A Laura -un nombre ficticio para preservar su identidad- todavía le duele el cuerpo, tiene la necesidad de bañarse permanentemente y siente pánico de salir a la calle. Tiene 22 años, es hipoacúsica. El sábado pasado le confirmaron que quedaba como empleada efectiva de una panadería ubicada en San Fernando. “Desbordaba de alegría”, recordó su mamá. Al día siguiente todo cambió. Poco después de las 16, cuando atendía sola el comercio, un hombre ingresó armado para robar el lugar.
Luego, la golpeo, la encerró en el baño, la ató con su cinturón y la violó. Luego, el delincuente huyó en colectivo. Se lo tomó a pocos metros.
Todo quedó registrado en las cámaras de seguridad del local, a las que accedió Infobae. El audio de ese video es desgarrador y se convirtió en una prueba clave para la Justicia que todavía intenta identificar al delincuente.
“Es muy llamativa la tranquilidad y la impunidad con que el hombre ingresó a las cuatro de la tarde a cometer semejante aberración. Es una panadería que queda sobre la avenida Avellaneda al 3000, a metros del ramal Tigre de la Panamericana. Podría haber entrado cualquiera en ese momento. Es una zona muy concurrida”, dice una fuente de la investigación.
Luego de abusar de Laura, un nombre ficticio generado para proteger a la víctima, el ladrón se llevó su celular y se escapó con una tranquilidad pasmosa. Según pudo reconstruir el fiscal Sergio Szyldergemejn, el hombre salió caminando, cruzó la avenida y se sentó a esperar el colectivo en la parada que queda en frente a la panadería. En ese momento la víctima corrió, cruzó para pedir auxilio y cuando vió de nuevo a su abusador, se desmayó.
Finalmente, el acusado se tomó el colectivo 203 y desapareció. A casi 4 días del hecho, la Justicia todavía no pudo identificarlo. Sin embargo, la policía cuenta con una imagen sumamente nítida de la cara del acusado extraída de la cámara de seguridad de la panadería. “A pesar de que está con barbijo se puede ver bien su rostro y estamos usando eso para buscarlo”, aseguran de la DDI local.
La víctima realizó dos declaraciones. La primera al hacer la denuncia y la segunda ante el fiscal.
Su testimonio dice:
“Yo estaba trabajando desde hacía un tiempo en la panadería hasta que me efectivizaron. Eso fue el sábado. El domingo me tocaba trabajar a la mañana pero me pidieron que cubra el turno de la tarde y me quedé. Para mi es difícil encontrar trabajo porque soy hipoacúsica. Por eso estaba tan feliz”, comenzó su relato.
Con respecto al momento del robo, contó que estaba sola atendiendo, cuando ingresó el ladrón: “Me dice que tengo 20 segundos para darle todo. Yo no entendía bien lo que me decía porque tenía el barbijo y no podía verle los labios. La dueña había pasado al mediodía a retirar el dinero y casi no había. Me pedía la plata grande pero no tenía”.
La mujer contó, además, que algún tiempo antes ya había sido abusada sexualmente por un hombre que actualmente está detenido. “Esta es la segunda vez, por eso está tan mal. No se anima a hacer nada sola. Esta destruida”, cuenta Vanesa, la madre de la víctima, en dialogo con este medio.
Laura continuó su relató frente a los policías de la Comisaría de la Mujer: “Como no tenía plata me pide que le de mi celular y que se lo desbloquee. Lo hice y después de eso me empujo muy fuerte y me empezó a pegar. Me dio culatazos, porque estaba armado. Me dio entre 2 y 3 piñas en la zona que está entre la oreja y la mandíbula”.
“Después me apunta con el arma y me lleva al baño. Me arranca el cinturón que yo tenía y me ata con eso”. El relato termina abruptamente. Laura no quiso especificar sobre el abuso sexual ante los oficiales. Sólo agregó que al salir fue a pedir ayuda y al cruzar la avenida “lo veo que está en la parada, me mira y ahí me desmayó. No llegué a decirles casi nada a los de la panchería”.
“Ella no se anima a contar los detalles porque no quiso pasar por lo traumático que es hacerse los hisopados y demás. Además tiene miedo porque el hombre le dijo, antes de irse, que si decía algo iba a volver”, explica la madre.
Mientras tanto, la justicia intenta dar con el atacante. Por ahora no pudieron ni siquiera identificarlo. Los investigadores están tratando de ubicarlo por la SUBE que utilizó al momento de subirse al colectivo para escapar. “La unidad no cuenta con cámara por lo que eso dificulta la situación”, explican de la Bonaerense. También se analizaron cámaras municipales en el COT de Tigre para ver donde se había bajado, pero no se lo pudo divisar.
Para reclamar justicia, vecinos y amigos de la víctima convocaron a una marcha para el viernes a las 18 en la puerta de la panadería. El lema de la convocatoria fue extraído de una de las frases que utilizó la víctima al contar el hecho: “Queremos salir a la calle tranquilas”.
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