La venta de placas de video para computadoras -un negocio prácticamente inexistente hace unos pocos años- tomó una gran relevancia en el último tiempo gracias a la fiebre de las criptomonedas.
Por su alta velocidad de procesamiento y a pesar de no haber sido creadas con este fin, las placas se convirtieron en el insumo principal para el armado de un equipo que permite a cualquiera, con un mínimo de conocimiento y acceso a una conexión eléctrica, hacer minería de criptomonedas, mover transacciones y obtener un rédito. En otras palabras, conseguir dinero rápido sin demasiado tiempo, esfuerzo, ni controles.
Pero la transformación de las placas en un nuevo objeto de deseo también atrajo la atención de los delincuentes porteños y bonaerenses. Son una doble vía: como objeto a robar, o para atraer víctimas.
En los últimos días, la División Robos y Hurtos de la Policía de la Ciudad detuvo a una banda de cuatro ladrones con un modus operandi muy simple: ofrecían en Instagram desde distribuidoras truchas placas a un precio muy inferior al de mercado y, una vez pactada la venta, se encontraban con el cliente y le robaban todo a punta de pistola.
La investigación comenzó en febrero pasado, tras una denuncia presentada ante la Fiscalía del distrito Saavedra-Núñez, a cargo del fiscal José María Campagnoli.
La víctima, una mujer de 41 años del barrio porteño de Villa Pueyrredón, había pactado una entrega de placas de video a través de un perfil de Instagram. Cuando llegó al lugar indicado, un edificio en el cruce de las calles Washington y Manzanares, en el barrio de Saavedra, cuatro delincuentes armados la interceptaron, la amenazaron y le robaron 5 mil dólares que llevaba para la compra del producto.
Rápidamente surgió una conexión entre ese hecho y al menos otros seis robos similares entre enero y marzo pasados, siempre dentro del ámbito de la Comuna 12 de Capital Federal, en puntos de entrega cercanos a la avenida General Paz, lo cual les garantizaba una rápida salida de escape. Todas las víctimas eran clientes atraídos por el bajo costo de las placas de video que ofrecían por redes sociales.
Los investigadores identificaron al menos tres perfiles de Instagram distintos desde donde la banda ofrecía el hardware: @criptomineria_arg, @marielaperez5973 y @muundo_tecnologico.
“¡DISTRIBUIDORES DIRECTOS! No dudes en consultar. Entrego solamente en mano. Más de 1 año brindando el mejor servicio. Precios de locos”: así se describían en una de sus cuentas. También tenían su “presentación oficial” e informaban desde el perfil sus condiciones de venta.
“¿Quienes somos? Somos inversionistas que trabajamos dentro de Aduana por lo que nos convierte en los primeros distribuidores directos de Buenos Aires y CABA”, postearon para publicitarse. Y aclaraban: “Los pagos se realizan directamente en efectivo, ya que no hay ningún correo que se haga responsable del producto y tardan mucho. ¡Preferimos dárselo en mano! Dólar billete o pesos al día del Blue”.
Una vez captados los perfiles, la Justicia autorizó una compra controlada para capturarlos. Los oficiales contactaron a los delincuentes a través de un número de celular que entregaron para continuar con la operación y pactaron la entrega en un domicilio del barrio de Villa Urquiza en conjunto con un operativo cerrojo.
Los ladrones llegaron al lugar en un Peugeot 307 bordó y uno de ellos se acercó hasta el efectivo de civil que simulaba ser el comprador. Cuando estaba por concretarse el robo, los otros policías dieron la voz de alto al ladrón, que subió al auto e intentó escapar junto a sus compañeros. Ahí comenzó una persecución que terminó en el cruce de la avenida Nazca con la calle Larsen, en Villa Pueyrredón, donde los cuatro asaltantes fueron detenidos.
Antes de ser capturados, uno de los ladrones descartó un arma de fuego, que luego fue encontrada por un vecino. La policía secuestró también el auto y los teléfonos celulares de todos. Ahora los cuatro detenidos quedaron a disposición de la Justicia, que tras la compra controlada dispuso también la realización de cinco allanamientos en sus casas, donde se encontraron varios elementos de interés para la causa y dólares en efectivo.
No es la primera vez que las placas de video para minar criptomonedas quedan en el centro de un hecho policial. Todo lo contrario. El caso investigado por la Policía de la Ciudad es una historia repetida.
En octubre del año pasado, Gonzalo Refi, un comerciante platense de 32 años, empleado de una constructora porteña, fue asesinado de una forma despiadada. Tres delincuentes lo citaron un martes al mediodía para concretar una compra de equipos para minar criptomonedas en la zona de Gerli y lo emboscaron mientras circulaba en su Audi S3; cómo Refi intentó escapar, le dispararon dos veces en la cara.
Con las pocas fuerzas que le quedaban, Gonzalo logró avanzar a toda velocidad algunos metros más y chocó de frente contra un camión y dos vehículos que estaban estacionados. Cuando los efectivos de la Comisaría 7º de Lanús llegaron al lugar, el hombre ya estaba muerto. El baúl del auto todavía estaba abarrotado con las estanterías informáticas.
Hay tres detenidos por el crimen. Facundo González, hijo de Alejandro, vocal titular de la comisión directiva de Boca Juniors, fue el primero en entregarse. El joven de 21 años reconoció al ser capturado que él había citado por Facebook a Refi por la compra de los equipos cripto. Después se entregaron Agustín Verderrosa y Lucas Sempe Etchart, de 21 y 23 años. Todos quedaron a disposición de la Justicia en una causa a cargo de la UFI N°7 de Lanús.
Dos semanas después del crimen, la noche del 28 de octubre de 2021, un comando de ladrones desvalijó una granja cripto que funcionaba en un taller para autos de alta gama ubicado en la avenida Rivadavia, zona de Floresta. Llegaron por los techos y, una vez adentro, se llevaron 96 placas de video, cada una con un valor mínimo de mercado de 150 mil pesos, casi 15 millones en total.
El sistema de seguridad los delató rápidamente. Una alarma instalada en el lugar, enlazada a una empresa de seguridad, alertó al dueño del comercio y a la Policía de la Ciudad, que atrapó en ese momento a Gabriel Morales y Pablo Rubén Alí.
En marzo de este año el Departamento de Investigaciones Especiales de la Policía Federal detuvo a otros tres sospechosos: José Sequeira, con antecedentes por robo y pedido de captura vigente por falsificación de documento, cayó junto a su pareja y Fernando Moreno, “El Millo”, de 57 años, supuesto entregador. Hay una versión que sobrevuela la causa: se cree que el robo en Floresta fue un trabajo por encargo.
Poco menos de un mes más tarde, durante la captura de dos hombres señalados como los mayores revendedores de autopartes robadas de la zona norte del Conurbano, los investigadores posaron su atención sobre una de las actividades paralelas de la banda.
En un megadepósito de Villa Ballester, la Policía Bonaerense encontró -además de una gran cantidad puertas, tubos de GNC, compresores de aire , motores y capots- diez racks para minar criptomonedas, una pequeña granja en marcos de madera. Esto generó el interrogante de si se trataba de una potencial nueva mecánica en el hampa bonaerense: concretamente, si los delincuentes podrían haber estado lavando parte de sus ganancias a través de activos digitales.
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