Los peritos contaron ocho orificios de bala. La autopsia será la que tenga la última palabra, pero lo cierto es que lo acribillaron a balazos, le pusieron una bolsa de nailon en la cabeza y lo arrojaron a las turbias aguas del río Matanza, a la altura de la localidad bonaerense de Gregorio de Laferrere, en un changuito.
Los investigadores sospechan que pudo tratarse de un ajuste de cuentas vinculado a la comercialización de drogas en la zona, informaron este lunes fuentes judiciales sobre un crimen que se descubrió el domingo por la tarde a la altura del cruce de las calles Santa Catalina y Teuco, en el partido de La Matanza, al Oeste del conurbano.
“Puede ser tema drogas, porque encontraron una tirolesa a 100 metros de donde hallaron el cuerpo y del lado de Ezeiza, como una toldería, donde se usa para vender estupefacientes. En la zona había también vainas de calibre de 9 y .40 milímetros pero puede ser porque también practican tiro en esa zona”, explicaron a Infobae fuentes con acceso al expediente.
La víctima tenía 25 años y se sospecha que llevaba al menos 48 horas muerto, agregaron las fuentes consultadas. El cuerpor fue hallado por un vecino, quien observó un bulto sospechoso flotando en el río Matanza, en esa zona poco transitada, y llamó al 911.
Cuando la Policía Bonaerense llegó a la zona descubrió que el bulto señalado por el vecino era el cadáver de un hombre: estaba sobre un changuito que se usa para las compras. El dato escalofriante es que tenía una bolsa de nailon en la cabeza.
De acuerdo a los primeros peritajes de los médicos forenses, el cuerpo presentaba ocho impactos de bala. Además, recuperaron del cadáver un plomo deformado, que aún no se sabe si es apto para cotejo balístico, pero es una pista.
Lo cierto es que la víctima no llevaba consigo ninguna identificación pero los investigadores sospechaban este lunes de quién podría tratarse luego de que consultaran en las comisarías de la zona por las denuncias por averiguación de paradero más recientes. Al menos, desde el sábado, día que se supone que lo acribillaron a balazos.
En la causa interviene el fiscal Marcos Borghi, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Temática de Homicidios de La Matanza.
Lo cierto es que la zona donde hallaron el cuerpo este domingo es territorio caliente del conurbano bonaerense. Un lugar envuelto en una trama de narcotráfico y marginalidad: la vera del río Matanza que atraviesa tres localidades matanzeras (Laferrere, Virrey del Pino y González Catán), hasta enero pasado había al menos un homicidio por mes o más, motivados por ajustes de cuentas de las guerras entre pequeñas facciones narcos. Dicen que no hay un capo en el territorio, un líder, solo cowboys del paco bonaerense, principalmente de nacionalidad paraguaya, disparándose entre sí.
En noviembre pasado, un grupo de agentes de la Policía Bonaerense se encontraba abocado a la búsqueda de un menor de 12 años que se estaba desaparecido. En medio del rastrillaje, los agentes recibieron el dato de que podía estar a la vera del río Matanza. Una vez allí, se introdujeron entre los matorrales por un sendero para encontrar al chico. En ese momento, escucharon: “La Policía, la Policía, viene la Policía”, y cuatro hombres comenzaron a dispararles mientras corrían en medio de la maraña.
De inmediato, se inició un feroz tiroteo que acabó cuando tres de los hombres escaparon y uno de ellos cayó al suelo herido bala. En ese instante, los policías se acercaron, le quitaron el arma y lo identificaron: Mario Fabián Estigarribia, de nacionalidad paraguaya. Estigarribia tuvo que ser trasladado a un hospital de la zona, pero falleció antes de ingresar al centro médico.
Este es uno ejemplo de tantos. Ese territorio es descripto por los investigadores como un lugar donde la vida vale poco, y los crímenes relacionados con ajustes de cuentas vinculadas a mezquindades entre tranzas abundan.
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