Para distrarse de la tensión de repasar el expediente, de las transcripciones de los testimonios y de presenciar durante horas las tres audiencias semanales del juicio por el crimen de su madre, Nora Dalmasso, Facundo Macarrón aprovecha para leer. Una de sus autoras favoritas es su coterránea Camila Sosa Villada. Su último libro, “Soy una tonta por quererte”, lo fascinó. Ahora empezó las entrevistas a Pedro Lemebel, poeta chileno, editadas por Mansalva. También le gustan Fernado Noy y Samanta Schweblin.
Pero la mayor parte del tiempo de Facundo está puesta en el juicio por jurados contra su padre, el viudo Marcelo Macarrón, y en apoyarse mutuamente con su hermana Valentina, con quien tiene una gran relación. “Mi mamá amaba a mi viejo. Mi papá habla, al día de hoy, de mi mamá como su mujer, porque obviamente no pudo hacer el duelo y porque fue la mujer de toda su vida. Pero en los últimos años se rodearon de gente que les hizo mal. Si mi mamá viviera, estaría muy enojada con todo lo que se dice”, aseguró.
-¿Tenés la esperanza de que se encuentre al asesino?
-En estos momentos no está siendo juzgado. Y espero que no se salga con la suya. Pese a todo, no pierdo las esperanzas.
-¿Crees que parte de la sociedad tiende a pensar que hay algo en tu familia que ocultan?
-Me parece que en el inconsciente colectivo hay una suerte de dificultad de admitir que nosotros, como familia, podemos ser inocentes. Porque admitirlo sería comprender que cualquier mortal es vulnerable, y le puede pasar este tipo de cosas.
-Querés decir que lo que les pasó a ustedes pudo pasarle a cualquiera.
-Lamentablemente, sí. Pero eligen, a veces, vernos a nosotros como monstruos y asesinos, porque la gente no quiere que les pase a ellos todo lo horrible que nos tocó. Entonces, frente al miedo que nos corroe a todos, hace que le sea muy difícil, por egoísmo o por lo que sea, asumir que a otra familia, a sus seres queridos, les pueda pasar la barbaridad que nos pasó y nos sigue pasando a nosotros. Perder una madre de la manera en que la perdimos, y encima ser perseguidos judicial y mediáticamente sin ningún tipo de pruebas; ser destruídos. “Algo raro deben tener”, dicen para que no les pase a ellos también. Es un razonamiento muy del inconsciente pero me parece que va por ese lado.
-El caso tuvo desde un principio un tono político, ¿pensás que eso contaminó la investigación?
-La primera parte de la investigación, a cargo de (el fiscal) Javier Di Santo, estuvo marcada por la impericia. La corrupción caracterizó al segundo fiscal, Daniel Miralles, un hombre totalmente corrupto que, ademá,s encubrió a quien nosotros sospechábamos que tuvo algo que ver con la muerte de mi madre. Y como si todo eso no fuera bastante, el factor político ingresó con el último fiscal, Luis Pizarro, un ex empleado de un tribunal de conducta policial que dirigía su amigo personal Alberto Bertea. Al tiempo del asesinato de mamá, Bertea era una figura, al parecer, importante de una facción del poder político provincial, y desde poco tiempo antes secretario de Seguridad de la provincia. Era parte del proceso, y a raíz de rumores que lo señalaban como amante de mi madre, el abogado Rafael Magnasco, asesor personal y amigo íntimo de Bertea, decidió presentarse ante Di Santo sosteniendo que nada tenía que ver con ella, que ni siquiera la conocía y que ese rumor lo había plantado (el abogado Daniel) Lacase.
-¿Lacase traicionó a tu padre?
-Creo que lo manipuló. Usó el caso para cuestiones políticas. Respecto de Lacase como supuesto vocero de mi viejo, y de un mandato tácito, son cosas que no existieron. Lacase dijo en sus declaraciones judiciales que le estaba ocultando a mi padre los rumores sobre él para preservarlo. Que en el primer tiempo no le decía nada sobre eso a mi viejo. Lacase se manejó como amo y señor y como quiso, no como vocero o intermediario de mi padre. Durante los primeros meses del proceso, mi padre confió en el abogado-amigo, como normalmente confía toda persona en el abogado que elige para que lo ayude en un proceso.
