La semana pasada, un hombre de 30 años ingresó al baño de la estación Tres de Febrero en la línea Mitre en Palermo para robar una canilla de bronce. El hurto causó daños evidentes, con una pequeña inundación de agua que llamó la atención del personal de seguridad. La situación fue vista por las cámaras de seguridad del Comando Trenes Seguros, perteneciente a Trenes Argentinos, desde donde se solicitó la intervención de la Policía Federal, con jurisdicción en las líneas ferroviarias. El hombre fue interceptado gracias al seguimiento de las cámaras. No fue detenido, aseguran fuentes judiciales, pero enfrentó una causa por hurto en la Justicia.
Terminó en los tribunales federales, ya que robar propiedad del Estado, aunque sea una canilla, es delito federal.
El expediente, por turno, se tramitó en el Juzgado Federal N°7 de Sebastián Casanello. El hombre fue sobreseído: Casanello, confirman fuentes con acceso al expediente, consideró que no había un conflicto y que el hombre había robado, literalmente, por necesidad. El acusado se negó a declarar pero se mostró compungido por la situación. Su domicilio en su DNI indicaba una casa en Núñez, en la zona de la estación del tren Mitre, donde fue un patrullero a constatar. Allí estaban los padres del acusado, que tomaron distancia de su hijo.
El hombre, según descubrió personal de la Justicia, vivía en la Villa 31 hace varias semanas.
No es la primera vez que el robo de una canilla llega a la Justicia. En julio de 2019, un chatarrero de Laferrere, padre de dos hijos, estuvo detenido en la alcaidía de Tribunales durante tres días y fue sometido a un proceso judicial que duró casi un mes tras robar otras dos bocas de agua en un convento porteño. El acusado, sin antecedentes penales, no tenía en ese momento un empleo formal. En ocasiones trabajaba en la feria La Salada de bagayero, es decir, lleva bultos de un lado al otro. Si no recibía el aviso, salía a juntar objetos que pudiera revender: desde bronce hasta ropa, lo que sea.
Cuando lo detuvieron, el hombre dijo que era viudo, que su pareja había muerto de cáncer de mama dos semanas antes de ser detenido por robar las canillas. Sus hijos, un varón de 5 y una nena de 3 años, tenían problemas respiratorios. Finalmente, fue sobreseído por la jueza Alejandra Provitola.
Los robos en las estaciones de tren suelen estar marcados por otra lógica, el arrebato y el pungueo de celulares para revender a desarmaderos donde se desguazan por repuestos. En enero de este año se viralizó en redes sociales un insólito video que muestra cómo un ladrón le arrebató el teléfono celular a un agente de la Policía de la Ciudad a través de la ventanilla de un vagón de tren en la línea Roca.
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