En el video que ilustra esta nota se lo puede ver a Pablo Damián Grottini, chofer de cortejos fúnebres, sospechado de ser el primer asesino serial de la historia criminal argentina reciente, en los segundos posteriores a la tercera muerte que la Justicia le endilga: la de su madre Teresita Di Martino, más conocida como “Mimi”, de 61 años. Ocurrió el sábado 30 de abril en el hospital San Felipe, en San Nicolás.
En la filmación se ve cómo los enfermeros, cerca de las 12:45, corren llevándose a la mujer en una camilla, del box N°3 en el sector de la guardia, hacia la sala de shockroom para reanimarla. Grottini, en ese momento, parece confundido, pero a la vez tranquilo. Una vez que el personal del lugar retiró a “Mimi”, el hombre de 42 años regresó a la habitación.
Por pocos segundos, el chofer de ataúdes quedó en soledad en el cuarto donde había estado su mamá. Luego, se lo ve salir apurado e introducir un objeto en el bolsillo de su pantalón. “Por lo que se ve, es tu teléfono celular”, dice un detective del caso a Infobae. Y agrega: “Pareciera más nervioso por ocultar algo que preocupado por la madre”.
Las imágenes por estas horas están siendo analizadas por los investigadores del caso, a cargo de la fiscal María Belén Baños, titular de la UFI Nº12 de San Nicolás, quien sospecha que Grottini mató a su madre Teresita, a su hija adoptiva Aylén -que padecía un retraso madurativo- y a su hermano menor Germán de la misma forma: envenenándoles el suero en el hospital donde los internaban tras sentir un fuerte malestar.
Grottini se encuentra alojado en una celda en la Departamental de San Nicolás de la Policía Bonaerense. Allí pasa sus días, mientras espera que la fiscal Baños pida su prisión preventiva por los delitos que le imputa. Según confiaron allegados al sospechoso, está tranquilo. Con cada persona que habla le repite lo mismo: qué él no fue el culpable de nada, que simplemente está rodeado de tragedias.
La última novedad que surgió en la investigación de la fiscal Baños ocurrió este martes: el cuerpo de Aylén fue retirado de un nicho en el cementerio municipal de San Nicolás, donde se encontraba sepultado junto a los restos del padre de Grottini y las cenizas de su tío Germán, según confirmaron fuentes del expediente a Infobae. El cadáver de la niña fue trasladado a la morgue de la Asesoría Pericial de la Procuración en San Nicolás, donde se realizó la autopsia poco después.
Un informe posterior de la fiscalía no menciona lesiones: “Nos encontramos con un cuerpo en buen estado de conservación, lo que posibilitó la obtención de las muestras necesarias para la realización de pericias toxicológicas y anatomopatológicas, que serán remitidas a la brevedad al laboratorio pericial de la ciudad de La Plata”.
Los resultados de los estudios a los órganos de Aylén determinarán la mecánica de muerte y si el cadáver tiene algún rastro de psicofármacos, situación que complicaría aún más a Grottini, que semanas atrás había convocado a familiares para llevar flores a la bóveda donde se estaba el cuerpo de la menor.
Aylén, adoptada por el detenido, era hija de una familia numerosa de su barrio que “no podía cuidarla”, según vecinos.
El cuerpo de su hermano Germán sí fue incinerado.
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