-Durante el proceso hubo varios fiscales y varios móviles.
-Al principio, Di Santo lo imputó a Magnasco y, meses después, quedó totalmente desvinculado del proceso. En ese tiempo en el que estuvo imputado se publicó en los medios que en un hotel de la ciudad de Córdoba habían almorzado el (entonces) fiscal General de Córdoba -jefe de todos los fiscales, entre ellos de Di Santo-, el (ex) ministro de Seguridad y quien era secretario de Seguridad, Bertea. El mismo día en que se conoció la existencia de ese almuerzo, Bertea presentó su renuncia al cargo (en realidad, lo echó el Gobernador de entonces). Bertea y sus amigos Rafael Magnasco y Nicolás Curchod (un empleado judicial que, al igual que Pizarro, habían trabajado bajo las órdenes de Bertea en el Tribunal de conducta policial) siempre sostuvieron que ese rumor que vinculaba a Magnasco con mi madre había sido plantado por Lacase, quien estaba enojado con Bertea por unas acusaciones que le había hecho años antes. Durante años subsistió el odio de Bertea y sus amigos sin posibilidad alguna de revanchas, hasta que se hizo cargo del proceso Luis Pizarro, el ex subordinado de Bertea, devenido en fiscal de instrucción.
-Para vos, ¿la imputación a tu padre se da en el medio entre una guerra de Lacase y Bertea?
-Esta última semana del juicio puso en evidencia que este proceso contra mi padre fue armado con el propósito de venganza contra Lacase, quien lo asesoró como abogado al inicio de la investigación. El fiscal Miralles había imputado a mi viejo como supuesto autor material de la muerte de mi mamá con la delirante hipótesis del avión fantasma. Con esa imputación llegó la causa en poder de Pizarro, ex subordinado de Bertea. Poco tiempo después, la cambió y, con la misma prueba que Miralles, lo acusó de autor intelectual, sosteniendo que mi viejo, en connivencia con personas no individualizadas y teniendo intereses distintos -mi padre, económicos, y sus socios, políticos y/o económicos-, decidieron cometer el crimen contratando una o más personas desconocidas, por precio o por promesa remuneratoria, en tiempo y lugar también desconocidos. Como Pizarro no tenía ninguna prueba para imputar a Lacase por ese hecho fantasioso, creó la acusación para que el juicio permitiera a Bertea, Curchod, y Magnasco, tal como sucedió, hablar pestes de Lacase, utilizando para eso la muletilla de que él era el vocero de mi padre. Y como no pueden tocarlo directamente a Lacase porque no tienen ninguna prueba de que haya participado en la muerte de mi madre, lo arrastran a mi viejo, que nunca participó en política, que no sabe distinguir Peronismo de Radicalismo y que es el más débil en esta pelea entre políticos. Pero para pegarle a Lacase necesitan que mi viejo esté imputado, y sobrellevando la tortura de un juicio.
-Siempre se dijo por lo bajo que tu papá era testaferro del ex gobernador José de la Sota.
