Jesuán Ezequiel M., de 26 años, y Franco Ezequiel Z., de 27, los dos jóvenes detenidos por la salvaje agresión a Tiziano Gravier, hijo de Valeria Mazza, se entregaron este miércoles ante el fiscal de la causa, Rodrigo Santana, que ordenó la detención y el traslado a la sede de la Agencia de Investigación Criminal (AIC). Poco antes habían sido allanados en sus domicilios de Funes y Roldán, localidades vecinas a Rosario, donde suele haber casas de fin de semana y hogares de gente trabajadora.
Ambos serán imputados mañana, viernes, en el Centro de Justicia Penal por fracturarle la mandíbula a su víctima luego de llamarlo “tincho” por su condición social de clase alta. Es posible que ambos pacten un juicio abreviado, reconociendo su culpa.
En los allanamientos, según indicaron investigadores policiales, se secuestraron las mismas prendas que llevaban puestas al momento de atacar a Tiziano. El domicilio de Jesuán M. está ubicado en lo que se conoce como el antiguo centro de Funes, ciudad vecina a Rosario, situado cerca de la dependencia de Tránsito Municipal, de un club, un dispensario y un polideportivo. En tanto, la propiedad en la que fue buscado Franco Z. –en Roldán, junto a Funes en dirección Rosario Córdoba– está alejada del centro y se sitúa en un barrio de clase media trabajadora.
Franco Z. está registrado en el rubro de albañilería de la AFIP desde mayo de este año. Tuvo empleo en blanco en los últimos dos años. Actualmente, trabajaba para un hombre de la zona de Roldán dedicado al rubro de la carpintería metálica. Jesuán percibió el IFE durante la pandemia y se encuentra sin empleo formal desde 2015, cuando trabajó para una familia dedicada a la producción de electrodomésticos. Antes, había trabajado para la Caja de Jubilaciones y Pensiones santafesina.
Jorge Bedouret, defensor particular de los sospechosos, los definió como “gente con arraigo domiciliario, de clase media, que terminó el colegio secundario, que tiene pareja estable y empleado en blanco”.
“No se va a inventar una estrategia ridícula. Están arrepentidos y la intención de ellos es disculparse. Son chicos buenos. No tienen antecedentes penales, ni multas de tránsito”, aseguró Bedouret en diálogo con Infobae. “Los dos chicos piensan lo mismo, tienen un largo clamor de arrepentimiento. No entienden muy bien por qué llegaron a una situación así. Dicen que habían tomado algo pero que no estaban borrachos ni mucho menos, que habían tomado unas copas y eso. A partir de ahí, comenzamos a ver qué pasaba”, continuó el abogado en otra entrevista.
Según la versión del defensor particular de los sospechosos, previo a los golpes, hubo un “entredicho” entre los jóvenes y Tiziano. “Hubo un intercambio de palabras en tono burlón. La víctima le dijo ‘bobo’ a uno de ellos y uno le contestó ‘tincho’”, sostuvo Bedouret, que niega que sus defendidos hayan usado una manopla, lo que sospechan los investigadores del caso.
Consultado por ese supuesto “entredicho”, Germán Pugnaloni, abogado de la familia Mazza-Gravier explicó este jueves en Radio 2: “Tiziano llegó al lugar porque se iba a encontrar con amigos adentro. Como las boleterías ya habían cerrado, se puso a hacer preguntas en la puerta sobre los horarios del local bailable. Ante la imposibilidad de entrar esperaron afuera a que salgan sus amigos y se fueron caminando al auto de una de las chicas”. “Los golpes no tienen justificación. No hubo inconvenientes previos”, enfatizó.
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