Julio Sarquis, “El Turco”, tenía un fetiche consigo mismo. Mientras que otros presuntos traficantes decoran sus casas con la imagen de Al Pacino mientras dispara su ametralladora en Scarface, el cliché estético más grande del negocio argentino de la droga, Julio la decoraba con su cara. Había gigantografías por doquier en su propiedad de Monte Grande, una de más de un metro de alto decoraba su escalera.
Al “Turco”, la Delegación Ezeiza de la Investigaciones del tráfico de Drogas Ilícitas de Ezeiza de la Policía Bonaerense -el cuerpo de elite que capturó, por ejemplo al “Rengo” Pacheco, jefe narco de San Martín y desmanteló a su clan, así como operativos históricos contra “Mameluco” Villalba y su familia- se lo llevó detenido esta semana tras semanas de investigarlo bajo las órdenes del fiscal Federico Villena, acusado de regentear un negocio de cocaína para clientes de clase alta luego de 13 allanamientos donde hallaron $3.541.800; 49.300 dólares y 25.22 euros, todo cash. Había vehículos, motos como Honda Falcon, un Mercedes Benz A250, tres kilos de coca y un stock de ocho pistolas nueve milímetros.
Hubo allanamientos problemáticos: la Delegación fue a buscarlo a un domicilio donde solía verse con su pareja. Se había ido del lugar dos días antes, pero el hijo de la mujer, un policía novato, recientemente egresado, cuidaba el lugar. Confundido por el allanamiento, creyendo que iban a asaltarlo, recibió a los tiros a los efectivos.
También había policías sucios en la trama, dos miembros de la Federal y de la Bonaerense, Fabricio Osvaldo León y José María Spitale, alias “Piter”. Ambos son parte del organigrama trazado por la Justicia, con una línea directa a Sarquis mismo. Ambos, por otra parte, ya estaban presos por otra causa, investigada por la UFI N°4 de Esteban Echeverría, tres hechos de extorsión a jugadores del narcotráfico local. También fueron vinculados a otra causa de la UFI N°2 de Echeverría con otra calificación mucho más oscura, homicidio, el asesinato de un ciudadano peruano muerto en el marco de una disputa por la transa en la zona. Según investigadores, supuestamente le ofrecían protección y un poco de reventa, ubicar la mercadería y eliminar competidores, el servicio clásico de un policía corrupto.
“El Turco” podía ser un poco fanfarrón en sus movimientos, su ego le jugaba una mala pasada, particularmente en sus charlas por teléfono, con intervenciones obtenidas por la delegación Ezeiza. Le encontraron anotaciones que detallaban dólares en un solarium de la zona Sur que era parte de su negocio, con montos en dólares. Un hombre vinculado al lugar lo retó nervioso. “Te dije que estamos en problemas”, escuchó el capo. “El Turco” no se molestó. “En el solarium se pactaban varios encuentros”, dice un investigador
Pero de todas las escuchas, la más llamativa es una conversación entre Sarquis y un tal “Cacho”. Es un alarde, por un supuesto ajuste de cuentas.
La escucha dice:
- Cacho: Julito.- Sarquis: Cacho querido. ¿Todo bien?
- Cacho: ¿Cómo andas? ¿Todo tranquilo?
- Sarquis: HACE UN RATO LO CRUCE AL GORDO PUTO ESTE.
- Cacho: Ah, ¿sí?
- Sarquis: LO DEJÉ COMO LA FOTO DE PAPUCHO
- Cacho: ¿Sí?
- Sarquis: SÍ, IBA A LOS GRITOS… “QUE AHORA VAS A VER”. NO SABÉS CÓMO GRITABA. MARICON DEL ORTO, GARCA HIJO DE PUTA, BASURA.
- Cacho: Uy, mirá. ¿Dónde lo agarraste?
- Sarquis: Después te cuento mañana, cuando pase te cuento ahí.
- Cacho: Dale
- Sarquis: ¿Todo bien vos?
- Cacho: Todo tranqui. Justo no tenía teléfono a casa, justo te fui a atender a vos y me dijeron que lo habían arreglado, que hice el reclamo, te llamé y daba ocupado.
- Sarquis: Ahora sí tiene un motivo.
- Cacho: Para festejar, Sidra Real, no va a aparecer más.
- Sarquis: No le saqué una foto, lo único que me faltó.
- Cacho: ¿Y por dónde lo agarraste?
- Sarquis: Después te cuento.
- Cacho: Dale, nos vemos mañana.
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