Maximiliano Batista, alias “Max”, el número 2 de Generación Zoe, socio junto al líder prófugo Leonardo Cositorto en varias de las firmas que componen el conglomerado acusado de llevar adelante un masivo esquema Ponzi, llegó hoy a la mañana al aeropuerto de Ezeiza para entregarse a la Justicia. Llegó en un vuelo de Air France proveniente del aeropuerto Charles de Gaulle en París que aterrizó a las 9:02 de la mañana. Fue detenido de inmediato al pisar suelo argentino.
En tierra, lo esperaba una brigada de cinco detectives de Interpol de la Policía Federal. Batista había pasado más de un mes prófugo, buscado por la fiscal Juliana Companys con un pedido de captura internacional, acusado de estafa y asociación ilícita, con más de diez víctimas que se presentaron en Villa María, provincia de Córdoba para denunciar al grupo. Se había convertido en un sospechoso escurridizo. Datos de inteligencia policial lo ubicaban en Amsterdam, versiones de su entorno lo marcaban en Barcelona. Cómo abordó el vuelo es todavía un misterio, incluso para sus abogados.
También lo esperaba Facundo Díaz Anzorena, uno de sus abogados, que integra el estudio de Miguel Ángel Pierri, que también representa a Cositorto. Pierri, por su parte, según confirmó el abogado mismo a Infobae, se aprestaba a viajar a Córdoba desde Aeroparque donde espera estar presente en la indagatoria de Batista para asistirlo junto al doctor Guillermo Dragotto, histórico miembro de su estudio. Pierri había anunciado la semana pasada en una entrevista con Infobae que Batista vendría hoy lunes al país.
Poco antes de las 10 de la mañana, fuentes del caso confirmaban a Infobae que Batista ya estaba en custodia de la Policía Federal.
Pierri sostiene que el coach ontológico decidió regresar al país a fines de la semana pasada y que la situación de salud de la madre de Batista aceleró su venida a la Argentina, pero lo cierto es que la presión iba en aumento. La semana pasada, la Policía Federal allanó en Belgrano a la hija de Batista: le secuestraron un Mercedes Benz y una decena de teléfonos y computadoras, además de dólares y pesos. Pierri niega que la joven, que posteaba años atrás en sus redes videos de viejos esquemas de Cositorto, tenga relación alguna con el entramado.
Mientras tanto, las autoridades locales sospechan que Cositorto estaría en Colombia, o en algún punto de Centroamérica. El líder, al contrario de su segundo al mando, todavía resiste con videos filmados bajo sombrillas playeras donde llama a sus seguidores a sostener a línea con nuevos proyectos de recaudación para capturar a nuevos ahorristas y demorar acreedores con promesas.
Otro prófugo de alto perfil del caso es Héctor Luis Yrimia, ex juez y fiscal federal devenido en empresario, que se denominaba a sí mismo el “director jurídico de Generación Zoe” con videos en donde realizaba un fuerte proselitismo por el grupo. La semana pasada, la PFA allanó el estudio de Yrimia. Su padre, un hombre de 95 años, fue arrestado por la supuesta tenencia ilegítima de un arma, un arresto sin relación con el caso Zoe. Por lo pronto, investigadores sostienen que Yrimia no está en el país. Habría abandonado la Argentina a fines de 2021, con rumbo a un país limítrofe, una posible escala hacia un destino más lejano.
La causa en Córdoba ya tiene más de una decena de detenidos, incluidos Claudio Álvarez y Silvia Fermani, los jefes de Generación Zoe en Córdoba.
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