“Le colocó a Bettina un cuchillo en el cuello, para luego pasarlo por la cara y los labios. Mientras hacía eso, le decía: ‘¿No tenés miedo?’”.
Fue a finales de 2021 y esa situación consta en la denuncia que las hijas de la fallecida actriz Beatriz Salomón hicieron contra su padre, el médico Alberto Ferriols, que fue detenido por violencia de género y tenencia ilegal de armas este jueves, luego de que en su casa y en su consultorio hallaran un arsenal.
Infobae tuvo acceso al detalle de las situaciones traumáticas que pasaron las hijas del detenido, y que las impulsó a denunciarlo. El fiscal Claudio Silvestri, de la Fiscalía PCyF N°23 porteña, con el testimonio y lo encontrado en los allanamientos, ordenó que detuvieran esta tarde a Ferriols, y que lo llevaran enseguida a su despacho.
Antes de eso, Bettina había narrado situaciones donde quedaba en claro que habría sufrido “violencia psicológica, como insultos, descalificaciones, amenazas y control; y económica, por un control de recursos”, según pudo saber este medio.
Justamente, al día siguiente en que le pasó el cuchillo por la garganta y la cara, la víctima denunció que su padre “llevó una caja de balas a la mesa, se puso a llenar el revólver”, mientras le decía: “¿No tenés miedo?”.
La joven relató ante las autoridades que le dijo que no tenía miedo y, ante esto, su padre le replicó: “Porque tengo esto acá…”, en alusión al arma. Rápida de reflejos, según la denuncia, la víctima contó que le contestó que era ilógico que le hiciera algo allí: “Hay cámaras en la casa”.
La pesadilla no terminaría con el fin de año de 2021. El día 28 de abril del 2022, a las 20.30, la joven denunció que su padre se hizo presente nuevamente en su casa. “Le dijo que se quedaría a vivir ahí, y que el perro de Bettina debería irse. Se quedó en contra de la voluntad de la joven”, explicaron.
Bettina y su hermana, Noelia, contaron que Ferriols “siempre tuvo armas de fuego porque le gustan y colecciona”. También dijeron que no sabían dónde las guardaba, pero que les decía “que las ponía en un armario de su habitación, que es grande y se ubica en la planta baja de la propiedad, pasando la cocina, el living, y un pasillo, al lado del baño grande”.
En los allanamientos en el consultorio y en la casa, aprobados por el juez PCyF N°1, Rodolfo Ariza Clerici, y que hizo la Policía de la Ciudad, hallaron un arsenal. Algunas sin la debida autorización legal de la ANMAC. Incluso, encontraron un arma escondida debajo de una escalera de madera.
En su casa de la Sarachaga al 5.200, en el barrio porteño de Villa Luro, se secuestraron seis pistolas, tres revólveres, una escopeta semiautomática, un pistolón y un revólver de aire comprimido, además de 65 cartuchos de bala calibre .22, seis de ellos con punta hueca; 36 cartuchos de escopeta calibre 12/70, seis cartuchos de bala calibre 58x7, .63, .141; cartuchos de bala calibre .40 y 49 cartuchos de bala calibre .357 Magnum, cinco de ellos con punta hueca.
Además, encontraron una picana eléctrica, dos esposas, dos cargadores extendidos y una culata de Glock, un cargador rápido calibre .357, dos apuntadores láser, cinco cuchillos tácticos y cuatro navajas.
Y en el consultorio de la calle Paraguay al 1.900, en el barrio porteño de Recoleta, los oficiales incautaron una pica de lanza de tres puntas y un nunchaku, y 127 mil pesos y 2.900 dólares, que no fueron secuestrados.
El caso surgió a raíz de la denuncia de la hija del imputado, quien refirió, primero ante la Comisaría Vecinal 3 A de la Policía de la Ciudad y luego confirmó y amplió en la sede de la fiscalía así como ante personal especializado de la Oficina de Asistencia a la Víctima y al Testigo del Ministerio Público Fiscal, que su padre irrumpió en más de una oportunidad en su domicilio y ejerció contra ella actos de violencia.
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