-Eso es falso. Mi viejo se rodeó de esta gente, como dije antes, sin saber nada de política. No sé por qué lo hizo. A estos políticos obviamente que esto no les importa, son políticos de vieja guardia, con su prepotencia de siempre. Si cae mi viejo, que está en el medio, un pobre inocente; no pasa nada, es el razonamiento político de esta gente tan oscura, tan sucia y a la que muchos le temen en Río Cuarto. Bertea dice que renuncia el 14 de diciembre voluntariamente, pero como piensa el doctor Marcelo Brito, a Bertea lo renunció el Gobernador al advertir un hecho de gravedad institucional que mencioné sobre el extraño almuerzo del poder. Bertea estaba a cargo de todo lo relacionado con la Policía de la provincia y el sospechado Magnasco era su asesor personal. Esta evidente intromisión del poder político en el Poder Judicial fue censurada y corregida inmediatamente por el entonces Gobernador, buscando preservar la independencia del poder judicial respecto a los poderes políticos del Estado provincial. Y a eso se suma que el juicio permitió conocer la existencia de hechos absolutamente irregulares y hasta delictivos, que hasta ahora la prensa silenció: Magnasco no era ni funcionario ni empleado de la Secretaría ni del Ministerio de Seguridad de la provincia y, sin embargo, tenía un escritorio -o mesa- en oficinas de la Jefatura de Policía, donde tenía Bertea su despacho. Que Magnasco era un asesor privado de Bertea y que, entre sus tareas, estaba la de eventualmente redactar discursos del ministro de Seguridad, y que por esas tareas emitía facturas que les eran abonadas con fondos públicos del estado provincial. Todo lo dijo bajo juramento en el juicio, como si fuera algo regular.
-Magnasco se autodenomina como el primer perejil del caso.
-Si, por haber estado cinco meses imputado injustamente y tildado como amante. Y es verdad que fue muy injusto lo que le pasó, pero él no hacía mas que hablar de estos 15 años de calvario, pero se ve que ese sufrimiento de él y sus seres queridos no constituyó ningún obstáculo para tirarle basura a mi viejo, con la misma irresponsabilidad con la que supuestamente (Daniel) Lacase lo sindicó a él como el asesino. ¿Quiénes son las verdaderas víctimas en este proceso? Nos siguen tratando como victimarios y siguen revictimizando a mi mamá, todo el tiempo.
-¿Sus amigas también?
-Sí. Mas que amigas se autodenominan amigas, que son las primeras que vertieron los rumores de los amantes. Nos revictimizan a constantemente, nos tildan de victimarios y nos colocan en el lugar de ser los asesinos y que ocultamos algo, y demás; y son ellos los que están ocultando un montón de aspectos del proceso. ¿Cómo una persona va a decir que vivió un calvario hace 15 años si sólo 5 meses estuvo imputado? ¿Qué me queda a mí, que durante 6 años cargué con las sospechas públicas de haber abusado y matado a mi mamá? Es monstruoso pensar algo así. Y respecto a eso, me gustaría hacer dos consideraciones, una sobre la causa actual: hay algo que nunca se ha tenido en cuenta durante todo el proceso que es la perspectiva de género. Increíble cómo, hasta el día de hoy, esas mismas personas que nunca aplicaron la perspectiva de género están hablando de que le faltábamos el respeto a mamá. Decir que mi mamá tenía un amante no es acusar a mi mama de que tenía un amante. Pensar así es no tener perspectiva de género. Mi mamá era una persona totalmente libre, una persona que -de tan genuina que era- disfrutaba de su vida como cualquier mujer, entonces lo que le hicieron los medios en un comienzo fue violencia de género simbólica, y luego la Justicia ejerció violencia de género institucional. Y sus propias autodenominadas amigas, que no eran tales, la castigaron por esa libertad. ¿Por qué no podía tener una relación extra matrimonial? ¿Qué pasa si mi papá también la tenía? O sea, cada pareja, en ese sentido, es un mundo; y no por eso se van a separar.
-Valentina y vos tuvieron un cruce de miradas con esas supuestas amigas de tu madre.
-Si. Fue fulminante. ¿Qué tipo de amiga va a inflingirle mayor sufrimientos a los hijos de su amiga a partir de sus dichos? ¿Qué amiga haría lo que hicieron estas amigas respecto de sus hijos? Porque, en definitiva, lo que hacen es perjudicarnos porque lo perjudican a nuestro padre. Y ellas mismas admiten, “ellos están en su derecho, es su papá, ya perdieron una madre, no van a perder a su papá”, y sin embargo lo hacen. Es un delirio pensar algo así. Si mi familia lo apoya es porque creen en él. Si nosotros tuviéramos una mínima duda de papá jamás lo defenderíamos.
-¿Eran amigas o la traicionaron?
