En la mañana del sábado, la fiscal María Belén Baños recibió en su despacho un dato clave que esperaba para continuar con la investigación contra Pablo Damián Grottini, chofer de cortejos fúnebres, sospechado de ser el primer asesino serial de la historia criminal argentina reciente. La Justicia cree que mató a su familia -su madre Teresita, su hija adoptiva Aylén, que vivía con un retraso madurativo y a su hermano menor Germán- de la misma forma: envenenándoles el suero en el hospital San Felipe, a donde eran internados tras sentir un fuerte malestar repentino.
Baños, a comienzos de su investigación, recibió confirmación de que la hija adoptiva del hombre, Aylén, muerta en julio de 2021 y velada en la funeraria donde el hombre trabajaba, había sido cremada. La fiscal se dirigió el viernes al cementerio de San Nicolás, donde administrativos le habían dado esa versión. El sábado, llegó el dato contrario, lo que abría una nueva línea de investigación en el caso.
Hoy martes, el cuerpo de Aylén fue retirado de un nicho en el cementerio municipal de San Nicolás donde se encontraba junto al cuerpo del padre de Grottini y las cenizas de su tío Germán, según confirmaron fuentes del expediente a Infobae. Los restos fueron trasladados a la morgue de la Asesoría Pericial de la Procuración en San Nicolás.
El resultado de estudios toxicológicos y una autopsia a los restos determinarán la mecánica de muerte y si el cadáver tiene algún rastro de psicofármacos, situación que complicaría aún más a Grottini, que semanas atrás había convocado a familiares para llevar flores a la bóveda donde se encuentra el cuerpo de la menor, hija de una familia numerosa de su barrio que “no podía cuidarla” según vecinos.
El cuerpo de su hermano Germán sí fue incinerado.
Ahora, Grottini se encuentra encerrado en un calabozo de la Departamental de San Nicolás. Ayer, el hombre decidió ampliar su declaración. Aseguró ser inocente de matar a su familia. Explicó que la supuesta crisis de salud de su madre comenzó el viernes por la noche cuando estaban “en la mesa de su casa”. Afirmó que Teresita, su madre, estaba “con dolor de pecho, muy nerviosa y muy angustiada”. Así, contó que la llevó al hospital San Felipe y que a su madre “le hacen unos chequeos, le colocan una vía y le van a hacer una tomografía”.
Finalmente, culpó a una enfermera: “Hay un problema en el suero y viene una enfermera de pantalón a cuadritos que le dice que se había tapado, entonces esta enfermera retuerce la manguera del suero y le inyecta algo porque aún no se había destapado, que seguidamente dice esta enfermera ‘ahí se destapó’”.
Sobre Aylén, aseguró que fue víctima de una mala praxis. El chofer de ataúdes no respondió preguntas.
Mientras tanto, la fiscal Baños recaba elementos que muestran un sólo patrón, un mismo modus operandi prácticamente idéntico en las muertes, que deriva en un importante indicio de autoría, indicaron fuentes del caso a este medio.
Un grupo de peritos expertos, bajo orden de la fiscal, buscó en su computadora que había sido secuestrada el martes pasado, cuando Grottini fue arrestado. Lo que surgió del análisis no lo ayuda. Según indicaron los investigadores a este medio, en el historial de búsqueda online, anterior a la muerte del hermano, encontraron búsquedas como: “los 10 venenos más letales”, o “como generar un infarto”.
Grottini afirma que él no fue quien realizó las búsquedas. Dice que su casa siempre se encontraba abierta y que pudo haber sido su madre o hasta su hija, pero que él no hizo eso. Asegura que no sabe de lo que están hablando.
Teresita Di Martino, la madre del acusado, cumplía el rol de madre para Aylén, con un profundo apego, según testigos.
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