Patricia Aybar, costurera, oriunda de La Plata, madre de cuatro hijos, estuvo casada durante casi 20 años con José Luis Rodríguez (59), un pintor de la misma zona. Desde el comienzo, el vínculo estuvo signado por la violencia machista. Testimonios de familiares y amigos coinciden en que “le pegó desde siempre”. Con el paso de los años, esa situación de agresiones constantes empeoró. Patricia soportó todo lo que pudo, pero hace cuatro meses juntó sus pertenencias y se fue de la casa que compartían.
Alquiló un departamento, para vivir con su hija menor. Pensó que la paz llegaría a su vida. Sin embargo, la unión con Rodríguez nunca se cortó del todo y fueron reconstruyéndola, en tono de amistad. Patricia intentó volver a confiar. Ese intento, sospecha la Justicia, le costó la vida.
Ahora los investigadores creen que ese acercamiento tenía otras intenciones por parte del hombre, como las de conocer los movimientos de la víctima y sus horarios. Quería saber cuándo estaba sola. Ayer por la tarde, una de las hijas de la pareja, la que vivía con su madre, llegó a su casa a las 16.05 y se encontró con una escena que los propios investigadores catalogaron luego como “horrorosa”: la cocina estaba llena de sangre por todos lados, se notaba que había ocurrido una pelea, y el cuerpo de Patricia estaba tirado en el piso, sobre un charco de sangre y con la cabeza destrozada a golpes.
La Policía cree que el arma homicida fue una baldosa, que quedó reducida a añicos al costado del cadáver. Rodríguez, el principal sospechoso, escapó en un Peugeot 308 blanco y se mantuvo prófugo hasta este martes al mediodía: lo capturaron en Quilmes, señalaron fuentes de la investigación a Infobae.
Lo cierto es que el médico de la Policía Bonaerense que revisó el cuerpo, determinó que el crimen se produjo entre las 15 y las 16. Es decir, cuando la hija llegó, la mujer recién había sido asesinada. El mismo profesional determinó que la víctima intentó defenderse, pero fue doblegada por los golpes con la baldosa.
“Rodríguez conocía los movimientos de la casa de su ex pareja. Sabía perfectamente que su hija no iba a estar entre las 15 y las 16, por eso la atacó en ese momento”, dijeron fuentes de la investigación.
En las primeras fojas del expediente que inició la fiscal Cecilia Corfield, de la UFI N°1 de La Plata, figuran los testimonios de los hijos de la víctima. En base a esas declaraciones, comenzó a reconstruirse la historia que terminó con el homicidio y la fuga de Rodríguez.
Según contaron los hijos, Patricia siempre sufrió violencia por parte de su marido. Incluso, aseguraron que su madre había realizado una serie de denuncias que nunca prosperaron. Sin embargo, esas presentaciones no figuran en el actual sistema del Ministerio Público Fiscal, tampoco en la Comisaría de la Mujer local. “Si las hizo realmente como aseguran los hijos, fueron hace mucho tiempo porque no las logramos encontrar”, explicaron fuentes de la investigación.
Luego de convivir todo ese tiempo, y de soportar todo tipo de palizas, en enero de este año, Patricia no aguantó más y se mudó con una de sus hijas a una casa en el Barrio Jardín de La Plata, sobre la calle 80 y 118.
Allí fue asesinada.
“José Luis nunca soportó esa separación. Siguió viéndola. Ella no podía negarse a verlo, porque no se animaba a cortar todo tipo de vinculo. Nosotros a Patricia la conocemos mucho porque es la costurera del barrio, siempre nos hacía trabajitos y la queríamos mucho. Todos sabíamos que tenía problemas, pero era difícil meterse”, contó a Infobae una vecina y amiga de la víctima.
En esa casa del Barrio Jardín, Rodríguez tocó el timbre algunos minutos después de las 15 del lunes. Patricia le abrió y lo dejó pasar. Estaba ante los últimos instantes de su vida. Fueron los dos a la cocina, que en breves minutos se convertiría en el escenario de un crimen brutal.
“Los vecinos que declararon ante la policía aseguran que escucharon discusiones, gritos y ruidos de muebles. Nadie llamó al 911. Creemos que ese es el momento en el que Rodríguez la estaba asesinando”, describieron desde la fiscalía que investiga el caso.
La hija menor de la pareja, que está embarazada, fue quien encontró a su madre asesinada cuando regresó a su casa, cinco minutos después de las cuatro de la tarde. Su padre ya no estaba. La propia familia de Aybar difundió foto del presunto asesino al mismo tiempo que decidieron los pasos a seguir una vez que les entreguen el cuerpo de Patricia. “Justicia por mi hermana por favor”, escribió esta mañana Adriana en un posteo.
Esa imagen del prófugo, donde se lo ve abrazado a la víctima y que acompaña esta nota, es la que utilizó la Policía Bonaerense para la búsqueda. Su difusión fue autorizada por la Justicia. Y así lo atraparon pese a que una fuente de la Policía Bonaerense contó que tiene recursos suficientes como para mantenerse en la clandestinidad, provenientes de un sector de su familia. No le sirvieron.
Rodríguez, alias El Puma, quedó detenido por el delito de “homicidio agravado por el vínculo” tras un trabajo conjunto de la DDI de La Plata y la de Quilmes. Las cámaras de seguridad y la apertura de la antena del celular del imputado fueron clave para encontrarlo.
“Este martes, un empleado de un café y chocolatería de Alsina, entre Moreno y Lavalle, en pleno centro de Quilmes contó que lo había visto ayer por la tarde y que le preguntó por un hotel por la zona. Luego, lo vio en la televisión y lo reconoció como el hombre que se buscaba”, detallaron cómo fue la captura fuentes de la investigación a este medio. Así, se armó un operativo encubierto en esa zona céntrica de Quilmes y así dieron con el auto del sospechoso y luego con El Puma, en el cruce de La Rivera y 460.
La autopsia al cuerpo de Patricia Aybar comenzó a primera hora de hoy y todavía no se conocen los resultados.
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