-Las dos cosas. Es parte de la hipocresía social de siempre y es parte de esa hipocresía del entorno con el cual salió mi mamá en sus últimos dias. Esas autodenominadas amigas son la primeras que empiezan a desparramar que mi mamá tenía amantes, en plural. Son las más conservadoras, las más hipócritas y las que, inconscientemente, la castigaron por haber sido más libre que ellas. Poly Ruiz, Mari Pelleriti, todas esas que, además de ser íntimas amigas de Rohrer, buscan involucrarlo directamente a mi viejo, en venganza, porque nos animamos siquiera a sospechar de su todopoderoso amigo. Hay que ser lo suficientemente abierto para pensarlo, pero esta gente no lo fue. Fue muy conservadora, lo sigue siendo hasta el día de hoy, y piensa que el sólo hecho de mencionar una sospecha sobre Rohrer, sobre quien decimos que nunca fue investigado; pese a los muchísimos indicios y fundamentos y conversaciones que hemos tenido con verdaderas amigas de mi mamá, a quienes ella sí les contaba sus intimidades; pensamos que puede haber sido.
-¿Cuáles son esas sospechas?
-No puedo decirlas porque fueron presentadas en el proceso judicial y esta persona nos amenaza constantemente con una demanda por calumnias para silenciarnos. Pero haber planteado esa sospecha implica para muchos ensuciar o mancillar el nombre de mi madre. ¿Por qué no puede tener una relación extra matrimonial? ¿Qué problema hay con eso? Veámoslo con perspectiva de género, ¿por qué un hombre sí y una mujer no?
-¿Crees que Rohrer tiene protección judicial y mediática?
-Si. Y de algunos testigos. Y una parte de la prensa. Como el periodista que tiene el perfil de Sherlock Holmes y sale con su chalequito antiguo. El sábado siguiente al que nosotros mencionamos a Rohrer, a quien ya lo veníamos mencionando desde 2007, dice: “Recién ahora se les ocurre mencionarlo”. No señor, usted falta a la verdad al decir eso a millones de televidentes. Insisto: nuestras sospechas sobre Rorher las sostenemos desde hace 15 años y no es verdad que recién ahora lo decimos. Pienso que a ese periodista, que es abogado, le conviene decir eso. Siempre se habló de él. Y esta persona, en su programa de televisión, salió a decir que nosotros estábamos mancillando el nombre de nuestra madre por plantear nuestra sospecha respecto de una relación extra matrimonial. ¿Quién mancilló a quien en realidad? Fue él el que mancilló el nombre de mi madre. Lo hizo durante todos estos años. Y cuando mi hermana y yo tuvimos la obligación de declarar como testigos bajo juramento, diciendo la verdad para no incurrir en el delito de falso testimonio, hablamos de nuestra sospecha, que ya lo habíamos hecho durante la investigación; él organiza un programa para desvincularlo a Rorher. El contenido de ese programa es bueno y necesario analizarlo para tratar de comprender el origen y finalidad del mismo. Quizá fue financiado por alguien, vaya uno a saber.
-¿Por quién?
-Si tuviera pruebas lo diría con nombre y apellido. Pero hablo de un programa con una hora de cobertura, con la presencia del abogado de Rohrer, cuyo único objetivo fue tratar de desvincularlo mediáticamente de toda sospecha y encima revictimizar otra vez a la víctima y a los hijos. Esto de la violencia simbólica la siguen ejerciendo muchos de los medios de comunicación que están en los pasillos, porque no pueden entender la perspectiva de género. Yo nunca dije que vi a Rohrer besarse con mi mamá, en mi declaración de 2007 dije que tenían una relación muy cálida, de amistad y confianza, y que eso me generaba dudas. Margarita, íntima amiga de mi mamá, interpretó que eso era un beso y con ese morbo, los medios salieron a decir que ‘yo la vi besándose’, cuando mi única respuesta fue: vengo desde el 2007 declarando mis sospechas sobre Rohrer, para que lo investiguen. Como suele pasar, pusieron en mi boca palabras que no dije.
-En las primeras audiencias, parecía que se ponía en escena una rivalidad Macarrón-Rohrer. ¿Cómo lo viviste?
