Julio Rivero, el fiscal que está a cargo del juicio por jurados por el crimen de Nora Dalmasso, ocurrido en noviembre del 2006 en la ciudad cordobesa de Río Cuarto y que tiene al viudo Marcelo Macarrón como imputado, cuestionó a sus colegas locales al asegurar que no cuenta con “apoyo ni solidaridad” de sus pares.
Las declaraciones del fiscal Rivero se conocieron luego de que se hiciera público que días atrás decidió abandonar un grupo de WhatsApp que conforman integrantes del Ministerio Público Fiscal cordobés. En declaraciones a la prensa, explicó que su reacción se debió al “silencio, la falta de apoyo y solidaridad (de los fiscales) ante un caso mediático” que tiene a su cargo, y aclaró que el grupo de chat que abandonó “no es institucional, sino de pares”.
“Lo que pedía era una muestra de solidaridad y de apoyo anta un caso mediático. He notado que había un silencio. Comentaban cada uno de sus causas y en mi caso nada. Me enojé y me fui (del grupo)”, manifestó Rivero a la prensa durante un cuarto intermedio del juicio que se realiza en los tribunales de la ciudad cordobesa de Río Cuarto.
El funcionario judicial dejó en claro, además, que su enojo fue con sus pares y no con MPF ni a Fiscalía General de la provincia, como instituciones, al destacar que de esos organismos recibió “todo el apoyo” para llevar adelante el proceso de enjuiciamiento.
Ayer se había viralizado en las redes el texto que el fiscal Rivero había escrito en el grupo de sus colegas antes de abandonarlo: “¿Saben qué? Soy Julio Rivero. Fiscal de Cámara en el caso ...(pónganle el adjetivo que quieran). ‘Macarrón’ se llama la causa (por si algún distraído no lo tiene). El Debate comenzó el 14/3/2022. Hace casi dos meses. Y... esperé hasta hoy NI UNA SOLA MUESTRA DE APOYO (sic) ... de los que no me conocen (son la mayoría) y de los que algo me conocen. Saben qué, estimados colegas del MPF? Váyanse a la puta madre que los parió. Y gracias Dr. Carlos Ferrer por invitarme al grupo”.
El fiscal Rivero es quien, en este juicio, deber reunir los elementos de pruebas para sostener la acusación del “homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y por precio o promesa remuneratoria en concurso ideal” que pesa sobre Macarrón y que contempla la pena de prisión perpetua.
Según la imputación, mientras el acusado se encontraba en la ciudad de Punta del Este participando de un torneo de golf, en noviembre de 2006, al menos una persona ingresó en la casa de Nora, en barrio Villa Golf de la ciudad de Río Cuarto.
El homicida, “aprovechándose de la indefensión de la víctima, aguardó que ésta realice su rutina previa al descanso y abordó a Nora Dalmasso una vez que ésta se encontraba dormida en la habitación de su hija, ubicada en la planta alta de la vivienda”.
En esas circunstancias y “cumpliendo el plan delictivo acordado previamente con Macarrón y sus adláteres, la tomó del cuello, ejerciendo una fuerte presión con sus manos, anulando así toda posibilidad de defensa”. Seguidamente, “utilizó el cinto de toalla de la bata de baño que se encontraba en la habitación, realizando un ajustado doble lazo alrededor del cuello, ocasionando la muerte por asfixia”.
Mientras tanto, el martes dos médicos forenses coincidieron en que la víctima mantuvo sexo consentido antes de ser asesinada, lo que contradice opiniones de otros profesionales que ya declararon en el debate.
Se trata del médico forense que realizó un informe complementario de la autopsia al cadáver de Dalmasso, llamado Mario Vignolo, y de Mario Subirachs, quien fue parte del grupo de peritos del Cuerpo Médico Forense de la ciudad de Río Cuarto que realizó la autopsia.
En su declaración ante el jurado popular y el tribunal técnico de enjuiciamiento, Vignolo dijo que desde su punto de vista profesional la víctima tuvo “relación sexual consentida y brusca”. El forense, quien integró un equipo interdisciplinario que analizó los resultados del protocolo de la autopsia, afirmó que “el homicidio no estuvo preparado. No hubo premeditación”, sino que pudo haber ocurrido “por algún conflicto que surgió durante la relación” sexual y la estranguló.
Por su parte, Subirachs dijo que “no había evidencia científica para afirmar que se haya tratado de una violación”, y agregó que “luego del acto sexual inmediatamente vino la muerte”. A su criterio, el disparador del homicidio pudo haber sido cualquier situación, como celos, enojo, discusión o furia, y agregó que el crimen “no fue premeditado. Fue espontáneo, y el agresor la mató con las manos y la bata”.
En otro tramo de su testimonio, Subirachs también dijo que la víctima “se defendió” pero fue superada físicamente. Estos testimonios contradijeron al médico forense Ricardo Cacciaguerra, quien la semana pasada había declarado ante el jurado popular que, de acuerdo al análisis del protocolo de la autopsia, “Nora fue atacada por un depredador sexual”, que “no hubo consentimiento” y que fue “sometida en estado de inconsciencia”.
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