El Policlínico Mitre en Ezpeleta, jurisdicción de Quilmes, ofrecía años atrás servicios de salud para adultos y niños. Había consultas de guardia, ecografías, incluso análisis de laboratorio. El lugar fue abandonado. Sin embargo, siguió funcionando, en cierta forma. Sus 17 habitaciones habían sido ocupadas con otro interés.
La semana pasada, la Dirección Trata de Personas y Operaciones Complejas, que depende de la Superintendencia de Investigaciones Complejas y Crimen Organizado de la Policía Bonaerense, entró al lugar, ingresó al lugar tras una investigación a cargo del fiscal Daniel Ichazo. Buscaban una mujer privada de su libertad, retenida cautiva. Encontraron una escena miserable, suciedad y humedad. Allí vivían cinco mujeres con 12 chicos y sus mamaderas. También había un regente, una suerte de administrador, un hombre de 34 años.
El edificio había sido usurpado. El hombre de 34 años lo controlaba, decía quién se quedaba y quién se iba. El lugar tenía también una máscara, al menos en redes sociales. El hombre lo vendía como un supuesto refugio para mujeres víctimas de violencia de género, madres con hijos que huían de golpes y parejas abusivas, o de la posibilidad de morir. Terminó detenido, forcejeó con la Bonaerense e intentó agredirlos mientras lo llevaban: el fiscal Ichazo lo acusó de ser un proxeneta.
Las habitaciones eran cobradas en el falso refugio, que no tenía ningún tipo de habilitación. Se descubrió que las mujeres que no podían pagar sus piezas con dinero debían pagar con sexo. Había una víctima en particular, que se había convertido en la víctima predilecta del casero, el administrador. Se había convertido en su segunda pareja, literalmente por la fuerza.
La encontraron en una pieza mínima, encerrada junto a cinco chicos: tres eran hijos del casero que, paradójicamente, no tiene antecedentes por trata de personas. La mujer relató su historia al Programa de Rescate de Víctimas. Aseguró que efectivamente había huido de su anterior pareja, un golpeador, que primero había ido a un refugio del Gobierno porteño, pero buscó una alternativa.
Así, tres meses atrás, se encontró en Facebook con el ex Policlínico Mitre.
El casero le dispensó un tipo especial de violencia, mucho más que al resto de las inquilinas. Le retenía su dinero, según su relato, le robaba la plata que cobraba de planes sociales. También la forzaba a otras cosas. Según confirmaron fuentes del expediente a Infobae, aseguró que el hombre la obligó a realizar tríos con él y su verdadera pareja.
El acusado se negó a ser indagado por Ichazo y permanece detenido. Ahora, el fiscal espera el informe de psicólogas que entrevistaron a la víctima para saber cuándo podrá tomarle declaración.
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