Pablo Damián Grottini, el chofer de cortejos fúnebres sospechado de ser el primer asesino serial de la historia criminal reciente en la Argentina, sigue preso en la Unidad Penitenciaria N°3 de San Nicolás. Está acusado de planificar y ejecutar el crimen de su hermano Germán (32) en 2019, de su hija adoptiva Ailén (10) en 2021, y de su madre Teresita Di Martino (61), ocurrido unos días antes de su arresto a fines de abril pasado en la ciudad bonaerense de Ramallo.
Esta semana, Grottini rompió el silencio desde su celda, en una breve declaración por video difundida por el diario El Norte en el que apunta contra la fiscal María Belén Baños, a cargo de la UFI N°12 de San Nicolás, que investiga el caso y que lo tiene como imputado.
“Soy Pablo Damián Grottini, estoy acusado por haber matado a mi familia cuando no tengo nada que ver”, así comenzó el mensaje y siguió: “Soy inocente, pero la señora fiscal, a partir del 28 de abril de 2022, me culpa de ser un asesino serial. Ella dijo que no tenía dudas, cuando las cuatro pericias de mi madre salieron bien. Nadie me escucha, a mí ni a mis defensores, sino que la señora dijo que yo había cremado a mi hija y había tirado las cenizas de mi hermano al río”.
“Son todas mentiras. Soy inocente, soy inocente”, concluyó.
La semana pasada, a pedido de Baños, el juez de Garantías de San Nicolás, Román Parodi, le dictó la prisión preventiva mientras avanza la investigación por las tres muertes, todas según sospechan los investigadores, ocurridas con una misma mecánica: envenenados a través del suero en el hospital donde habían sido internados tras sentir un fuerte malestar.
La causa empezó luego de la muerte de la madre de Grottini, Teresita Di Martino, quien murió en el Hospital San Felipe de San Nicolás hace dos meses. La había llevado justamente su hijo tras sentir un mareo. Mientras estaba internada, el acusado alertó al personal médico que la sonda de suero “perdía”. Una enfermera de turno constató que estaba pinchado, atravesado de lado a lado, y observó algo que le llamó la atención: según dijo, el hijo tenía sus prendas de vestir mojadas.
Una hora y media después, Grottini volvió a llamar a los enfermeros: su madre ya había fallecido. Luego, otra enfermera halló una ampolla de Diazepam junto al cuerpo de la mujer. Se trata de un poderoso psicofármaco que no había sido prescripto para ningún paciente ese día. La sonda de suero, además, tenía signos de haber sido manipulada.
Mientras se investigaba este episodio, diferentes testimonios de allegados revelaron que un hermano de Grottini había fallecido en circunstancias similares, al igual que su hija de 10 años, quien padecía un retraso madurativo. Las sospechas se acrecentaron porque ninguno de los familiares tenía una patología previa. Germán, por ejemplo, era un deportista y guardavidas. Su madre, según dichos de sus amigos, días antes de ser internada estaba en perfecto estado de salud. Lo mismo Aylén.
Con el correr de los días, la fiscal Baños fue sumando pruebas al expediente que comprometen al acusado. El análisis de la computadora del imputado reveló que buscó en Google “qué pasa si inyecto aire en las venas” o “cuánto después de introducir aire se produce el infarto”. En su historial online también figuraban otras averiguaciones. como “los 10 venenos más letales” y “cómo provocar un infarto”.
Ante esa situación, la fiscal dispuso imputarle las tres muertes y ordenó exhumar el cuerpo de la niña para una autopsia (el de Germán fue cremado). Así, Grottini quedó acusado por los delitos de homicidio doblemente agravado por el vínculo y por alevosía en perjuicio de su madre y de su hija, mientras que por el fallecimiento de su hermano lo hizo con la calificación legal de homicidio agravado por alevosía.
Además, la fiscal Baños le sumó el delito de “daño” debido a que un testigo declaró que dos días después de la muerte del hermano, en 2019, vio a Grottini inyectarle una sustancia a una perra dentro de su casa.
Una vez bajo arresto, Grottini dio su versión de los hechos. Explicó que la supuesta crisis de salud de su madre había comenzado la noche del viernes 29 de abril, cuando estaban “en la mesa de su casa”. Afirmó que Teresita estaba “con dolor de pecho, muy nerviosa y muy angustiada”, por lo que decidió llevarla al hospital. Allí, dijo el detenido, a su madre “le hacen unos chequeos, le colocan una vía y le van a hacer una tomografía”.
Finalmente, culpó a una enfermera: dijo que manipuló la sonda de su madre para inyectar una sustancia desconocida. Pero Grottini nunca mencionó qué hacía en ese lugar el fármaco que no era del hospital.
Sobre Aylén, aseguró que fue víctima de una mala praxis. De su hermano Germán no habló. A su entorno, en tanto, siempre le repetía lo mismo que memciona en el video: que él no fue el culpable de nada, que simplemente está rodeado de tragedias.
Por otro lado, el acusado confirmó las búsquedas sospechosas en Internet, pero dio una insólita excusa: aseguró que las realizó con intención de suicidarse, y no con el objetivo de matar gente, según pudo saber Infobae.
Según fuentes del caso, ahora permanece aislado en una celda única, recibe visitas dos veces por semana por parte de un tío y de uno de sus primos, se muestra deprimido y lee la Biblia. Los primeros días se negó a comer. También lo frecuenta su abogado particular, Jorge Ingrata.
Lo último que se incorporó a la causa fue un informe elaborado a partir de las muestras extraídas del cuerpo de Teresita Di Martino, los análisis sobre tejidos hechos en la Asesoría Pericial de La Plata, que remarcan que no hubo inyección de aire en el suero. Esto debilita la hipótesis del deceso por embolia, cree la defensa. No obstante aún quedan muestras por analizar y resultados por conocer. La investigación continúa abierta.
Todavía se desconoce el móvil de los crímenes. Si bien se habló del cobro de los pocos bienes que tiene la familia, es solo una hipótesis que no ha ganado sustento en la causa. Mientras tanto, la fiscal Baños se reserva la chance de pedir una pericia psiquiátrica para Grottini, algo que todavía no ocurrió y sobre la cual, llegado el caso, el sospechoso puede negarse a realizarla.
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