Los investigadores del crimen del financista Carlos Molina (34), asesinado de un tiro en el pecho en noviembre pasado en un departamento del barrio porteño de Almagro, creen que una de las mujeres detenidas por el homicidio y un hombre que está prófugo comandaban una banda criminal que contactaba “arbolitos” y, tras obtener su confianza mediante algunas transacciones, los citaban para robarles sumas millonarias.
Fuentes judiciales informaron a la agencia de noticias Télam que el fiscal Criminal y Correccional N°36, Marcelo Munilla Lacasa, especula con que hubo, al menos, una segunda mujer y otro hombre involucrados en la maniobra.
Justamente, el pasado 16 de marzo se conoció el arresto de dos mujeres: una quedó presa, a la otra (esa segunda que intervino, según la hipótesis del fiscal) el juez Fernando Caunedo, a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 10 le dictó la falta de mérito. También consideró que aún no hay elementos suficientes para llamar a indagatoria al segundo sospechoso.
De acuerdo con la investigación, se estableció que Molina fue asesinado luego de ser citado el pasado 19 de noviembre de 2021 al departamento “C” del piso 10 de un edificio ubicado en la avenida Díaz Vélez al 3.700 para realizar el cambio de 7.500 dólares.
Según consta en el procesamiento dictado por el magistrado Caunedo -al que tuvo acceso la agencia de noticias Télam-, Molina fue citado en tres oportunidades por una mujer que se identificó como “Camila”, con quien realizó dos operaciones de compra venta de 1.200 y 3.000 dólares, y quien días después le solicitó efectuar una tercera de 15 mil.
“El damnificado, ese mismo día (el del crimen), le dijo que esa cantidad de dinero era muy grande y que prefería repartirlo en dos partes de 7.500 dólares”, indicaron los investigadores.
De acuerdo a la causa, la responsable de contactar al financista fue Julieta Lacivitta (30) -quien se hacía llamar “Camila”- y el actualmente prófugo, apodado “Cala” o “Calabaza”, pareja de la mujer que inicialmente fue detenida, quedó bajo arresto domiciliario y, finalmente, fue liberada por falta de mérito por el magistrado.
Para el fiscal, también pudo estar implicado un joven, hijo del dueño del departamento donde ocurrió el homicidio. Ese sospechoso, tras el crimen de Molina, se presentó espontáneamente y dijo haberle dado las llaves del inmueble a un tal “Mariano”, allegado a Lacivitta, a quien dijo conocer por un trabajo de electricidad que realizó en su casa. Si bien para la fiscalía esa versión no resulta sólida, para el juez no sirve como única prueba para llamarlo a indagatoria.
Una fuente con acceso a la causa dijo a la agencia de noticias Télam que una de las principales hipótesis es que estas cuatro personas conformarían una organización delictiva dedicada a asaltar a los denominados “arbolitos”, aprovechando que se ven imposibilitados de denunciar los robos por realizar una actividad ilegal.
Sobre el modus operandi de la banda, un vocero de la investigación explicó que “primero los contactaban para realizar operaciones chicas de compra venta de dólares. A partir de allí, generaban confianza y les pedían cambiar sumas más grandes, momento en que les robaban”.
La misma fuente aseguró que varias personas que se dedican a esa actividad de cambio de divisas en la zona del microcentro porteño fueron citadas y asaltadas en el departamento de la avenida Díaz Vélez, aunque no realizaron la denuncia policial.
Por el momento, por el homicidio de Molina se encuentra procesada con prisión preventiva Lacivitta, quien está alojada en el Complejo Penitenciario de Mujeres de Ezeiza; mientras que se emitió un pedido de detención de “Calabaza”, sindicado como miembro de la hinchada del Club Atlético Atlanta, del barrio porteño de Villa Crespo.
El abogado Darío Liurgo, quien representa en la querella a la familia del financista, dijo que presentó la apelación a la falta de mérito de mujer del prófugo, que está en trámite.
Para el fiscal, Molina fue citado a las 18 del 19 de noviembre de 2021 por Lacivitta al departamento de Díaz Vélez y al ingresar “fue sorprendido por alguno de los imputados -posiblemente ‘Calabaza´, por una cuestión de fuerza física-, quien lo golpeó y le disparó en el tórax con una pistola del calibre 9 milímetros”, para luego darse a la fuga “dejando en el lugar treinta y cuatro mil quinientos pesos, cien dólares y todas las pertenencias” de la víctima.
Los investigadores establecieron mediante el cruce de las antenas de los celulares de los sospechosos, que la línea telefónica con la que era contactado Molina se prendía en inmediaciones del domicilio que comparten “Calabaza” y su pareja, en el barrio de Caballito.
Asimismo, también determinaron que cada vez que el financista era contactado, la señal del teléfono celular impactaba en la antena cercana a la sede del club Atlanta, donde se cree que se reunía la banda.
“Si bien los audios eran enviados por Lacivitta, haciéndose pasar por ‘Camila’, se cree que las conversaciones de WhatsApp escritas fueron efectuadas por la otra mujer o por ‘Calabaza,’ y que cuando se juntaban, hacían que Lacivitta envíe mensajes de audio”, explicaron fuentes con acceso a la causa.
Además, en la causa se aportó un video registrado en las cámaras de seguridad de la zona en el que se ve el paso de un Peugeot 208 color blanco, propiedad de esa pareja sospechosa.
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