Un fuerte despliegue de fuerzas provinciales y federales se llevó adelante en la madrugada de este miércoles en Rosario contra la banda narco Los Funes.
Hoy, sus delitos van más allá del negocio de la droga. Tal como Los Monos, la banda insignia del poder narco en Rosario, el clan liderado por Alan Funes, de apenas 23 años, preso desde los 18, ahora es acusado de extorsiones con víctimas que incluyen un ex alto directivo de la Bolsa de Comercio y balaceras relacionadas a disputas narco. El joven capo tiene un prontuario duro: ya fue condenado por dos homicidios, dos tentativas de asesinato, balaceras y como jefe de la estructura dedicada a la venta de droga.
Los procedimientos ordenados por los fiscales Valeria Haurigot y Gastón Ávila se hicieron en el centro, en la zona sur y en el norte de la ciudad. Cinco personas fueron detenidas y se secuestraron droga, pesos, dólares y armas de fuego. Además, se requisaron nueve celdas de cárceles de jurisdicción provincial y federal, entre ellas, la de Ezeiza, donde se encuentra el líder de la organización.
La prueba para dar inicio a esta nueva serie de redadas vino directamente del clan, con una incautación altamente comprometedora: un teléfono reveló la estructura del clan. Cómo y por qué se encontró este teléfono es algo perturbador, pura oscuridad rosarina.
El fiscal de Homicidios Dolosos Gastón Ávila investiga el brutal crimen de Mariel Lezcano, una joven de 21 años, ejecutada a tiros dentro de su casa el 13 de octubre del año pasado en Ayacucho al 4300, en barrio Tablada, derivó en una investigación más voluminosa. A una de las personas aprehendidas por ese asesinato, hermana de Alan y Lautaro Funes –líderes de la banda narco–, se le secuestró el celular. Del contenido de ese aparato se logró detectar una gran cantidad de evidencia sobre los actuales miembros y sus distintos roles en la presunta estructura criminal.
El crimen en cuestión fue el de Mariel Lezcano, una joven que fue ejecutada a tiros dentro de su casa. En ese expediente, el fiscal Ávila imputó a tres personas. Entre ellas, a Alan Funes, a quien le atribuyó haber pagado la suma de 30 mil pesos por la ejecución del homicidio.
Con el teléfono de la hermana de Alan detenida, la Fiscalía pudo avanzar con otros delitos perpetrados por la supuesta asociación ilícita, como balaceras y extorsiones, que en los últimos años en la ciudad crecieron de forma alarmante y provocaron cierres de comercios por no querer pagar las sumas exigidas de forma mafiosa: con tiros.
Alan Funes tiene una novia, Jorgelina Selerpe, “La Chipi”. Está presa y fue allanada en su celda del penal de mujeres de Ezeiza. Lorena O., su tía, también fue detenida y sería parte de la banda. Quedó involucrada en una extorsión a un ex alto directivo de la Bolsa de Comercio de Rosario ocurrida el 1 de diciembre pasado. El hombre comenzó a recibir mensajes a su teléfono celular en el que le exigían plata y le daban datos de su rutina personal.
La investigación descubrió que Lorena era su empleada doméstica y es quien habría filtrado información privada a la banda.
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