-Todos los que han intentado perjudicar a mi padre sin ningún tipo de pruebas, porque no tienen, lo hicieron a partir de opiniones personales y panteos e hipótesis, y son personas cercanas a Rorher. Creo que esto no es casual. Esto sucede porque existe una operatoria de encubrimiento de Rorher a partir de endilgarle una mayor culpa a mi viejo. Mientras más se le tire el bardo a mi viejo, más se lo encubre a Rohrer. De hecho, cuando este empresario se hizo el ADN, se lo hicieron con hisopado y la muestra quedó guardada en un sobre que llegó abierto. Al resto, nos pusieron la sangre en un frasquito, sellado y nos fotografiaron. Creo que hay varios de los testigos que han sido guionados, la mayoría, que no llegan a perjudicar a mi vijeo porque plantean su guión de un modo que se les desarma o caen por su propio peso a la falta de evidencias, pero si existe un direccionaiento de varios testigos comandados por alguien central que representa a los intereses de Rorher, y eso está claro en la causa, se ve todo el tiempo. Lo mismo cuando se dijo que mi viejo había tomado champán días después del crimen, con Lacase y Rohrer. El mismo testigo apuntado lo desmintió.
-¿Alguna vez dudaste de tu padre?
-Nunca. Quiero decir algo: el uso político de la causa viene desde un comienzo. Eso lo hizo Lacase, lo dije en mi testimonio, lo mencionó mi tío Juani Dalmasso, el hermano de mi mamá. Siempre le tuvimos desconfianza a Lacase a tal punto que cuando nos enteramos de que el abogado querellante de mi abuela estaba pasandole información a Rorher, cuyo abogado de acá -de la empresa Delmonte- era Lacase, ahi decidió mi tío terminar la relación con el abogado. En mi declaración indagatoria, ese letrado quería entrar a toda costa para ver cómo era mi declaración y de manera inflitrada pasar la información a Rohrer. Siempre estuvo para eso. El tema es, por qué se quiere afectar a mi viejo con eso y por qué Lacase no está sentado en el banquillo de los acusados. Nadie puede explicar eso. Sólo los políticos que necesitan de mi viejo imputado para sumarse un tanto político contra Lacase, que difícilmente le pase algo por esto. En todo caso, hubieran ido principalmente contra Lacase y, eventualmente, probar alguna participación de mi padre, pero lo que los hechos evidencian es lo que hizo Lacase. Y en esto me gustaría hacer otra reflexión: el uso político de la causa estuvo desde un comienzo. Mi padre sospechó de Lacase a partir del momento en que trajo un listado de todas las personas con las que había estado Rorher el viernes 24 y sábado 25 de noviembre del 2006, y la presentó espontáneamente al fiscal para abonar a la coartada de Rohrer.
-¿Tu padre se lo planteó a Lacase?
-Si. A partir de ahi empezó un distanciamiento entre Lacase y mi viejo porque nosotros ya sospechábamos de la participación que podía tener Rorher. El primer testimonio fue en enero del 2007, o sea, un mes y pico después de que pasó el hecho. Y Lacase, despues del llamado perejilazo, nunca más estuvo con nosotros, y ahí fue el uso político de la causa. Hoy desde la otra facción política se intentó nuevamente usar una causa judicial para atacar a un rival, lo cual te demuestra en gran medida cómo el uso de la política personal es totalmente contrario al bien público, al cual dice servir. El objetivo de la política es el bien público y ellos no solo no buscan el bien público, Lacase, Bertea, Magnasco y todos sus secuaces no sólo no buscan ni buscaron el bien público a traves de esta causa, que es resolver el proceso y saber quién mató a mi mamá, sino que lo siguen usando con fines individuales.
-¿Y qué papel cumple tu padre?
