El miércoles 9 de marzo por la mañana, Jhunior, un joven de 24 años oriundo de Bolivia, hijo de una familia numerosa, se presentó en la División Policial de Investigaciones de Puerto Madryn, provincia de Chubut, para contar el engaño de que había sido objeto. Lo que relató a la Policía parece un eco del caso del israelí Simon Leviev, el “Estafador de Tinder” retratado en una reciente serie de Netflix, pero mucho más deslucida, de acá.
Denunció haber sido desvalijado, no en su casa, no en su auto, sino en su corazón. Jhunior no tiene un trabajo en blanco hace dos años según sus registros, cobra un seguro por desempleo de acuerdo a sus datos previsionales y es vecino del Barrio Pujol II de Puerto Madryn, un asentamiento marcado por hechos de violencia como femicidios con víctimas adolescentes, autos incendiados, crímenes de venganza por cosas triviales. En el barrio, por ejemplo, un hombre apuñaló a su hermana en 2016 por una pata de pollo en un asado. Sin embargo, el bolsillo de Jhunior decía otra cosa.
En su denuncia ante las autoridades chubutenses, advertido de la pena por mentir y reportar un delito que no existe, el joven aseguró que mantuvo una relación virtual con una mujer durante tres años. Afirmó que la mujer le quitó $4,5 millones de pesos que le giró por transferencias bancarias, Western Union y otros medios de pago.
Jhunior dio un nombre para esta mujer misteriosa: “Leila”. No tardaron en identificarla. Su nombre es Leila Micaela Ríos, de 27 años, con domicilio en la ciudad de Santa Fe. Los investigadores descubrieron que Leila es policía, empleada del Ministerio de Seguridad de Santa Fe desde 2015 hasta fines de 2021, con rango de suboficial, en pareja con un narco pesado.
Leila no fue muy inteligente: además de darle su nombre a su víctima -un nombre poco frecuente en el Registro Nacional de las Personas- las líneas desde donde realizó las extorsiones estaban a su nombre y de quien sería su actual pareja, o al menos una persona vinculada a ella, David Daniel Delgado, ex beneficiario de un plan social para acceder a una garrafa. Ayer viernes por la tarde, la DPI de Puerto Madryn de la Policía de Chubut y la delegación Centro Norte la allanaron en su casa de Santa Fe capital. No la encontraron, se cree que se habría fugado poco antes. Secuestraron tres teléfonos en el lugar, que podrán ser peritados. El dato sorprende: Leila -que en sus redes posaba como madre de familia y vendía tortas de cumpleaños- estaba bajo arresto domiciliario, según confirmaron a este medio fuentes del expediente.
De acuerdo al sitio Aire de Santa Fe, está involucrada una causa por usurpaciones donde se descubrió una importante cantidad de marihuana en el barrio San José de la Capital. Su pareja, al menos en ese entonces, era un conocido traficante local, Juan Pedro “Pato” Calderón.
Su teléfono fue intervenido. En una de las escuchas, Leila y Calderón hablaron de atacar el domicilio de una de las fiscales del caso. “Me dan ganas de ir a reventarle la casa a la fiscal”, dijo Leila a Calderón. En junio de 2021 le revocaron la prisión domiciliaria. La estafa a Jhonny ya estaba en curso para ese entonces.
La joven repostera no fue inteligente al dejar sus dedos en el teléfono, pero ciertamente fue hábil: la historia que supuestamente elaboró para enlazar a Jhonny a lo largo de tres años es una fantasía del más alto orden.
“La conocí a través de una página de citas”, presuntamente Tinder, recordó la víctima. “Comenzamos a comunicarnos por medio de esta página y con el transcurrir de los días cambiamos teléfonos para comunicarnos por WhatsApp”, dice la transcripción a la que accedió Infobae. “Ella me comenta cosas de su vida, su profesión, familia, hijos y sus separaciones recientes”, continúa. Un mes más tarde, la mujer le dijo “que fue abandonada por dos maridos y tenía tres hijos que mantener”.
Así, Jhunior accedió a ayudarla. Le envió dinero, cada vez más. “Sentía que el vínculo era cercano a pesar de ser virtual”. No solo la ayudaba a cubrir el alquiler. También “Leila” le dijo que tenía “una situación judicial” con “ciertos bienes” embargados y que necesitaba plata para recuperarlos. Luego, se puso peor. “Leila” le aseguró que había pedido dinero a un prestamista y que no tenía cómo pagarle, que su vida corría peligro: su casa había sido atacada a tiros. Jhunior accedió.
En el día de la supuesta balacera, dijo Jhunior, “Leila” fue a operarse los pechos. Luego, la supuesta mujer le pidió más plata. El joven se negó. Después, todo se puso un poco más extremo.
A fines de enero de este año, comenzó a recibir mensajes de una extraña que lo agregó a Facebook, una mujer llamada “Yamila” que se mostraba en fotos en poses sugerentes, imágenes que podrían ser robadas. “Necesito me pagues”, le posteó en su muro: “Necesito la plata”. Ante la Policía de Chubut, Jhunior aseguró que era la prestamista con la que “Leila” supuestamente se había endeudado. Efectivamente, le pagó.
Ofendido, terminó por bloquear a “Leila”.
Tres días antes de presentarse a denunciar, otro supuesto prestamista al que Leila le debía le reclamó a Jhunior otros 150 mil pesos, con varias amenazas por audio. El hombre, esta vez, no accedió y fue a la Policía.
Aseguró tener pruebas. Aportó el último número con el que “Leila” lo contactó, con una característica de Santa Fe y efectivamente activo con una cuenta de WhatsApp, sin foto de perfil. Dijo tener comprobantes de transferencias.
La línea de “Yamila”, descubrieron los investigadores, también estaba a nombre de Leila. El hombre en el teléfono, se sospecha, podría ser el narco Delgado, su novio.
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