En una nueva jornada del juicio por el crimen de Matthew Gibbard, el turista inglés asesinado en diciembre de 2019 en un asalto en la puerta del Hotel Faena de Puerto Madero, llegó el turno de la declaración de la esposa de la víctima. Vía Zoom, Susan Helen Gibbard brindó un relato desgarrador al repasar los hechos: aseguró que la estadía de su familia en Buenos Aires fue “una pesadilla”, le dijo a los 13 imputados que “decidieron ir por la maldad” y leyó una carta en la que escribió cómo su familia atravesó estos 27 meses desde el homicidio. “Cuando hablamos de él en pasado es tan doloroso como pensar en que no lo voy a ver más”, expresó en un fragmento.
Susan dio su testimonio ante el Tribunal Oral en lo Criminal N°17 con la presencia de una traductora. En primer lugar, relató los detalles de la llegada a Argentina, desde el momento en que arribaron en el aeropuerto de Ezeiza y tomaron la combi que los trasladó al hotel. Recordó que al llegar allí, el conductor bajó del vehículo y tanto Matthew como Stefan Zone -su hijo- salieron a buscar las valijas. Cuando ella descendió, y se encontraba en la vereda, sintió que alguien desde atrás intentaba sacarle su bolso.
“Vi que mi esposo corrió y que había gente escondiéndose. Pude ver a Matthew y escuché a Stefan diciendo algo sobre su pierna. Luego, vi humo y cómo mi esposo estaba frente a mí, con sangre en su boca”, rememoró.
Susan, según contó, vio a su marido desvanecerse y que algunas personas del hotel intentaron ayudarlo, tras lo cual fue trasladado en ambulancia al hospital. “Me senté sola en la entrada y pasado un tiempo, el cirujano salió y me informó que Matthew había fallecido”, dijo.
Ante las preguntas de la fiscal María Luz Castany, describió que vio un arma de color plateada y que fueron dos hombres los que los abordaron, y que solo uno de ellos tenía un casco de moto en la cabeza. Con respecto a las heridas que sufrió su hijo, sostuvo que tuvieron que operarlo dos veces y que tardó seis meses en volver a caminar sin ayuda.
Hacia el final de su exposición, la testigo pidió leer una carta en la que detalló cómo su familia atravesó el tiempo transcurrido desde el homicidio.
“El impacto de la muerte de mi esposo tiene ramificaciones totalmente dramáticas para nuestra vida, para nuestros hijos, familia y amigos -comenzó la mujer-. Creí que íbamos a envejecer juntos: sé que la vida es nada para ustedes y que mi marido fue simplemente un objeto pero su vida fue muy importante para muchos de nosotros”.
“Matthew no murió por una enfermedad sino por una acción violenta provocada para conseguir dinero y un reloj”, continuó, y agregó: “Cuando hablamos de él en pasado es tan doloroso como pensar en que no lo voy a ver más”.
“Todos tienen la opción de ser buenos o malos en la vida y todos ustedes decidieron ir por la maldad ese día”, dijo en relación a los imputados por el homicidio y afirmó que “cada persona colaboró” en la muerte de Gibbard. “Nos vieron en el aeropuerto, eligieron seguirnos y cometer este terrible delito. Espero que todos vean que las elecciones en la vida tienen consecuencias: nunca entenderán la pesadilla que hemos vivido”, concluyó.
Luego de su testimonio, se conectó de forma virtual Stefan Joshua Zone (30), hijo de Susan e hijastro de Matthew, quien afirmó que salió del vehículo para bajar las valijas y que, tras escuchar un grito, vio a una persona que intentaba sacarle un bolso a su madre. Relató también que escuchó un disparo que lo hizo correr para ubicarse detrás de un auto y que, luego de eso, vio a una persona apuntándole a su padrastro.
El joven recordó entonces que vio a uno de los hombres apuntándole a Matthew y que se puso a forcejear con el otro, a quien luego soltó debido a los gritos de su madre. De acuerdo a su testimonio, en ese momento gritó para que pararan y sintió “un pinchazo” en su pierna y cayó al suelo.
Zone dijo que pudo “ver el cuerpo de Matthew acostado” y que su madre “estaba llorando y él tosía sangre”, por lo que quería cerrar los ojos para no ver cómo estaba su padrastro.
La fiscalía le preguntó detalles sobre los hombres y el joven dijo que había uno que era muy delgado, y que ese fue el que les disparó tanto a él como a su padrastro, en tanto aseguró haber escuchado varios disparos y que incluso hubo uno antes de que lo hirieran.
Los cuatro venezolanos acusados de haber participado directamente del crimen del empresario Gibbard son Ángel Eduardo “Cachete” Lozano Azuaje, Luis José Lozano León, Aly José Ramos Ladera y Carlos José Manzo Tortolero, quien en el debate reconoció que esa no era su verdadera identidad, dijo que su nombre es Carlos José López Sánchez y aportó otro número de identificación y una fecha de nacimiento distinta.
Por este hecho, la fiscalía los imputa por homicidio agravado criminis causa (es decir, matar para ocultar otro delito y lograr la impunidad), tentativa de homicidio agravado criminis causa y tentativa de robo doblemente agravado por el uso de arma de fuego y por su comisión en lugar poblado en banda, delitos por los que podrían ser condenados a prisión perpetua.
Los otros nueve acusados son Rubén Darío Cañete Lobo, Anailuj Yesenia Aguilar Tovar, Daniel José Reinoza Zambrano, Elvis Javier Escalante Blanco, Christian Rafael Caicedo Lobo, Miguel Ángel Aguirre Cancine, Samuel Francisco Zerpa Menezes, Franco Antonio Rodríguez y Carlos Alberto Martínez Moreno.
A todos ellos, la fiscalía los acusa de integrar, junto a los cuatro imputados por el homicidio, una asociación ilícita que se dedicaba a asaltar a personas que arribaban al país desde el aeropuerto de Ezeiza y les atribuyen haber cometido desde el 12 de noviembre de ese año y hasta un día antes del crimen de Gibbard, otros siete “robos agravados” en hoteles y otros sitios de la Capital Federal.
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