-Mi viejo en todo esto no hace más que ser arrastrado y ser una víctima de las internas políticas que él mismo desconoce y que recién se está enterando ahora. Obviamente, le había llegado el rumor de que Lacase estaba peleado con Bertea, pero de ahí, a ver como Lacase había usado políticamente la causa contra Bertea y cómo ahora Bertea busca hacer lo mismo, sin reparar en ningun tipo de dolor; es otra cosa. A mí me parece que lo que Lacase hizo fue quedar bien con Dios y con el diablo. En el sentido de que, hablando mal y pronto, fue abonar la cortada de un amigo y así desvincularlo de una imputación, como hizo con Rohrer, y al mismo tiempo decirle a su otro amigo, mi viejo, que él se ocupaba el tema, que no se preocupe. Mi viejo es médico, es una persona de bien, un muy buen tipo, como dicen varios testigos, hasta los mismos que lo quisieron afectar, dijeron “es un buen tipo”, porque saben que es un buen tipo, hasta ingenuo, tiene tanta bonimia... Y él dejó que la causa la llevara los primeros días su amigo, pero eso no implica que él le decía a su amigo qué hacer, de hecho nunca hubo un poder, nunca fue nombrado oficialmente. Entonces, ¿por qué pensar que mi padre es una persona poderosa teniendo una casa y dos departamentos en Córdoba, en uno de los cuales viví yo?. ¿Por qué pensar que mi viejo le encomienda a Lacase expresamente que él actúe de esa manera? ¿Por qué no pensar que mi viejo es la víctima en todo esto y no el victimario? Lacase y Rohrer, ellos son los poderosos y por algo no están sentados en el banquillo de los acusados. Mi padre es la parte más débil en todo esto y por eso llegaron a acusarlo.
-¿Te resultó raro que una de las testigo planteara una hipótesis, cuándo en realidad deben decir lo que vieron o escucharon en relación al hecho que se juzga?
-Estuvo guionada esa testigo. Llevó estadísticas de femicidios y es una persona completamente conservadora ¿Qué perspectiva de género puede tener una persona que es abiertamente conservadora, que no admite que el divorcio sea una posibilidad, que habla de mi sexualidad como algo inadmisible, que jamas diría una cosa asi, que yo soy gay? Como si decir que soy gay fuera algo políticamente incorrecto. Una persona conservadora que difícilmente se interese por los femicidios, como dijo interesarse: eso fueron cifras que quizá le debe haber sugerido el abogado que tiene Rohrer. Además, habló de la división de bienes. Dos departamentos y una casa. Y en la división de bienes también nos hubiésemos beneficiados Valentina y yo. Mi padre no es testaferro de nadie y no tiene gran patrimonio. Respecto a la contaminación de la escena del crimen, fue responsabilidad del fiscal Di Santo.
-¿Qué sentiste cuando tu padre contó que si no se suicidó fue por vos y Valentina?
-Mi viejo es un tipo muy fuerte. Yo tuve una revelación: creo que ahí recién entendimos el verdadero sufrimiento de mi viejo, porque él es una persona que, con todo esto, se trató de mantener muy fuerte, incluso en apariencia, por más que el proceso fuera por dentro y que por dentro se fuera a estar carcomiendo cada vez más. Que le mataran a su mujer, que me inculparan a mí, que luego lo inculparan a él y la posibilidad de que nunca se supiera la verdad. Muchos testimonios lo han dicho ahora, que mi viejo es una persona muy introvertida; lo contrario a mi mamá que era muy expresiva y, como decía, se llevaban muy bien con eso. Con Valen dijimos: ‘Todo lo que ha sufrido estos años’. Fue padre y madre al mismo tiempo. Y tener que terminar de criarnos porque mi hermana era muy chica cuando pasó todo esto, tenía 15 años y él se hizo cargo de todo, se responsabilizó de todo y nadie se puso en su lugar, de todo lo que tenía que enfrentar, trabajando, criando hijos, guardias médicas. Pero, sin embargo, por ejemplo el diario El Puntal de Río Cuarto, tiene mucha saña con mi viejo. Si hubiese sido una mala persona, un usurero, un político estafador, alguien que -eventualmente- tiene enemigos, pero no, siempre fue un buen tipo que vivió de su profesión y que tuvo que hacerse cargo de todo. Creo que mi viejo le pasa lo que le pasa por ser tan bueno.
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