Llegué muy mal y sola, siempre estuve sola en todo. Cuando fui al hospital sentía dolores. Hasta en la sala de espera tenía miedo de todo. Yo sólo quería ir, que alguien me atienda y me dé algo para los dolores, nada más. Sin otra intención. Me atendió la médica y me dijo: ‘Mamita, ¿qué te pasa?’. Yo no le quise contar, y ella me respondió que si no le decía, ella no podía trabajar. Entonces, cuando me revisó se dio cuenta sola. Me preguntó una y otra vez si me habían violado. Era la primera vez que escuchaba esa palabra, recién ahí caí. Se largó a llorar conmigo. Ella me dijo de hacer los protocolos conmigo, quería hacer VIH, todo. Yo le dije, ése es el punto: él es mi pareja”, recordó Tamara.
-¿Qué más te dijo?
-Que lo denuncie, que por más que sea mi pareja es un delito. Trataba de hacerme entrar en razón, pero yo tenía miedo. Es más, en la declaración de ella no dijo que yo tenía sangrado. No entiendo cómo no se acuerda. Me gustaría que se acuerde. Ahí, es donde me dice que no tenga miedo y que había dos policías abajo. Y yo no quería porque tenía todo el tiempo en mi celular llamadas de Félix (NdeR: asistente de Villa) y de Sebastián. Cuando la médica se va, aprovecho y me voy yo también, por miedo.
-Y, cuando hiciste la denuncia, ¿sentiste que te sacaste un peso de encima?
-Siento que al hacer la denuncia me cargué mucho más peso del que tenía. Muchas veces me arrepiento de haberlo hecho. Me da vergüenza porque no es fácil, pero sí necesario. Sino va a quedar todo impune.
Cuando Tamara narró entonces el episodio en el cual un hombre llamado Félix, mejor amigo y mano derecha de Villa, le ofreció 5.000 dólares para que no haga la denuncia, y aseguró que intentaron echarle la culpa de lo que había sucedido esa noche en la casa del futbolista.
“Félix me echaba la culpa diciéndome que si yo sé cómo es él, para qué lo hago enojar. También me decían desde su entorno: ‘Él te dijo que era celoso, y siempre lo supiste’. Yo lloraba desconsoladamente. Siempre traté de ser fuerte, porque ellos me ven mal y me pisotean. Quisieron presionarme para que vaya a su médico, me pidieron los nombres de las médicos que me habían atendido en el (hospital) Penna”.
-Tuviste miedo.
-Si, Para mí son como una mafia gigante, él no estaba sólo.
Foto: Adrián Escandar / video: Lihueel Althabe
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