La noche del domingo 15 de mayo pasado, Sasha F. (21) se subió al BMW M3 que manejaba la pareja de su mamá, Roberto Patricelli (57). La joven se sentó en el asiento trasero del coche que, a las 21, salió desde la calle 11 de Septiembre, en el barrio porteño de Belgrano, con destino al cruce de Marcelo T. de Alvear y avenida Callao, en Barrio Norte.
Sin embargo, Sasha nunca llegó a la puerta del restaurante de cocina italiana donde la esperaba su papá para cenar. Veinte cuadras después de su partida, el BMW M3 que conducía Patricelli a más de 150 kilómetros por hora, y en el que también viajaba su hija de 13 años, protagonizó un choque fatal en la intersección de avenida Del Libertador y Ortega y Gasset, donde murieron un joven pastelero de 23 años y una adolescente de 15.
Un día después del siniestro, el lunes 16 de mayo a la noche, Sasha prestó declaración ante el fiscal auxiliar Alejandro Pellicori de la Unidad de Flagrancia Norte porteña en la clínica donde estaba internada. ¿Qué dijo? “No tenía tantos recuerdos de lo ocurrido. El shock del impacto los dejó a todos muy conmovidos”, confió a este medio una fuente allegada al caso. A pesar de ello, la hijastra de Patricelli sostuvo que el empresario aduanero “no iba despacio”.
En esta instancia, y teniendo en cuenta que, según su abogado y lo que le dijo al fiscal en la indagatoria, el detenido tampoco recuerda qué pasó dentro del BMW, los dichos de la joven juegan un rol clave para la Justicia, ya que es la única testigo directa de lo ocurrido. La otra es la hija de Patricelli, pero no tiene obligación de testificar en contra de su padre. La pericia de Centro de Investigaciones Judiciales del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad determinó que el coche iba a más de 150 kilómetros por hora al momento del siniestro vial.
Este jueves, el empresario acusado de homicidio simple por dolo eventual y lesiones agravadas y leves quedó preso y fue embargado por 300 millones de pesos. Así lo resolvió la jueza porteña Claudia Álvaro tras una audiencia donde se trató la prisión preventiva del imputado.
Además, se decidió que la causa pase de oficio al fuero nacional. La causa recaerá en el juez Ricardo Baldomar, quien actualmente subroga el Juzgado N°16.
Según informaron a Infobae, la defensa de Patricelli, a cargo del abogado Diego Olmedo, apelará la resolución. “Lo que buscan es un cambio de carátula en la causa”, aseguraron a este medio. También intentarán refutar el resultado del test de alcoholemia realizado tras el choque, que reveló 0,51 gramos de alcohol por litro de sangre: apenas un decimal sobre el permitido legal.
Por el momento, el hombre de 57 años continuará detenido en la Comisaría Vecinal 14C, hacia donde viajó esposado y oculto en un patrullero, tras retirarse de los tribunales porteños. Fuentes con acceso al expediente confiaron a este medio que, hasta ahora, no se lo sometió a las pericias psicológicas. Tampoco a su hijastra.
Mientras se desarrollaba la audiencia judicial, el mediodía de este jueves, familiares, amigos y allegados le dieron el último adiós a Jeinsmar y Juan Márquez, sobrina y tío, víctimas fatales del choque.
El velatorio se realizó en la cochería Tres Arroyos del barrio porteño de Caballito y estuvieron presentes los padres del joven pastelero, quienes arribaron anoche al aeropuerto de Ezeiza, tras una colecta solidaria que les permitió solventar el costo de los pasajes.
Ya por la tarde, los restos de las víctimas fueron inhumados en el Cementerio de la Chacarita.
Paralelamente, Héctor Márquez, el padre de Jeinsmar, lucha por su vida en el hospital Fernández. Es el único de la decena de heridos del accidente que sigue internado. El hombre, de 39 años, sufrió un traumatismo de cráneo grave y permanece en terapia intensiva.
“Su estado es crítico”, comunicaron a Infobae fuentes de ese centro de salud, donde ayer le dieron el alta a otro de los heridos en el siniestro vial: un joven de 25 años con traumatismo de cráneo leve al que finalmente decidieron no someterlo a una cirugía.
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