A mediados de la mañana de hoy lunes, Leonardo Cositorto enfrentará a la fiscal Juliana Companys en su despacho de Villa María, provincia de Córdoba. La fiscal lo acusa de regentear un esquema Ponzi masivo, delitos de estafa y asociación ilícita. Generación Zoe golpeó con su conglomerado de firmas en todo el país: hay denuncias por estafa en Capital Federal, una investigación por lavado de dinero encabezada por el juez Ariel Lijo, otro expediente se tramita en Corrientes.
Sin embargo, fue en Villa María donde Generación Zoe habló más fuerte. Allí instalaron su principal oficina en el interior del país con más de 30 personas supuestamente dedicadas al reclutamiento de ahorristas y a la captación de dinero. El también coach ontológico Claudio Álvarez era el jefe zonal, con su firma AL Coaches, en la que también estaba involucrada su madre Silvia Fermani, su pareja y varios miembros de su familia. Todos terminaron detenidos.
Álvarez era el proselitista número uno: se mostraba con su sonrisa desencajada y su retórica de frases hechas típico del coaching en videos de Youtube de Zoe. “Claudito”, lo llamaba Cositorto en esos encuentros de Zoom. “¡Corazón millonario!”, lo felicitó, en otro video de mediados de 2021 en donde Álvarez alardea su nuevo BMW, que en realidad había comprado usado y con deudas de patente a otro hombre cordobés.
Miguel Ángel Pierri, abogado de Cositorto, aseguraba días atrás a Infobae que buscaría correr al líder de la causa cordobesa, al no haber un vínculo aparente, que Claudio Álvarez básicamente hizo la suya con el logo de Zoe en la marquesina de su oficina. Sin embargo, en otro fuero y en otra jurisdicción, una coincidencia complica a Cositorto con su propia firma.
Desde el 18 al 25 de abril, en menos de una semana, según fuentes judiciales, 20 víctimas se presentaron en la Justicia civil para demandar al coach ontológico por incumplimiento de contrato luego de entregar sumas de miles de dólares al esquema. Los expedientes están esparcidos en al menos cinco juzgados. Muchos, la mayoría, recién se encuentran en el estado de inicio de demanda, sin presentación de prueba. Pero en al menos tres casos se presentó documentación, con un abogado querellante.
Entre otras medidas se pidió, por ejemplo, el embargo preventivo.
Al menos dos víctimas aseguraron haber insertado 18 mil y 7 mil dólares en el esquema respectivamente, con la promoción de “bots” de fin de 2021, la última jugada masiva de Zoe para captar dinero que, según fuentes cercanas a la empresa, habría hecho colapsar la pirámide. Una de las víctimas, la que aportó mayor cantidad de dinero, aseguró en su denuncia que suscribió a un “fideicomiso de apertura” el 28 de diciembre por mil dólares.
“Esta inversión de apertura tenía una promesa del 7.5% mensual por 36 meses. Esta transferencia era la entrada al mundo Zoe. Esta inversión de apertura de 1000 dólares tenia un beneficio de incrementar dicho monto a 2.700 dólares, sumado a la devolución de la inversión inicial”, afirmó.
Luego, “el día 03/02/2022, suscribió un contrato por un BOT de 3.500 dólares con la promesa del 30% por 11 meses, lo que importaría USD 11.550 de intereses ganados y luego la devolución de los 3.500 dólares de capital en Enero del 2023. Este es el BOT Enero 2022 adjuntado”, sigue el documento.
Luego, a mediados de febrero, el hombre fue a buscar su plata. El pasaje que sigue, dada la historia, parece una ironía:
“Visto y considerando las ganancias y la popularidad de Zoe, no había motivo de duda, hasta que, en febrero cuando voy a buscar mis ganancias pactadas, me negaron todo alegando que les habían confiscando las cuentas de las sociedades y el señor Cositorto estaba fugado”.
Las transferencias fueron bancarizadas. Se realizaron a las cuentas de Zoe Empowerment, una de las firmas del grupo dedicada al negocio del coaching, la cual Cositorto comenzó a presidir en abril de 2021 según el Boletín Oficial -con el cargo previamente ejercido por una mujer con domicilio en Caseros que cobraba la Asignación Universal por Hijo- acreditó 380,9 millones de pesos y 808,4 mil dólares entre junio y noviembre de 2021, según confirmó el contador Norman Próspero a Infobae.
El hombre recibió recibos que adjuntó en la causa y que ilustran esta nota: son papeles sin valor o curso legal alguno, con un diseño crudo, de talonario, que emplea la tipografía Comic Sans. También adjuntó contratos con la firma de Cositorto, aparentemente precargada.
Bajo la firma del líder se lee el nombre de Zoe y el de ALC, la firma cordobesa, que no integra según el Boletín Oficial. Hay otros documentos con la misma rúbrica y la sigla de ALC en otra denuncia similar. Es decir, Cositorto le entregó a ahorristas porteños una posible prueba de su involucramiento con la trama de Villa María, una de la que intenta despegarse.
SEGUIR LEYENDO: