Este miércoles, alrededor de las 8 de la mañana, ingresó una llamada a la comisaría de la localidad de La Paz, en el departamento de San Javier, provincia de Córdoba. Del otro lado del teléfono, una mujer realizó una confesión espantosa: aseguró que había matado a su hija de 6 años en la casa donde vivían.
De inmediato, un patrullero se dirigió hasta la vivienda, ubicada sobre la calle Belgrano. Cuando los agentes ingresaron a la propiedad, se encontraron con una escena dantesca. “El móvil constató que, efectivamente, la mujer había dado muerte a su hija”, contó el comisario Gabriel Díaz, jefe de la Departamental San Javier. Además, dijo el comisario, la madre estaba herida: se había provocado lesiones cortantes con la intención de quitarse la vida.
La mujer fue encontrada lastimada en una habitación mientras sostenía en una de sus manos un cuchillo de cocina. La víctima, en tanto, estaba en un dormitorio contiguo, sin signos vitales. Tenía heridas en distintas partes del cuerpo y a su lado había un destornillador ensangrentado, que fue secuestrado. Se cree que esa fue la herramienta que utilizó la madre para cometer el asesinato. En la escena del crimen trabajó personal de la Policía Científica.
El caso es investigado por la fiscal de la ciudad de Villa Dolores, María Eugenia Ferreyra. Hasta el momento no trascendió la identidad de la mujer. Tampoco se conoce si posee antecedentes de hechos de violencia doméstica o problemas de salud mental. Sólo se sabe que tiene 39 años.
Por estas horas, la mujer se encuentra internada en el Hospital de Villa Dolores en calidad de detenida. Los investigadores aguardan la evolución de su estado de salud para convocarla a una audiencia indagatoria. Está acusada de homicidio agravado por el vínculo, delito contemplado en el artículo 80 del Código Penal y que prevé una pena de prisión perpetua.
En las últimas semanas, la Justicia de Salta concluyó el proceso de otro filicidio que causó conmoción. Los jueces Ángel Amadeo Longarte, María Gabriela González y Pablo Farah, integrantes del la Sala II del Tribunal de Juicio de la capital provincial, condenaron a prisión perpetua a Micaela Noemí Colque (25), la mujer que encerró a su hija de dos años en una habitación durante al menos 48 horas y la dejó morir de hambre.
El crimen se descubrió el 22 de junio del año pasado en horas de la madrugada, cuando Colque se acercó hasta un centro de salud del barrio San Francisco Solano donde vivía, con la niña en sus brazos y completamente inconsciente. La explicación que dio aquella vez fue que su hija, identificada como Francesca, “se había ahogado con yogur y galletitas”, pero luego de revisarla los médicos no sólo constataron que la menor ya estaba muerta, sino que presentaba señales de maltrato.
Los exámenes forenses ratificaron lo que los profesionales habían notado en el cuerpo de la menor apenas la vieron. Francesca tenía hematomas, escoriaciones y presentaba un grave cuadro de desnutrición y deshidratación.
La madre quedó inmediatamente detenida, acusada del delito de abandono de persona seguido de muerte agravado por el vínculo, en perjuicio de su propia hija. La figura legal se modificó con el correr de la investigación y, finalmente, Colque fue declarada culpable de homicidio agravado por el vínculo. Durante el juicio, previo a conocer el veredicto, lo único que dijo es que estaba “arrepentida” de todo lo que hizo y de no haber cuidado a su hija. Además, “pidió una nueva oportunidad”.
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