Después de dos meses y medio de juicio, Esteban Lindor Alvarado, uno de los presuntos capos del narcotráfico de Rosario, fue condenado a prisión perpetua este viernes en el Centro de Justicia Penal, donde se lo responsabilizó por un crimen, por balaceras y por una asociación ilícita dedicada, entre otros delitos, a maniobras de lavado de dinero. Además, se le impuso una multa de 316 millones de pesos que deberá pagar en el término de 90 días.
La resolución por unanimidad estuvo a cargo del Tribunal Penal de primera instancia integrado por los jueces Alejandro Negroni, María Isabel Más Varela y Patricia Bilotta, mientras que la acusación fue de los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra de la Agencia de Criminalidad Organizada.
El juicio contra Alvarado y su organización comenzó en Rosario el pasado 21 de febrero en el Centro de Justicia Penal después de una investigación de más de tres años. Los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery llevaron a esa instancia doce causas por las que acusaron a siete personas: Alvarado mismo, Mauricio Jesús Laferrara, Facundo “Lapo” Almada, Matías Ávila, Germán Facundo Fernández, Miguel Grecci Hazzi, y Damiana Ghirardi.
Los delitos en la imputación enmarcados bajo una asociación ilícita incluyeron los crímenes del prestamista Lucio Maldonado y Cristian Enrique cometidos en noviembre de 2018, un ataque a tiros a los Tribunales provinciales y otro al Centro de Justicia Penal. En otro hecho, la cabeza de un perro muerto fue arrojada la casa de una empleada de Fiscalía en enero de 2019. Luego, esa casa fue baleada. También se sumaron cinco investigaciones por maniobras de lavado de activos.
La estructura criminal, según la investigación, estaba conformada por un grupo violento liderado por Alvarado. Luego, existió una parte de la organización dedicada a darle apariencia legal al dinero clandestino y una parte policial que según los fiscales daba “un permiso estatal ilegal” para operar.
Durante el debate oral y público declararon más de cien testigos, entre ellos los ex ministros de Seguridad Marcelo Sain y Maximiliano Pullaro, investigadores policiales y judiciales, familiares de víctimas de ataques de la banda y hasta un ex integrante de la organización.
La pena de prisión perpetua también fue para Mauricio Laferrara, Matías Ávila, Facundo Almada y Germán Fernández, todos considerados coautores del homicidio del prestamista informal Lucio Maldonado, cuyo cuerpo fue encontrado con dos disparos en la cabeza a 200 metros del casino City Center, y un cartel que decía “Con la mafia no se jode” entre sus prendas.
Laferrara también fue condenado por la autoría del crimen de Cristian Enrique, secuestrado el 23 de octubre de 2018 en Rosario y hallado muerto a principios de noviembre con signos de tortura.
Además, fue condenado el constructor Miguel Grecci Hazzi como integrante de la asociación ilícita y por maniobras de lavado, por lo que recibió una pena de 4 años y 8 meses de prisión, más el pago de una multa de 76 millones de pesos a pagar en 90 días. El hombre llegó en libertad a la audiencia e irá a la cárcel cuando su condena sea confirmada.
Uno de los testimonios más extensos y fuertes en el del proceso fue el de un ex integrante de la organización que estaba imputado dentro de la causa, el mecánico Carlos Argüelles, quien fue cercano a Alvarado. El hombre grabó su declaración en agosto de 2020 porque los fiscales consideraron que corría peligro. No se equivocaron. En septiembre de 2021 fue asesinado de un tiro en la cabeza en su taller de Garay al 3500.
Argüelles estaba imputado dentro de la asociación ilícita. Estaba a punto de ser condenado en un juicio abreviado a tres años de prisión después de haber aportado datos como arrepentido.
Su declaración fue una de las más fuertes del juicio, donde aseguró que Alvarado fue responsable de matar a dos hijos de Olga “Tata” Medina, una jefa narco de la zona norte. También aseguró que intentó asesinar a Andrés “Pillín” Bracamonte, líder de la barra brava de Rosario Central y que intentó secuestrar al hijo del ex ministro de Seguridad Maximiliano Pullaro. Luego, dijo que su ex jefe tuvo la idea de arrojar desde una avioneta un cargamento de marihuana envuelto con el nombre de Pullaro durante un partido de Rosario Central en el Gigante de Arroyito.
En la previa al juicio fueron condenadas 22 personas que participaron con diferentes roles dentro de la estructura delictiva. De ese número, siete son policías, lo que da por probado que había connivencia de las fuerzas de seguridad con la asociación ilícita. Los policías que recibieron condenas fueron Pablo Báncora, Marcelo David Rey, Martín Rey, Cristian “Chamuyo” Di Franco, Jorgelina Cháves; Javier Makhat y Luis Quevertoque.
Los casos de los policías Báncora y Quevertoque son paradigmáticos. Báncora era un policía que trabajaba únicamente dentro de la Agencia de Criminalidad Organizada que investigaba a Alvarado. Desde allí se pudo detectar que filtró información vía Whatsapp, ya que un día dejó abierta la sesión en WhatsApp Web y figuraba una conversación con Cháves (agente de la ciudad de Villa Gobernador Gálvez) en la que daba datos de la causa que eran confidenciales.
Quevertoque, en tanto, fue una de las caras visibles dentro de la División Judiciales de la Policía de Rosario que investigó a Los Monos, casualmente, rivales de Alvarado en Rosario. Incluso fue uno de los testigos en el juicio que terminó con las condenas del clan Cantero en 2017 y 2018.
El ahora condenado jefe de una asociación ilícita, en paralelo, afronta desde mediados de marzo pasado otro juicio en el Tribunal Oral Federal N° 2 de Rosario por narcotráfico. Está acusado de ser el dueño de un cargamento de 494 kilos de marihuana que fue secuestrado en un operativo el 24 de noviembre de 2017 en General Roca, provincia de Río Negro.
Por esa causa federal ya fueron a juicio los cuatro hombres que estaban en el camión que transportaba la droga y en el auto que hacía de campana.
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