En el partido de San Martín, sobrevuelan los nombres de Miguel Ángel “Mameluco” Villalba y de Max Alí Alegre, alias “Alicho”: ambos encerrados en calabozos, acusados por el delito de narcotráfico, y alejados de sus lugares de referencia. Villalba está preso en Rawson, condenado a 27 años de cárcel por lavado de dinero y vender droga, pero, se cree, todavía activo. Para los investigadores policiales que trabajan la zona, los líderes narco logran escabullir sus directivas por entre los barrotes de sus celdas y libran una “guerra” por el territorio a los ojos de todos. Los muertos se repiten. Y la conclusión es terrible: a pesar de las últimas redadas y causas penales, a pesar de las muertes por la cocaína envenenada ocurridas a comienzos de este año, San Martín sigue siendo un territorio indomable.
Entre el jueves pasado y este fin de semana ocurrieron tres crímenes con características similares y en la misma zona: la localidad de Billinghurst, en San Martín, dentro de barrios donde ambos narcos llevarían el control de la venta de drogas. Si bien ningún detective confirma que esas muertes están vinculadas a la presunta disputa entre “Mameluco” y “Alicho”, los indicios llevan a pensar que se inició una rencilla que nadie sabe cómo puede concluir.
“Si tiene cuatro patas, tiene cola y ladra, es perro”, dijo un detective de la zona a Infobae, quien intentó graficar que más allá que no esté confirmado, lo que ocurre en la zona es evidente. El negocio local de la droga está vinculado a cada una de las muertes.
El primer crimen se registró en la madrugada del jueves pasado, en la Villa 18 de septiembre, en Billinghurst, histórica base de operaciones de “Mameluco”, ahora detenido en el penal de Rawson y también investigado por la cocaína cortada con carfentanilo que en febrero pasado causó 24 muertos y más de 80 intoxicados.
Un grupo de sicarios ingresó al lugar y se dirigió a la casa de la madre del joven que buscaban para matarlo. Así, cuando terminaron de balear la casa, la banda avanzó. A 150 metros, los atacantes se cruzaron con Leonel Iván Zamorano, de 17 años, que caminaba junto a dos amigos. En ese momento, dispararon a matar y el adolescente cayó de un disparo en la cabeza, mientras que sus compañeros terminaron heridos. Tras la balacera, los homicidas escaparon.
El caso quedó en manos del fiscal Fabricio Iovine, titular de la UFI Nº1 de San Martín, quien busca a los sospechosos. Zamorano tenía causas por venta de drogas, confirman fuentes judiciales. Una de las hipótesis es que el adolescente asesinado en realidad era amigo de la persona que los sicarios habían ido a buscar y por eso lo mataron. También, existe la posibilidad de que la sangre haya sido la primera entrega dentro de esta supuesta “guerra”.
Así, por lo bajo, los investigadores arriesgan que, tal vez, “Alicho” habría enviado a sus hombres al lugar con una directiva clara para que el episodio llegara a oídos de “Mameluco”. De igual modo, por el momento, son todas teorías.
48 horas después del crimen de Zamorano, pareció haber llegado la respuesta al ataque en la Villa 18 de septiembre. El sábado pasado, en la esquina de las calles 25 de Mayo y Sarmiento, en uno de los pasillos de ingreso a la villa Sarmiento Chica, lugar que controlaría “Alicho”, un vehículo de color oscuro pasó por esa esquina y sus ocupantes abrieron fuego contra varios hombres que se encontraban reunidos.
Una fuente del caso confirmó que en ese lugar se encuentra uno de los “kioscos” de venta de drogas en el barrio.
Así, como consecuencia del ataque, murió José Luis Portillo, de 35 años, mientras que Oscar Lotito, de 32, y Juan Carlos Ferreyra, de 32, resultaron heridos en sus piernas. Según confirmaron a Infobae, Portillo contaba con causas por venta de drogas.
24 horas después, en esa misma esquina se encontraba Jonathan Nahuel Wenner y Sebastián Planchuelo, de 24, cuando dos hombres llegaron a bordo de una motocicleta y dispararon hacia el “kiosco”.
Los atacantes escaparon del lugar, mientras que Wenner sufrió al menos un impacto de bala en la cabeza y Planchuelo recibió un balazo en el hombro derecho.
Ambos fueron trasladados de inmediato al hospital Eva Perón de San Martín, donde finalmente Wenner murió y Planchuelo fue atendido y dado de alta a las pocas horas.
La víctima fue identificada un día después gracias a sus huellas dactilares y los investigadores del crimen pudieron determinar que tenía antecedentes de causas por drogas.
En los tres crímenes intervino el fiscal Iovine, quien intenta encontrar a los responsables para comenzar a tener respuestas sobre lo que ocurre en estos momentos en San Martín y lo que nadie se anima a confirmar: que, literalmente, no hay control sobre el territorio.
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