La aparición de cadáveres en el Río Matanza, que atraviesa las localidades de Gregorio de Laferrere, Virrey del Pino y González Catán, ya se ha convertido en algo casi normal. Los investigadores que caminan la zona dan cuenta de que, al menos desde enero de 2021, ha ocurrido un homicidio por mes en ese lugar. Pocas semanas atrás, por ejemplo, la Policía Bonaerense encontró el cuerpo de un joven de 25 años flotando en el agua marrón y los detectives relacionaron el hallazgo con un ajuste narco.
Este miércoles a la mañana ocurrió lo mismo: una vecina alertó al 911 porque a la vera del río apareció un cadáver esquelético envuelto en una frazada. El hallazgo sucedió en el cruce de Taffi y Río Matanza, a la altura de Gregorio Laferrere. En el caso intervino el fiscal Federico Medone, titular de la UFI Temática Homicidios de La Matanza, quien ordenó a la Policía Científica que analice los restos encontrados.
Según indicaron fuentes del caso a Infobae, el cuerpo sería de un hombre. Los peritos descubrieron que había sido arrojado el río con las manos y sus pies atados; envuelto en una frazada, después de haber sido asesinado de un disparo en la cabeza.
La primera hipótesis que sostienen los investigadores es que se trató de un nuevo ajuste de cuentas narco. Sin embargo, por lo bajo, repiten que no creen que sea simplemente ese el motivo, ya que la seguidilla de casos sin aparente control hace sospechar a los detectives de que allí ocurre algo más.
El 17 de abril pasado, la Policía de la zona encontró el cuerpo de un joven de 25 años flotando en el río. El cadáver estaba sobre un changuito que se usa para las compras. Además, tenía una bolsa de nailon en la cabeza.
De acuerdo a los primeros peritajes de los médicos forenses, el cuerpo presentaba ocho impactos de bala. Además, recuperaron del cadáver un plomo deformado, que aún no se sabe si es apto para cotejo balístico, pero es una pista. El caso quedó en manos del fiscal Marcos Borghi, y aún no surgió ningún indicio relevante para la investigación.
Sin embargo, los casos en la zona se apilan. Para los detectives, la vera del río Matanza es un lugar conocido. Lo describen como territorio donde la vida vale poco y los crímenes relacionados con ajustes de cuentas vinculadas a mezquindades entre tranzas abundan.
En julio de 2021, por ejemplo, la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la PFA realizó 23 allanamientos en la zona y detuvieron al hombre señalado como el responsable de dispararle al efectivo de la PFA Federico Julio López y a su compañero. Fue el 13 de enero de 2021 mientras hacían tareas de inteligencia en el barrio.
López recibió un impacto de lleno en el cráneo, cuando un grupo de hombres con armas en las manos les gritó, como si ellos mismos fueran los policías, y tiraron. Fue trasladado de urgencia al hospital Churruca poco después. El agente continúa internado aunque fuera de peligro, según confirmaron fuentes judiciales.
Esos operativos fueron ordenados por la UFI Temática Drogas de La Matanza, a cargo de la fiscal María Julia Panzoni, que contaron con helicópteros volando la zona y agentes a bordo de lanchas, secuestraron cerca de 40 panes de marihuana, varios kilos de cocaína fraccionada lista para la venta, balanzas, armas y granadas. Por otro lado, se llegó hasta el lugar con topadoras para derribar los bunkers asentados en la zona, donde se concretaba la venta de drogas.
Pero todo parece continuar de la misma forma. Los crímenes, sospechan, son motivados por ajustes de cuentas de las guerras entre pequeñas facciones narcos. Dicen que no hay un capo en el territorio, un líder, si no tranzas aislados que compiten por lo mismo.
El foco de los detectives sobre esa zona comenzó un tiempo atrás. En diciembre de 2019, la Policía Bonaerense detuvo en Laferrere a diez personas que integraban la organización que, en ese momento, las crónicas policiales llamaron: “La banda del Carancho paraguayo” o del “Zar de la Costa”, por el apodo del presunto líder que habían arrestado.
Se trataba de José Ruiz Díaz Cabaña, alias “El Carancho”, un narco de poca monta que organizaba la venta en ese territorio para Hernán Darío Escurra alias “El Nono”, un barra del club Laferrere también detenido en noviembre pasado.
“El Carancho”, además, cargaba con causas de homicidio. Según una investigación judicial a cargo de la fiscal Panzoni, la gente que trabajaba para “el Carancho” se adentraba en el monte, armaba carpas y vendía drogas. Su vía de escape era particular, habían instalado una tirolesa para cruzar el río hacia el margen del partido de Ezeiza. Así, comenzaron las disputas territoriales a sangre y fuego.
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