Cuando el planeta Generación Zoe se desmoronó del todo, sus principales protagonistas comenzaron a desconocerse y a delatarse entre ellos desde la clandestinidad o desde la cárcel. Por un lado estaba el líder, Leonardo Cositorto, que esquivaba a Interpol escurriéndose en alquileres temporarios de lujo en la República Dominicana y su histórico socio “Max” Batista, coach ontológico como él, que voló desde Barcelona a la Argentina para entregarse. Por el otro, estaba Héctor Yrimia, ex juez y fiscal federal convertido en empresario con vínculos en Dubai, el supuesto director legal de Zoe y un supuesto estratega maestro. Según testigos, Yrimia, que luego se fugó a Dubai, era una figura constante en las oficinas del conglomerado acusado de un multimillonario esquema Ponzi en la calle Crisólogo Larralde, con un claro rol directivo.
Cositorto y Batista, ya acorralados por la Justicia, comenzaron a señalar en privado y a través de emisarios a Yrimia, aseguraban que “los había cagado. Lo culpaban, por ejemplo, por el fiasco de la mina de oro en San Juan, uno de los cuentos más célebres de Zoe, con oro que respaldaría la criptomoneda del grupo, Zoe Cash, que pasó de devaluarse dramáticamente a desaparecer de sitios de registro como Coinmarketcap. Hoy, literalmente se cayó del ecosistema cripto: no sirve para nada.
Hubo colaboradores que ingresaron a Zoe a través de Yrimia. En medio de esos comentarios del planeta Cositorto que llegaban a Infobae había dos nombres constantes: Julieta Sciutti y Maximiliano Mitroff, los contadores originales de Zoe, de los que el líder habló en su indagatoria ante la fiscal Juliana Companys, que lo llevó a la cárcel por 176 hechos de estafa en Villa María, provincia de Córdoba, una causa que ya tiene más de veinte imputados, la amplia mayoría presos, con un millón de dólares incautados en operativos. Sciutti y Mitroff, oriundos de La Plata, fueron parte clave para montar uno de los mayores instrumentos para captar dinero en dólares de ahorristas a los que se les prometían intereses fabulosos: el Fideicomiso Ordinario de Administración Zoe Latam, con fecha de inicio registrada en la AFIP el 1° de octubre de 2021, con domicilio en Crisólogo Larralde al 1800, la oficina central de Generación Zoe, hoy desierta.
Había versiones inquietantes. Alguien en el planeta Zoe decía: “Le cobraron a Cositorto una guarrada en honorarios, cientos de miles de dólares”. Alguien cerca de Sciutti y Mitroff replicaba: “Ni en pedo. Cositorto les debe guita”.
Esta semana, Sciutti y Mitroff fueron allanados por el Departamento de Investigación Antimafia de la Policía Federal tras un pedido de la fiscal Companys. Les secuestraron cerca de 35 mil dólares. Los contadores no respondieron a los llamados de Infobae por un motivo simple: sus teléfonos fueron incautados.
La fiscal Companys no los imputó aún en su causa: no hay nada que vincule a los contadores con los 176 hechos de Villa María. Sin embargo, hay causas en contra de Zoe en Salta, Rosario, la Justicia federal porteña que investiga un lavado de dinero, así que cualquier cosa puede pasar. Cositorto no solo asegura que Sciutti y Mitroff realizaron el fideicomiso. También, hicieron una jugada para orquestar una ambición secreta de Generación Zoe: convertirse en sociedad de bolsa ante la Comisión Nacional de Valores.
Para eso hay un instrumento: Zoe debería convertirse ante la CNV en una Agente de Liquidación y Compensación, o ALyC, una sociedad que actúa como intermediaria entre los inversores o las empresas y los mercados.
El trámite requiere una gran cantidad de controles y documentación, no es precisamente sencillo. Por ese trámite, Sciutti, Mitroff e Yrimia, a través de un supuesto contacto, le cobraron 600 mil dólares a Cositorto, según sostienen fuentes del caso. No solo hay un contrato al respecto que fue incautado en
El trámite de la ALyC, literalmente, es gratis.
Tampoco hubo un trámite: fuentes en la CNV confirman a este medio que Cositorto, Yrimia, Sciutti y Mitroff nunca iniciaron pedidos ante la Comisión. La CNV no tiene vínculo alguno con ningún tipo de cobro al respecto.
La historia parece fascinante: un curro dentro del curro.
También hay sospechas de dónde puede haber terminado la plata. La PFA allanó al padre de Yrimia el mes pasado: le encontraron 500 mil dólares en su casa de Villa Luro.
El encono entre el bando Cositorto e Yrimia funciona a otros niveles. Aseguran que también el ex juez le habría vendido el fiasco de la mina de oro para respaldar la jugada de las cripto. Para empezar, una mina de oro no puede comprarse entre particulares: se obtiene por licitación. Por otra parte, está la cuestión de Yrimia mismo. Tiene pedido de captura, pero sigue suelto.
El 12 de abril pasado, el MPF cordobés ratificaba que Yrimia se había entregado a Interpol en Dubai. La información venía de la defensa del abogado. Sin embargo, días después, el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto respondió en un oficio a la fiscal Companys que desde la oficina de Interpol local “aseguraron que Yrimia no se había presentado hasta la fecha”.
Esta semana, Companys reforzó el pedido para su arresto a través de la Embajada argentina en los Emiratos Árabes.
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